Las ediciones que he manejado han sido:
Aldous Huxley:
“Point Counter Point” (1928) Vintage
Classics, Random House 2004
- En español: “Contrapunto”
Friedrich
Nietzsche:
„Die Geburt der Tragödie“ (1872)
Bertrand Russell: “The Prospects of Industrial Civilization” (1923) Ed. Routledge Classics. This edition first
published in 1959 by George Allen &Unwin Ltd. First published in the
Routledge Classics in 2010 by Routledge. First Indian Reprint, 2010.
Otras obras que aparecen:
“Las penas del joven Werther”,
(1774, Goethe.
“Fausto” Parte I (1808) y II (póstuma, 1832), Goethe.
“Las afinidades electivas”
(1809), Goethe.
“El mundo de ayer”
(“Die Welt von Gestern.” 1939-1941), Stephan Zweig.
“Sobre la Utilidad y Perjuicio de la Historia para
la vida” (1873) Nietzsche.
“La sonata a Kreutzer” (1889),
Tolstoi
“La era del vacío”
(1983) Gilles Lipovetsky
“La vida de Galileo”
(1939), Brecht.
**********************************
En 1774, Goethe
había publicado “Las Penas del Joven
Werther” y alrededor de 1808 apareció la primera parte de “Fausto” que
vería una edición revisada en 1828. La figura del escritor alemán resulta de
vital importancia para entender los conflictos entre Ilustración y Romanticismo
tanto como el fracaso de cada uno de estos movimientos. Si en “Las penas del
Joven Werther”, Goethe critica las poses melancólicas y autodestructivas a las
que el exceso de sentimentalismo arrastra*, en “Fausto” denunciará la insatisfacción a la que un conocimiento
encerrado en sí mismo conduce. Nietzsche
continuará en esta línea. La división que traza en su ensayo “El nacimiento de la Tragedia” (1872)
entre mundo racional o apolíneo y mundo emocional o dionisiaco puede considerarse
paralela a aquella entre Ilustración y Romanticismo.
Huxley recoge la antorcha de Nietzsche y la mantiene
encendida en su recorrido a lo largo del mundo y de la vida. La gran
preocupación que subyace en el pensamiento del escritor inglés, como antes en
el del ensayista alemán, es la
deshumanización del ser humano. Ambos critican los excesos ilustrados tanto
como los desvaríos románticos. Si la sobredosis racional viene provocada por el
abuso de la técnica, las aberraciones románticas surgen de la desproporción de
los sentimientos tanto amorosos como religiosos.
En su opinión que el ascetismo y la promiscuidad no
son conductas antagónicas porque ambas expresan los mismo: un profundo odio a sí
mismo. Igual que la religión y la Ciencia.
Huxley afirma que la religión nos convierte en
bárbaros del alma y de los sentimientos porque únicamente se preocupa del alma, del futuro y
de la resignación, sin ofrecer nada al presente ni al cuerpo. Por eso el
ascetismo no representa ninguna solución.
La ciencia, por su parte, tampco consigue sacar al
hombre del estado de miseria en el que se encuentra. A su juicio, la ciencia
nos hace bárbaros del intelecto.Según Huxley si el Cristianismo había despojado
al individuo de la mitad de su ser, la ciencia intenta despojarlo de la mitad
de lo que el cristianismo le había dejado.
El autor inglés se niega férreamente a vivir con
tres cuartas partes muertas y prefiere ser un individuo completamente vivo.
(“Point Counter Point” Pg. 138) She’s a barbarian of
the soul, he went on. All soul and future, no present, no past, no body, no
intellect. Only the soul and the future and in the meantime resignation. Could
anything be more barbarous?
(“Point Counter Point” Pg. 156) You hate yourselves,
you hate life. Your only alternatives are promiscuity or ascetism. Two forms of
death.
(“Point Counter
Point” Pg.155) The Christians, who weren’t sane, told
people that they’d got to throw half of themselves in the waste-paper basket.
And now the scientists and business men come and tell us that we must throw
away half of what the Christians left us. But I don’t want to be three-quarters
dead. I prefer to be alive, entirely alive. It’s time was a revolt in favour of
life and wholeness.
La cuestión reside pues en saber qué se entiende por
“enteramente vivo”. La respuesta de todos ellos, desde Nietzsche a Huxley
incluyendo a Virginia Woolf y Oscar Wilde, será que la fuerza individual
creadora y su expresión: el Arte sincero, el Arte como expresión del alma y no
sólo de la mente, el Arte como forma de diálogo entre los dos elementos que
dirigen la acción humana, esto es, la inspiración (sentimiento) y la técnica
(razón), es el único medio de que dispone el individuo a fin de seguir
llamándose humano y libre. Analicemos por tanto, los problemas que generan el
exceso de la Razón y el exceso del Sentimiento.
El encierrro de
la Razón en sí misma.
Ni Goethe ni Nietzsche ni Huxley son ajenos a los
problemas que crea en el individuo, primero y en la sociedad, después, una
Razón centrada exclusivamente en sí misma.
Todos coinciden en señalar que el exceso de intelectualismo impide el
pleno desarrollo del ser humano. Y esto por dos motivos: Por un lado, porque el
sentimiento forma parte de su naturaleza.
(“Point Counter Point”
Pg.19) He felt ashamed of these emotions
as he remembered them. But that was how he had felt, how he still felt. ‘One
should be loyal to one’s instincts.No, not to all, no to the bad ones.’
Por otro, porque la actividad del hombre no ha de
ser simplemente teórica sino también de carácter práctico.
(“Point Counter Point” Pg.145) ‘I could never go back
to being a perfect lady.’ She used to say. ‘It would bore me to death. Goodness
knows, housework and managing and looking after the children can be boring and
exasperating enough. But being quite out of touch with all the ordinary facts
of existence, living in a different planet from the world of daily, physical
reality – that’s much worse.’
Rampion was of the same
opinion. He refused to make art and thought excuses for living a life of
abstraction. In the intervals of painting and writing he helped Mary with the
housework.
Sin embargo, la mayoría de la élite culta de su
tiempo prefiere mantenerse en un intelectualismo inmovilista e improductivo. Si
Huxley centra su crítica en la ineficacia de las Humanidades, Nietzsche
dirigirá su ataque a las Ciencias, especialmente al empeño de éstas por
entrometerse en todos y cada uno de los aspectos que constituyen la realidad. Así,
Nietzsche afirma que es imposible florecer porque la ciencia empieza a dominar
la vida. A su modo de ver, es la investigación que se dedica a ser Ciencia de la Historia, la que origina
la escisión entre la Historia y la Vida. Dicha ruptura implica la aparición
amenazante de la frase “Fiat veritas
pereat vita” (“Hágase la verdad, perezca la vida”).
Huxley por su parte se quejará a través de su
personaje Lord Edward del tiempo que ha perdido en su época de estudiante en
Eton traduciendo versos en latín. El autor inglés está convencido de que leer
para pasar el rato en un día en el que sólo hay ratos que pasar tiene el mismo
valor que matar faisanes. Tal vez no constituya una actividad tan violenta como
ésta, pero desde luego, sí tan inservible.
(“Point Counter Point” Pg.36)
He preferred to sit at home and read (…). The best that could be said of it was
that it kept his mind from brooding and killed time. But what was the good of
that? Killing time with a book was not intrinsically much better than killing
pheasants and time with a gun. He might go on reading like this for the rest of
his days, but it would never help him to achieve anything.
Lo cierto es que a medida
que la sociedad concentra sus esfuerzos en la adquisición de conocimientos,
crecen la insatisfacción y la frustración faustiana a las cuales se unen otros
factores negativos, como la infantilización del individuo y la pérdida de sus
instintos.
(“Point Counter Point” Pg.
25) At forty Lord Edward was in all but
intellect a kind of child. In the laboratory, at his desk, he was as old as
science itself. But his feelings, his intuitions, his instincts were those of a
little boy. Unexercised, the greater part of his spiritual being had never
developed.
Ello le incapacita para
moverse en la vida real. De alguna manera está “condenado” a pasar el resto de
sus días en un laboratorio, por ser éste su único hábitat. Nietzsche y Huxley están de acuerdo en afirmar que el
individuo se ha preocupado tanto de desarrollar sus facultades intelectuales
que su parte emotiva ha quedado atrofiada por la falta de uso. El ser humano
ya no puede considerarse, por tanto, un ser completo. El individuo es sólo
‘casi humano’. Lo único que le diferencia de los chimpancés, asegura Huxley, es
que mientras éstos actúan obedeciendo fundamentalmente a sus instintos, el
sujeto sigue las directrices que su intelecto le dicta. Phil, en
“Contrapunto” será uno de los representantes de este tipo de personas.
(“Point Counter Point” Pg.100)
Once, when he had been telling her about Koehler’s book on the apes, ‘You’re
like a monkey on the superman side of humanity,’ she said. ‘Almost human, like
those poor chimpanzees. The only difference is that they’re trying to think up with their feelings and instincts, and you’re trying to feel down with your
intellect. Almost human. Trembling on the verge, my poor Phil.’
Huxley (al igual que Nietzsche) es consciente de que
al fin y al cabo vivir resulta mucho más difícil que el estudio del sánscrito,
de la química o de la economía. En realidad, la vida intelectual es un juego de
niños. Por eso según él, los intelectuales alargan la fase infantil, luego se
convierten en imbéciles hasta transformarse, como demuestra la vida política a
lo largo de los tiempos, en homicidas lunáticos y bestias salvajes. Las
funciones reprimidas lejos de morir se deterioran y conducen al primitivismo.
La gente se lanza a los libros y a las universidades para ocultar su
incapacidad de llegar a ser artistas de la vida. Algunos prefieren refugiar su
ineptitud en el alcohol y en la fornicación. En este sentido hay que ser justos
y reconocer que, ciertamente, los libros
suponen un mejor método para ahogar las penas: no provocan resaca y tampoco
conllevan el sentimiento de tristeza del post coitum.
(“Point Counter Point” Pg. 418)
Living’s much more difficult than
Sanskrit or chemistry or economics. The intellectual life is child’s play;
which is why intellectuals tend to become children –and then imbeciles and
finally, as the political and industrial history of the last few centuries
clearly demonstrates homicidal lunatics and wild beasts. The repressed
functions don’t die; they deteriorate, they fester, they revert to
primitiveness. But meanwhile it’s much easier to be an intellectual child or
lunatic or beast than a harmonious adult man. The rush to books and
universities is like the rush to the public-house. People want to drown their
realization of the difficulties of living properly in this grotesque
contemporary world, they want to forget their own deplorable inefficiency as artists
in life. Some drown their sorrows in alcohol, but still more drown them in
books and artistic dilettantism; some try to forget themselves in fornication
dancing, movies, listening-in, others in lectures and scientific hobbies. The
books and lectures are better sorrow-drowners than drink and fornication; they
leave no headache, none of that despairing post
coitum triste feeling.’
La Razón sale de
sí misma
Goethe dedicó su obra magistral “Fausto” a expresar
las dificultades que entrañaba para el ser humano el dedicarse sólo y
exclusivamente al desarrollo de la razón. Sin embargo, la solución que elige su
protagonista no es la más adecuada. Su promiscuidad simbolizaba la caída en el
mundo dionisiaco de Nietzsche y, a decir de Huxley, en el odio a sí mismo. Si
el hombre no es sólo razón, tampoco es sólo carne. El error de Fausto descansa en su incapacidad para construir su vida
siguiendo el antiguo axioma griego de “todo según medida”. La medida viene
dada, como muestra Goethe en la segunda parte de su Fausto, por el trabajo. La
palabra “trabajo” es de vital importancia.
Trabajo significa actuar para alcanzar un fin, un objetivo. Y es, por
tanto, el factor que imprime una connotación positiva o negativa a la actividad
intelectual. Gracias al trabajo es como consigue la razón salir de sí misma sin
caer en el abismo dionisiaco.
La novedad que introduce Nietzsche con respecto a Goethe
es que la Razón, al salir del cuarto de laboratorio en el que permanecía encerrada,
se ha dejado olvidada dentro una parte
de su naturaleza. Ello determina que el Saber, al abandonar su aislamiento, se
transforme en Técnica. Los adelantos científicos crean en la sociedad una
confianza en el futuro que Nietzsche siempre observó con recelo. En efecto, en “El nacimiento de la tragedia” Nietzsche
critica la actitud optimista predominante en su época y se pregunta si tal
estado de ánimo no enmascara en realidad la decadencia de su tiempo. El autor
alemán advierte de que la voluntad del epicureísmo contra el pesimismo encubre
en realidad la precaución del enfermo. En su opinión es necesario considerar al
pesimismo como la forma de lograr que el alma del hombre pueda llegar a su
plenitud al mismo tiempo que se pregunta de dónde proviene la ciencia y si ésta
no entraña más bien el miedo a enfrentarse al pesimismo. La forma de expresión
del optimismo por antonomasia era, según Nietzsche, la alegría alejandrina,
esto es: la alegría del hombre teórico. A su juicio, la sociedad se había
decantado en exceso hacia el mundo racional, denominado por él “apolíneo” y
había olvidado o falseado el mundo de las emociones, o mundo dionisiaco.
(„Die Geburt der Tragödie. S.81) „Die edelste Form
jener anderen Form der „griechische Heiterkeit“, der alexandrinischen, ist die
Heiterkeit des theoretischen Menschen. (...)“
Según Nietzsche nuestro mundo moderno se encuentra
aprisionado en su totalidad en la tela de araña de la cultura alejandrina y por
eso sigue el ideal de trabajar para la ciencia. El
arquetipo elegido es Sócrates.
(„Die Geburt der Tragödie“ S. 82) Unsere ganze moderne
Welt ist in dem Netz der alexandrinischen Kultur befangen und kennt als Ideal
den mit höchsten Erkenntniskräften ausgerüsteten, im Dienste der
Wissenschaft arbeitenden theoretischen Menschen, dessen Urbild und Stammvater
Sokrates ist.“
La desconfianza
de Nietzsche hacia la ciencia
Su desconfianza hacia la ciencia abarcaba dos
aspectos: Por un lado, que ciencia y verdad aparecieran como sinónimos, cuando
en realidad eran contrarios en tanto que la ciencia ocultaba el pesimismo de la
verdad. Por otro lado, el saber científico se había convertido en moralmente
falso.
(„Die Geburt der Tragödie“ S.9/10) Ist
Pessimismus notwendig das Zeichen
des Niedergangs, Verfalls, des
Mißratenseins, der ermüdeten und geschwächten Instinkte? –wie er es bei den
Indern war, wie er es, allem Anschein nach, bei uns, den „modernen“ Menschen
und Europäern ist? Gibt es einen Pessimismus der Stärke? Eine intellektuelle Vorneigung für das Harte,
Schauerliche, Böse, Problematische des Daseins aus Wohlsein, aus überströmender Gesundheit,
aus Fülle es Daseins? (...) Und
wiederum: das, woran die Tragödie starb, der Sokratismus der Moral, die
Dialektik, Genügsamkeit und Heiterkeit des theoretischen Menschen –
wie? könnte nicht gerade dieser Sokratismus ein Zeichen des Niedergangs, der
Ermüdung, Erkrankung, der anarchisch sich lösenden
Instinkte eine Abendröte? Der epikurische Wille gegen den Pessimismus nur eine Vorsicht des Leidenden? Und die
Wissenschaft selbst, unsere Wissenschaft – ja, was bedeutet überhaupt, als Symptom des
Lebens angesehn, alle Wissenschaft? Wozu, schlimmer noch, woher –alle Wissenschaft? Wie? Ist Wissenschaftlichkeit vielleicht
nur eine Furcht und Ausflucht vor dem Pessimismus? Eine feine Notwehr gegen
–die Wahrheit? Und, moralisch geredet, etwas wie Feig –und Falschheit? Unmoralisch
geredet, eine Schlauheit?
Resulta difícil comprender las lamentaciones de
Nietzsche por la ausencia de pesimismo en la sociedad de su tiempo sin hacer
referencia al libro en el que Stephan
Zweig narra sus memorias: “El mundo
de ayer” (“Die Welt von Gestern.” 1939-1941) El autor austriaco explica
allí que la sociedad en la que se desarrolló su niñez se caracterizó por gozar
de una estabilidad socio-económica no conocida anteriormente. La ciencia se
desarrollaba a un ritmo vertiginoso y ofrecía a la población comodidades antes
sólo soñadas. El deporte se configuró como la actividad donde se ponían a
prueba las capacidades del cuerpo. Era un reto a las facultades físicas del
sujeto. Sin embargo, ¿sucedía lo mismo con las facultades mentales? ¿Era la
ciencia el lugar donde el intelecto se esforzaba por alcanzar el saber o sólo
una actividad que habiéndose reducido a técnica ofrecía mayor bienestar pero no
la verdad? El avance tecnológico posibilitaba, en efecto, más horas de ocio a
los trabajadores al tiempo que facilitaba la expansión de las conductas
hedonistas pero ¿reflejaban éstas la auténtica felicidad del individuo o se
trataba más bien de un espejismo?
Nietzsche fue uno de los primeros en plantear si a mayor confort y
mayores adelantos tecnológicos mayor plenitud y uno de los primeros en negar la
validez de esta premisa.
(„Die Geburt der Tragödie„ (…) heute würde ich sagen, daß es das
Problem der Wissenschaft selbst war – Wissenschaft
zum ersten Male als problematisch, als fragwürdig gefaßt.“
La concentración del Saber
en uno sólo de sus aspectos - la Técnica – provoca en primer lugar su banalización y consiguientemente la pérdida de valor y profundidad. La segunda consecuencia es que los estudios
académicos se estructuran de forma que sus resultados puedan ser comercializados.
Ello determina, explica Nietzsche en “Utilidad
y Perjuicio de la Historia para la vida”, una formación demasiado rápida y
superficial de los estudiantes, lo cual les impide convertirse en auténticos pensadores.
En efecto, los investigadores son fabricados en cadena con la única intención
de obtener constantemente nuevos resultados. A juicio del autor alemán, si los
investigadores empiezan a trabajar para ser útiles en lo que él denomina ‘la
fábrica de la ciencia” (“wissenschatliche Fabrik”) antes de haber alcanzado el grado suficiente
de madurez la ciencia no tardará en sucumbir, igual que lo han hecho las
fábricas de esclavos. Nietzsche se lamenta de tener que utilizar términos de
carácter económico pero como él mismo reconoce, le vienen a la lengua
involuntariamente. Su conclusión es que la mediocridad será cada vez más
mediocre y la Ciencia cada vez más utilitaria (nutzbarer) en sentido económico
Como se puede leer en mi blog de Febrero de 2013
acerca de, “Sobre la Utilidad y Perjuicio de la Historia para la vida” la
Ciencia, según Nietzsche termina por sufrir los mismos problemas que provoca la
inmadurez. El Hombre actual no es capaz de digerir
adecuadamente la superabundancia de conocimiento. El ser humano engulle el
Saber sin hambre y sin necesidad. La consecuencia de todo ello es que termina empachado. Así pues, el conocimiento permanece dentro del individuo de una
manera caótica. La Interioridad es,
en el individuo moderno y deformado, el conocimiento desordenado que se aloja
dentro de él sin que le sea posible salir afuera. De ahí que la formación
moderna no sea algo vivo. Es, sencillamente, una simple elaboración alrededor
del saber sin nada en común con la formación auténticamente activa y vital.
Esta característica precisamente es la que separa al Hombre moderno del Hombre
griego. La formación actual puede
considerarse un manual de formación interna para la barbarie externa. La
explicación de este fenómeno es sencilla: al no existir una unidad entre la
interioridad y lo externo, el hombre no puede desprenderse de lo sobrante
(überreichlich) sin que por otra parte pueda tampoco digerirlo. La enseñanza, el adoctrinamiento (die Belehrung) no
se convierte en vida. Al no producir efectos hacia fuera, el individuo cae en
lo que Nietzsche denomina la confusión (Wust) de lo aprendido. El resultado de
todo ello es que el individuo se acostumbra a no tomar la realidad en serio. Lo
real, lo existente, le impresiona cada vez menos. Ello le convierte en una
personalidad débil y confusa, que oscila entre considerarse el primer hombre o
el último. De cara al exterior es cada
vez más cómodo e indiferente. La ruptura entre Contenido y Forma consigue hacerle
perder el sentido de la frontera con la barbarie.
La
infantilización y la pérdida de los instintos potencian el cinismo y la
demagogia.
A medida que el instinto
creador se debilita, el individuo se acostumbra a utilizar la ironía sobre sí
mismo. Dicha ironía termina desembocando en el cinismo. Ahí madura siempre una
práctica egoísta que paraliza la fuerza de la vida hasta terminar destruyéndola.
Los individuos dejan de confiar en sí mismos y
buscan máscaras bajo las que ocultarse, bien sea como hombres cultos, poetas o
políticos. Si se desenmascaran sólo quedan remiendos. Se habla de
personalidades libres y no se ven ni personalidades ni seres libres, sino
únicamente hombres miedosos encubiertos bajo el concepto de “Seres
Universales”. El individuo se ha refugiado en sí mismo. De la Historia sólo
salen historias, pero ningún suceso.
Por su parte, lo que Huxley le reprocha al cínico es
que se condene a sí mismo a experimentar sólo una mitad del mundo ignorando que
hay más experiencias que las puramente corporales.
(“Point Counter Point” Pg.80)
‘A great artist’ (…) is a man who synthesizes all experience. The cynic sets
out by denying half the facts –the fact of the soul, the fact of ideals, the
fact of God’ (…) ‘The cynic confines himself to only half the world of possible
experience. Less than half. For there
are more spiritual than bodily experiences.’
En lo que a la demagogia
respecta, ésta nace tanto de la falta de madurez de la colectividad, puesto que
los instintos del pueblo según Nietzsche se distorsionan (gestört) como de la
trivialidad conceptual que las palabras formulan. En lo que al Humanismo se refiere, Huxley afirma
que tiene como herramienta esencial las palabras. El hecho de que esas palabras
expresen la misma vaciedad de pensamiento que mostrarán muchas de las
experimentaciones científicas después, conlleva como consecuencia el triunfo
del cinismo en la personalidad y la
demagogia en el ámbito político. “Donde no tengas una idea, pon una palabra.”,
había sido el consejo de Mefistófeles a Fausto. Lo terrible es que ahora esas
palabras vacías de contenido experimentan gracias a los medios de comunicación
de masas una difusión nunca antes conocida. El vacío intelectual se extiende a
medida que las palabras se disecan y pasan de ser instrumentos de reflexión a
convertirse en armas de propaganda.
Por otra parte, no sólo la palabra es susceptible de
ser utilizada como método de influencia
en las masas. Desde las primeras líneas de su obra ha dejado Huxley
constancia de la superioridad que los elementos estéticos han adquirido sobre
las ideas a pesar de tener poco o nada en común con el verdadero Arte. La
insoportable voz de Marjorie, por ejemplo, es su mayor obstáculo para ser
aceptada en una sociedad a la que no le importa tanto lo que se dice sino cómo
se dice. Por el contrario, la voz de Webley constituye uno de los motivos de su
triunfo.
(“Point Counter Point” Pg.
447) His voice took you in the solar plexus.
Huxley, al igual que el comunista Illidge, es
consciente de la importancia cada vez mayor de la imagen y de la capacidad de
manipulación de los medios. Sabe que los rasgos externos - una voz clara y un
porte elegante y solemne - contribuyen a lograr el éxito más que la verdad por
sí misma. En el mundo físico es posible
separar el todo en partes, pero Huxley, en boca de su protagonista Philip, duda
de que esto sea posible en un mundo ético que además se ha transformado en estético. Son los atributos externos los que determinan el
“Todo” de Everard Webley, el jefe de los llamados Británicos Libres, un
movimiento de ideología totalitaria. Según relata Huxley en la página 445 de
“Point Counter Point”, en la foto del Sunday Pictorial, Everard aparece subido
a un caballo blanco, lo que le confiere una pose noble y majestuosa. Philip
conoce el contenido demagógico que entrañan las teorías políticas de Everard.
Sin embargo, viéndolo allí nadie sospecharía el peligro que representa.
Huxley no oculta su pesimismo en lo que al futuro
desarrollo total del ser humano se refiere. La falta real de interés sincero y
profundo por el saber no puede achacarse exclusivamente a una clase social.
Afecta por igual a todos los niveles de la sociedad. Así, por ejemplo, cuando
Lord Edward abandona su cuarto de trabajo para ir a escuchar la música, las
objeciones de su ayudante Illidge no se deben al interés en la investigación
que en ese instante están llevando a cabo. Si Lord Edward siente una mediana
inclinación hacia la música, la belleza de los sonidos deja indiferente a
Illidge al que únicamente preocupa el no ir adecuadamente vestido para la
celebración del salón.
Como ya he dicho antes,
Huxley no termina de creer que las clases socialmente inferiores puedan servir
de motor regenerador de la sociedad. Les falta el poder económico, la tradición
y la moral individual que el conocimiento exige. No niega que amparándose en la
masa puedan promover revueltas, pero les falta “la ética del uno”. Lo cierto es
que en su opinión, las diferentes posiciones políticas –capitalismo,
socialismo, comunismo- tampoco representan ninguna solución puesto que cada una
de ellas persigue el mismo fin: el progreso.
El progreso y la
industria
Y
el progreso va, como ya vimos en otro blog anterior, en una única dirección: la
industrial. Huxley y
otros pensadores de su época, como Bertrand
Russell, están convencidos de que uno
de los elementos clave sobre los que se asienta la estructura industrial es la
organización de la sociedad.
-
La
organización conduce, por un lado, a la domesticación del individuo.
(“Point Counter Point” Pg.121) ‘Even the War’ (…) ‘It
was a domesticated outrage. People didn’t go and fight because their blood was
up. They went because they were told to; they went because they were good
citizens, “Man is a fighting animal’ (…) ‘But what I complain of is that he’s a
domestic animal” (…) It’s factories, it’s Christianity, it’s science, it’s
respectability, it’s our education’ (…) ‘They weight on the modern soul. They
suck the life out of it.’
-
Por
otra parte, el funcionamiento organizado de la sociedad que el desarrollo de la
técnica exige, conduce a la uniformización del pensamiento tanto como a la
falta de libertad de la que el intelecto precisa para formarse adecuadamente.
Si Nietzsche
intuía los peligros que la tecnología entrañaba, la generación de Huxley habrá
de enfrentarse realmente a ellos y en unas proporciones que ni tan siquiera el
“exaltado” escritor alemán había sido capaz de imaginar. En efecto, las
investigaciones tecnológicas van encaminadas esencialmente a la consecución de
objetivos, con lo cual toda la sociedad –de un modo u otro- ha de organizarse
en función de este ideal.
En este sentido, la mejoría de las condiciones de
vida se convierte, llegado un cierto punto, en un boomerang contra el propio
individuo puesto que ese individuo, que ha descuidado el desarrollo de sus
instintos en aras de la intelectualidad, ya no tiene la necesidad de
desarrollar sus propias potencias.
-
El trabajo ya no puede ser fuente de liberación,
como lo había sido para Goethe y Nietzsche. Ambos autores coincidían en afirmar
que el trabajo y el esfuerzo constituyen la fuente de la que nace la
purificación del ser humano.
En los últimos versos de la segunda parte de
“Fausto” Goethe escribirá: “a quien siempre se esfuerza con trabajo/ podemos
ayudar y redimir” y Nietzsche en
“Utilidad y Perjuicio de la Historia para la vida” afirma que la grandeza no
depende del triunfo y cita como ejemplo a Demóstenes que era un ser excelente
aunque no hubiera alcanzado el éxito. Esta forma de pensar será compartida por
otros escritores, como Anton Tschechow
(1860-1904). Para este autor el trabajo es el único factor que permite dar
sentido a una existencia que en sí misma no lo tiene.
El trabajo como símbolo de esfuerzo ha perdido su
valor tanto a nivel de producción como a nivel moral.
Esta imposibilidad se debe a que el trabajo se ha
automatizado y se ha configurado como trabajo en cadena. El individuo no puede,
por tanto, aportar ningún elemento personal. El artesano se convierte en
operario; es decir, en un tornillo más de la fabricación que en cualquier
momento puede ser sustituido sin que por ello varíe el resultado final del
producto. El trabajador es una pieza más del engranaje y ha de “funcionar” bien
si quiere mantenerse dentro del organigrama en el que se ha convertido la sociedad.
Las extravagancias y excentricidades no estarán bien
vistas dentro de ese nuevo esquema. Justamente este punto es el que separará a
Huxley de los movimientos comunistas. A su modo de ver, la ideología marxista
no intenta cambiar esta estructura industrial sino que simplemente pretende
introducir en ella la dictadura de una determinada clase: la del proletariado,
negando además la posibilidad de cualquier comportamiento diferente al admitido
- ya haya nacido éste del humor o de la genialidad. Así Illidge, el personaje
comunista que aparece en “Contrapunto”, asegura que si Lord Edward no tuviera
los millones que tiene, habría acabado en un manicomio.A juicio de Huxley, dicha
afirmación no el del todo exacta. Sin duda alguna, en las reuniones sociales se
practica el disimulo y la falsedad además de jugar con las apariencias. Pero
entre la hipocresía que las convenciones sociales reclaman y la obligación de
seguir el comportamiento que imponen las directrices de un determinado partido
político (o religioso), hay una gran diferencia. Del mismo modo a veces no
resulta fácil delinear la frontera que separa la locura de la genialidad. No
obstante, entre la excentricidad de Lord Edward y la locura patológica existe
un abismo que la envidia social de Illidge le lleva a ignorar. Es el empeño de Illidge en llevar cualquier
conducta al terreno de lo económico lo que molesta a Huxley.
Compartimentos
estancos
Para conseguir que los individuos puedan seguir
manteniendo sus instintos creativos y sociales, Huxley propone explicarles que
deben separar sus horas de trabajo del resto de su vida. Es decir, han de aceptar
que a lo largo de las ocho horas que dura su jornada laboral han de ser
imbéciles y trabajar sin esperar que el trabajo tenga ningún sentido ni aporte
nada a su existencia mientras que, en cambio, durante su tiempo libre han de
esforzarse por desarrollarse como hombres. Según Huxley, para impedir su
transformación en “ser inhumano” en una sociedad como la nuestra, el individuo
tendría que estructurar su existencia en dos compartimentos absolutamente
impermeables y separados. En el uno, su personalidad ha de soportar la
enajenación; en el otro, ha de desarrollarse libremente.
(“Point Counter Point”Pg.393/394) The root of the
evil’s in the individual psychology; so it’s there, in the individual
psychology, that you’d have to dualistically, in two compartments. In one
compartment as industrialize workers, in the other as human beings. As idiots
and machines for eight hours out of every twenty-four and real human beings for
the rest.’
‘Don’t they do that already?’
‘Of course they
don’t. They live as idiots and machines all the time, at work and in their
leisure. Like idiots and machines, but imagining they’re living like civilized
humans, even like gods. The first thing to do is to make them admit that they
are idiots and machines during working hours. (…) Admit it’s dirty, hold your
nose and do it for eight hours and then concentrate on being a real human being
in your leisure. A real complete human being. Not a newspaper reader not a
jazzer, not a radio fan. The industrialists who purvey standardized ready-made
amusements to the masses are doing their best to make you as much of a
mechanical imbecile in your leisure as in your hours of work. But don’t let
them. Make the effort of being human. (…) You’ve got to persuade everybody that
all this grand industrial civilization is just a bad smell and that the real,
significant life can only be lived apart from it. It’ll be a very long time
before decent living and industrial smell and that the real, significant life
can only be lived apart from it. It’ll be a very long time before decent living
and industrial smell can be reconciled. Perhaps, indeed, they’re
irreconcilable.
Sin embargo, el propio Huxley es consciente de que
esta solución no es fácil de adoptar ni asegura necesariamente los resultados
pretendidos. Ello se debe en primer
lugar a las estructuras creadas por la industrialización. Goethe,
Nietzsche, Huxley, Russell, y en general todos los pensadores desde la
Ilustración, habían observado que la Razón al tiempo que hace más humano al
hombre, lo hace también más inhumano. El transcurrir de la Historia confirma
sus miedos. La misma técnica que ha
liberado a los individuos del nada bucólico trabajo de la tierra, es la misma
que los conduce inexorablemente a las guerras más sangrientas y a la violencia
más cruel jamás antes padecida. La misma Razón que le lleva a potenciar sus
facultades como persona le exige dedicar grandes recursos naturales para construir
la sociedad racional que ha llegado a ser sinónimo de industrial. Los mismos
libros y los mismos estudios que le ofrecen la libertad como individuo, le
despojan de ella al introducirlo en unos esquemas rígidos y una forma de vida
férreamente discipl
inada a fin de asegurar la existencia de la sociedad
industrial. Si las ventajas que ofrece una cultura así organizada son
cuestionables, los estragos no dejan lugar a dudas. Tal tipo de sociedad
necesita una estructura esclavista para poder mantenerse en el tiempo. Uno
de los primeros en observarlo fue Nietzsche.
(“Die Geburt der Tragödie” S.83) „Man soll es merken:
die alexandrinische Kultur braucht eine Sklavenstand, um auf die Dauer
existieren zu können.“
Así pues, las graves consecuencias que la industrialización provoca son,
-
en primer lugar, la pérdida de libertad del sujeto,
consecuencia de la estricta organización que dicha sociedad requiere. A la larga, un sistema disciplinado sólo puede
degenerar en dictaduras y fascismos sin que nadie que esté dentro de la
sociedad industrial pueda hacer nada por evitarlo.
En “Contrapunto” será el derrotado Spandrell el
verdadero artífice de la libertad. Con ello Huxley vuelve a remarcar lo ya
afirmado por Nietzsche: que no “los hombres” sino “el hombre” es el héroe.
Spandrell, conocido por su conducta asocial a consecuencia del trauma que le
provocó en su adolescencia el matrimonio de su madre - será el artífice que
liberará a Inglaterra del peligro del fascismo. Tal vez sea Spandrell el último
hombre del que hablaba Nietzsche. ¡Quién sabe! Los héroes son aquellos que se
mueven en la peligrosa línea que une, al tiempo que separa, el mundo racional
del emocional.
-
Al
peligro que representa un exceso de organización para el mantenimiento de la
libertad en la sociedad, hay que unir, en
segundo lugar, el de la uniformización
y vulgarización de los comportamientos de la sociedad que la llevan a
transformarse en una sociedad de masas que promueve la masificación de las
diversiones y el sentimiento hedonista.
Las diversiones en tanto que enfocadas a ser
consumidas por las masas, han dejado de servir al desarrollo de la personalidad
y se vuelven en contra del individuo. “La sociedad de clases” se ha
transformado en una “sociedad de masas”.
Es por ello por lo que Huxley advierte contra los periódicos tanto como
contra la música de jazz. Si los
periódicos son la canalización de las ideas de los diversos grupos de poder, el
jazz simboliza la uniformización y vulgarización de los gustos a la hora de
divertirse.
Nietzsche consideraba que el hombre moderno era un
simple espectador y por tanto lo que aprendía no se transformaba en vida. El
hombre moderno se había convertido, a su juicio, en degustador (genießenden) y
en espectador deambulador (herumwandelnden Zuschauer). Las diferentes ideas
habían dejado de ser diferentes dando
paso a la “opinión pública. De este modo, las opiniones terminaron por
convertirse en ciencia y los periódicos en libros de texto cuyos hechos varían
con cada nueva edición. Del tema del falseamiento de los hechos y de la
historia se ocupará también George
Orwell en su obra “1984”,
publicada en 1948.
La conclusión común de estos
autores es que los adelantos y el progreso no traen una mayor y mejor cultura
sino más bien todo lo contrario: una vulgarización de la misma. Si en música es
el jazz, en el arte pictórico es el cubismo.
(“Point Counter Point” Pg. 396) ‘And the whole thing
painted in the cubist manner,’ said Rampion; ‘so as to make quite sure that
there should be no life in it whatever. Nothing like modern art for sterilizing
the life out of things. Carbolic
acid isn’t it.
La mediocridad termina
irremisiblemente por envolver cada uno de los aspectos de la realidad social,
cultural y moral. Al decir de Nietzsche, los
carreteros han firmado entre ellos un contrato de trabajo y han decretado al
genio como innecesario, a fin de que cada carretero pueda ser considerado
genio. En definitiva, los hombres cultos (Gelehrten) sólo pueden ascender en la
medida en que son masa (Pöbel) y no cultos. (Gelehrte)
Huxley está de acuerdo con
Nietzsche. En su opinión la sociedad industrializada tiene
todos los defectos de una sociedad excesivamente intelectualizada y ninguna de
sus virtudes. La necesidad de efectividad impone la necesidad de una
organización en la que la genialidad individual ya no tiene cabida.
(“Point Counter Point” Pg.
395) For the only thing they’re all agreed on excellence of the industrial
stink and the necessity of standardizing and specializing every trace of
genuine manhood or womanhood out of the human race.
The whole of modern
civilization is based on the idea that the specialized function which gives a
man his place in society is more important than the whole man, or rather is the whole man, all the rest being
irrelevant or even (…) positively harmful and detestable. The low-brow of our
modern industrialized society has all the defects of the intellectual and none
of his redeeming qualities.
La crítica que Nietzsche y Huxley del exceso de Razón, no significa que sus
tesis defiendan la preeminencia de las emociones. Ambos autores insisten una y
otra vez en la necesidad de alcanzar un equilibrio entre estos dos elementos
porque sólo actuando en armonía puede un hombre ser verdaderamente hombre.
Aunque muchos críticos están
convencidos de que Nietzsche dio primacía al mundo dionisiaco, lo cierto es que
tal postura sólo aparece como forma de liberación de la prepotencia
racionalista. Su intención es, en realidad, alcanzar un equilibrio entre ambas
formas de entender el mundo.
La solución que adopta
Huxley es la misma que la de Nietzsche. Si fuera la parte emocional la que predominara
eso nos convertiría en lunáticos (“Point Counter Point” Pg.155). Es
imprescindible, por tanto, comprender al individuo a la manera griega. Esto es:
como un equilibrio entre el elemento racional y el emocional (el elemento
apolíneo y el dionisiaco, que diría Nietzsche) porque la acción conjunta de
ambos es lo que define el término “ser humano” y lo que permite la existencia
de la civilización.
(“Point counter Point”. Pg. 135) ‘Blake was civilized’
(…) civilized. Civilization is
harmony and completeness. Reason, feeling, instinct, the life of the body –
Blake managed to include and harmonize everything. Barbarism is being lop-sided
(“Point Counter Point” Pg. 135)
He spoke of the Greeks (… (“Point Counter Point” Pg. 136) ‘They were civilized’ (…) they knew how to live harmoniously and
completely, with their whole being.
Sin embargo este equilibrio final es difícil de
conseguir. Nietzsche en “El nacimiento de la tragedia” afirmará que este
equilibrio no resultará nada fácil.
A su juicio, la única figura
capaz de participar de los dos mundos sin caer presa de ninguno de ellos es la
del héroe. Corresponde
a la naturaleza de los héroes, como ya antes apuntábamos, mantenerse en la
estrecha y compleja línea que separa ambas zonas, participando al mismo tiempo
de las dos.
El Héroe es
el hombre capaz de participar al mismo tiempo del mundo racional “apolíneo” y
del mundo emocional o “dionisiaco”. La figura que elige Nietzsche es la de
Prometeo, que toma de Apolo la individualización y los límites de la Justicia,
pero por otro, en tanto que traspasa esos límites y quiere más, es dionisiaco.
(“Die Geburt der Tragödie” S. 51) „Und so möchte das
Doppelwesen des äschyleischen Prometheus, seine zugleich dionysische und
apollinische Natur in begrifflicher Formel so ausgedrückt werden können: „Alles
Vorhandene ist gerecht und ungerecht und in beidem gleich berechtigt.
Nietzsche contrapone la
figura del héroe a la del esclavo. El esclavo encarna al hombre que no se
esfuerza porque no tiene ningún ideal, ninguna aspiración. El hombre para el cual el pasado y sobre todo el
futuro no tienen ninguna importancia. Tolstoi
en su libro “La sonata a Kreutzer” (1889) escribe que la eternidad la
necesita el que quiere hacer algo y a continuación se pregunta de manera
retórica para qué va a querer la eternidad aquél cuya única preocupación es la
mera existencia. Si Nietzsche se lamenta de la falta de ánimo del esclavo,
Huxley criticará el nuevo principio de autoridad: el principio de la
organización. Este principio pretende regular la sociedad en todos y cada uno
de sus ámbitos. Irónicamente afirma que si los poemas son tan malos es porque
la industria de la poesía no está bien organizada. Incluso el amante impotente
se excusa ante su indignada amada afirmando que la próxima vez, ella le
encontrará con su organización perfecta!
(„Die Geburt der Tragödie“ S. 56) (...) die Heiterkeit
des Sklaven, der nichts Schweres zu verantworten, nichts Großes zu erstreben,
nichts Vergangenes oder Zukünftiges höher zu schätzen weiß als das Gegenwärtige.
(“Point Counter Point” Pg 442)
‘Not well enough organized’ Spandrell went on contemptuously. ‘At least you’re
modern in your excuses. The great god organization. Even art and love will soon
be bowing down like everything else. Why
are your verses so bad? Because the poetry industry isn’t well enough organized.
And the impotent lover will excuse himself in the same way and assure the
indignant lady that, next time, she’ll find his organization perfect.
Lamentablemente, los verdaderos héroes siempre han
sido escasos en número. Por otra parte, Nietzsche distingue entre los héroes
como Prometeo y los héroes como Adán. El primero se enfrenta a pecho
descubierto contra los obstáculos negadores de la elevación del ser humano, el
otro intenta ocultarse. Brecht hubiera
hecho notar a su compatriota que el engaño se hace necesario en un mundo donde
el individuo no dispone de suficientes fuerzas para oponerse a la dominación de
los dioses y tiranos. Su anti héroe
Galileo ha visto cómo se condenaba a morir en la hoguera a Giordano Bruno por demostrar verdades
científicas que no coincidían con la doctrina imperante de la Iglesia. Galileo
es consciente de que el uno nunca dispone de bastante fuerza para liberarse por
sí mismo de la subyugación. Se impone por tanto cualquier treta –negación de la
verdad incluida- para salvar lo único
que verdaderamente un individuo posee: la vida.
ACTUALIDAD
Hasta aquí una visión general de los problemas que
ocupan a los pensadores desde finales del siglo XVIII hasta llegar prácticamente
a nuestros días. Prefiero el término “pensadores” al de “intelectuales” por las
connotaciones de esfuerzo y actividad individual que conlleva.
He de confesar, que si algo me impresiona eso es lo
poco que nuestra sociedad ha cambiado desde los tiempos de Goethe. Ciertamente disfrutamos
de mayores comodidades y las posibilidades de viajar han aumentado
considerablemente. Las distancias entre las diferentes clases sociales han
disminuido y aunque la crisis que padecemos en este momento hace temer a muchos
por la desaparición del “Estado del Bienestar”, lo cierto es que una gran
mayoría europea sigue beneficiándose de sus ventajas.
El verdadero reto continúa siendo el de la formación
y desarrollo de la personalidad del individuo mismo. Nos creemos únicos y
libres cuando en realidad la uniformización y el control se apoderan cada vez
más de las riendas de la sociedad. Las diversiones en masa ocupan la mayor
parte de nuestras horas libres. En España, el paro juvenil ha dado lugar a la
aparición de una generación denominada “ni-ni,” que viven con sus padres y que ni estudian, ni trabajan, en vez de dar paso a una generación de artistas y
literatos, que aprovechen el tiempo en desarrollar y potenciar sus facultades
creativas. En parte, porque, como ya lamentó Nietzsche en su día, ni ellos
mismos saben muy bien de qué fuerzas disponen. La popularización del saber no
trae un mayor conocimiento ni una mayor reflexión sino simplemente un mayor deseo de adquirir y consumir novedades.
La rapidez en los adelantos técnicos se ha expandido a
los otros aspectos de la vida. La velocidad simboliza para los jóvenes como
Lucy la falta de cadenas, la libertad absoluta. No se puede pertenecer a un
sitio en el que uno tan apenas se detiene; no pueden existir conflictos
emocionales con personas por las que uno pasa sin asentarse. Del mismo modo, el
Saber deja de ser un plato exquisito porque su elaboración requiere demasiado
tiempo.
(“Point Counter Point” Pg.
267) ‘Romantic, romantic!’ she jeered. ‘You think in such an absurdly unmodern
way about everything. (…) Try to be a little more up to date.’
‘I prefer to be human.’
‘Living modernly’s living
quickly,’ she went on. ‘You can’t cart a wagon-load of ideals and romanticisms
about with you these days. When you travel by aeroplane, you must leave your
heavy baggage behind. The good old-fashioned soul was all right when people
lived slowly. But it’s too ponderous nowadays. There’s no room for it in the
aeroplane.’
‘Not even for a heart?’ asked
Walter. ‘I don’t so much care about the soul.’ He had cared a great deal about
the soul once. But now that his life no more consisted in reading the
philosophers, he was somehow less interested in it. ‘But the heart,’ he added,
‘the heart…’
Lucy shook her head. ‘Perhaps
it’s a pity,’ she admitted. ‘But you can’t get something for nothing. If you
like speed, if you want to cover the ground, you can’t have luggage. The thing
is to know what you want and to be ready to pay for it. I know exactly what I
want; so I sacrifice the luggage. If you choose to travel in a furniture van,
you may. But don’t expect me to come along with you, my sweet Walter. And don’t
expect me to take your grand piano in my two-seater monoplane.’
“¿Cuál es el punto?”, repetirá Lucy una y otra vez
en “Contrapunto”, sin paciencia ni interés para escuchar el hilo conductor de
un argumento.
(“Point Counter Point” Pg.
356) Descriptions are slow. A face is instantaneously perceived. A word, a
single phrase –that was one need. (…) No long-winded description. (….) ‘All the
same,’ he same thought, ‘it’s too literary. Too much culture.’
Los axiomas en los que los
nuevos tiempos se asientan son la rapidez y el consumismo, favorecido por el aumento de la producción. En 1983, Gilles Lipovetsky en su obra “La era del vacío”, denunciaba que si
hoy en día los jóvenes no leen, ello no se debe a una falta de libros sino a
todo lo contrario. La inflación de posibilidades es el mayor obstáculo para
despertar el interés. Algo parecido había señalado ya Huxley en “Contrapunto”,
cuando lamentaba que a los niños se les daban demasiadas cosas demasiado
pronto.
(“Point Counter Point” Pg.62)
‘Children are brought up so stupidly nowadays. No wonder they’re cynical’ (…)
Children were given too much, too early.
El
peligro de la deshumanización, porque no otra consecuencia es lo que genera la
destrucción del instinto creador, es la amenaza a la que hay que hacer frente
si la Humanidad como tal no quiere desaparecer. El desarrollo tecnológico
introduce cambios radicales en la organización de la sociedad que afectan a la
sustancia misma del individuo. La desesperación de Huxley se acrecienta a
medida que observa que la transformación – y consecuente extinción del
individuo- se hace irreversible y todo, dirá, porque los moralistas,
espiritualistas, técnicos, literatos, políticos y todos los demás no han sabido
ver que un hombre ha de vivir como un hombre y no como un monstruo de la razón
o del sentimiento espiritual.
(“Point
Counter Point”Pg.274) ‘I must say, I resent being condemned to extinction
because these imbeciles of scientist and moralists and spiritualists and
technicians and literary and political uplifters and all the rest of them
haven’t the sense to see that man must live as a man, not as a monster of
conscious braininess and soulfulness. Grr! I’d like to kill the
lot of them.’
Huxley se acerca, pues, a las posiciones que desde
el siglo anterior sostenían ensayistas, como Nietzsche, y novelistas, como Collins. Ninguno de ellos pretendía
destruir las premisas racionales sobre las que se asentaba la Ilustración, ni
extirpar el interés por los estudios históricos, arqueológicos y artísticos que
la corriente Romántica había despertado. Sus aspiraciones iban encaminadas, más
bien, a mostrar las aberraciones en las que ambos movimientos habían caído, a
advertir de los peligros que entrañaban y a luchar por armonizar esos dos elementos
que se mostraban hacia el exterior como contrarios. Sus obras se dirigen
especialmente al declive espiritual de que adolece la sociedad culta de su
tiempo. Como ya anticipaba Nietzsche en las primeras páginas de su obra “El
nacimiento de la Tragedia” se trata de ir contra el vulgo profano de los cultos
más que contra el pueblo.
(„Die Geburt der Tragödie“ S. 11) (...) ein hochmütiges und schwärmerisches
Buch, das sich gegen das profanum vulgus
der „Gebildeten“ von vornherein noch mehr als gegen das „Volk „ abschließt,
(...)
Lo terrible es descubrir que
no nos hemos liberado de los fantasmas del pasado sino que seguimos siendo sus
prisioneros y que cuanto más a salvo nos creemos, mayor es nuestro
encadenamiento.
(“Point Counter Point” Pg.169)
‘you get revolutions occurring inside as well as outside. It’s poor against
rich in the state. In the individual, it’s the oppressed body and instincts
against the intellect. The intellect’s been exalted as the spiritual upper
classes; the spiritual lower classes rebelles.
Quizás sean ciertas las sospechas de Russell y se
requieran cientos de años antes de alcanzar una regeneración individual y
social capaz de obtener nuevos logros. Quizás la barbarie y el primitivismo
sean necesarios para reponer la energía que precisa la construcción de una
nueva y vigorosa sociedad.
(“The Prospects of Industrial
Civilization”Pg.59) Possibly that may be in the long run the more desirable
alternative. It may be that the debris of our old civilization will require
centuries to decay before there is room for anything new to grow up. It may be
that civilized life has exhausted men’s vigour and initiative, in which case a
long period of primitiveness and uninhibited instincts may be required to
restore the energy needed for fresh construction.
En cualquier caso e independientemente de sus ideas
políticas -de las que beben erróneamente muchas de las teorías de la
conspiración, porque las ideas del autor británico no van dirigidas a promover
una ruptura social ni a prevenir contra escenarios catastrofistas sino a apoyar
un socialismo científico, esto es: un socialismo internacionalista y hasta
cierto punto burgués - su consejo de que
las generaciones actuales deben pensar más en el futuro que en el presente y
menos en sus vidas que en las que están por venir, sigue conservando su
absoluta vigencia.
(“The prospects of Industrial
Civilization”Pg115) It is an age in which we have to think less of the present
than of the future, less of the lives of our generation than of the lives they
are preparing for the generations to come.
***********************************
Nota.
(*) “(…) en “Las penas del Joven Werther”, (1774)
Goethe critica las poses melancólicas y autodestructivas a las que el exceso de
sentimentalismo arrastra (…)”
No pensarán ustedes (aunque sí lo hacen muchos
críticos) que un humanista y “grand vivant” como Goethe, que aprovecha una
“crisis espiritual” para marcharse a Italia y a lo largo de toda su vida se
esfuerza por combinar su trabajo como funcionario con los viajes, sin olvidar
los romances y la buena mesa, estaría de acuerdo en mistificar –ni siquiera
literariamente- a una figura como Werther, que se ahoga en el pequeño vaso de
los sentimentalismos inútiles, estrechos e irrespirables. Estoy convencida de
que en su fuero interno el propio Goethe no entendió nunca porque su amigo Karl
Wilhelm Jerusalem se suicidó. Sobre todo en una época en la que él mismo sufría
de amores – lo que no le impedía seguir disfrutando de los pequeños placeres
que toda existencia sirve junto con las penas en la bandeja de la vida.
“¡Suicidarse por amor! ¡Qué
gran necedad!” es la reacción que desde mi punto de vista habría esperado el
gran escritor alemán cuando publicó su Werther. Sin embargo, no sólo no sucedió
nada de eso sino que su obra alcanzó tal éxito que algunos incluso decidieron
quitarse la vida después de su lectura. A Goethe no le quedó más remedio que publicar
unos años más tarde, en 1809, “Las
afinidades electivas” para que sus sensibles contemporáneos entendieran la
sabiduría que encierra la genial (aunque vulgar) frase de: “El muerto al hoyo y
el vivo al bollo.”
Fin de la Nota
***************************
Isabel Viñado-Gascón
La próxima semana aparecerá:
VI/ "Contrapunto" (1928) Aldous Huxley. Huxley y las fuerzas oscuras del romanticismo. La era de los nacionalismos y la mística.
***************************
Isabel Viñado-Gascón
La próxima semana aparecerá:
VI/ "Contrapunto" (1928) Aldous Huxley. Huxley y las fuerzas oscuras del romanticismo. La era de los nacionalismos y la mística.