Hay buenos libros y libros geniales. El de Voltaire
pertenece a esta última categoría. En mi vida, salvo cuando leí la “Historia de
la conquista de la Nueva España” de Bernal Díaz del Castillo, había tenido en
mis manos un libro de historia tan interesante, exacto y bien escrito. El
lector queda cautivado por la jovialidad de su pluma, la agudeza de espíritu y
la profundidad de pensamiento. Lo que impresiona de los ilustrados, llámense
Montesquieu, Voltaire o Kant, es tanto la precisión de sus análisis como el
sentido común. Su reivindicación principal es la de que los hombres han de
disponer de los medios necesarios para desarrollarse como individuos según sus
temperamentos y en función de una virtud interna y racional, en vez de estar
obligados a seguir los dictámenes de los grupos de poder, ya sean estatales o
religiosos. Su referencia al ejercicio de la virtud es meramente práctica. No
se trata de que los hombres se conviertan en santos sino de que las sociedades
puedan sobrevivir.
En fin, qué decir de un libro genial -genial desde
sus primeras páginas- que ni siquiera ha dejado de ser actual. Los hechos son
pasados pero las circunstancias del ayer y del hoy son realmente parecidas. Que
la sola posesión de los metales preciosos no determina la riqueza del país,
sino que ésta viene generada por el comercio, la industria y la agricultura es
algo que Voltaire señala y que sigue siendo cierto. Muchos países que obtienen
grandes beneficios de las ventas del petróleo o de la explotación de las minas
mantienen a su población en un estado de ignorancia y de pobreza que a nadie
pasa desapercibido. Ni Voltaire ni Montesquieu consideran al oro o a cualquier
otro metal como la panacea que muchos quieren ver actualmente para superar la
crisis. Con el oro no se come. La riqueza de un país sólo puede ser generada
por la producción de bienes, alimentos o cultura. Y ello no se extrae de
ninguna mina sino del ingenio y del esfuerzo de una población. Al Estado corresponde
posibilitar la acción de sus súbditos.
Desde este punto de vista, la primera
obligación según Voltaire es el mantenimiento de la paz; la segunda, la protección de los productos de
un país con respecto a las importaciones que llegan de afuera; la tercera,
dotar a los ciudadanos de la instrucción necesaria para mejorar la producción.
Por tal razón, Voltaire estima en mayor medida el saber práctico en el que los
ingleses concentran sus energías que el saber teórico o deductivo, representado
por la figura de Descartes; la cuarta, es la necesidad de la tolerancia
religiosa; la quinta, la separación radical entre Iglesia y Estado.
El tema del endeudamiento estatal es otro de los
temas a los que Voltaire dedicará su atención. En su tiempo, se debió
principalmente a las guerras. En nuestro tiempo, el endeudamiento ha venido
causado a mi juicio por dos motivos. El primero, el deseo de enriquecimiento
ilimitado de los que manejan las finanzas a alto nivel. El segundo, la
virtualidad que reviste lo real hoy en día hasta el punto de haber sido
envuelto en una fina niebla, que muchos ojos no han podido –o no han querido -
traspasar. La cruda realidad termina, sin embargo, imponiéndose siempre. Negar
la realidad no significa cambiarla.
La edición que he utilizado ha sido “Le siècle de Louis XIV” Voltaire. Bibliothèque
classique. Le livre de poche. Librairie Générale Française, 2005. Édition établie,
présentée et annotée par Jacqueline Hellegouarc’h et Sylvain Menant. Las
traducciones son mías. Las he acompañado de los textos originales a fin de proporcionar
una mayor objetividad pero no son imprescindibles para la lectura del texto.
La intención final de Voltaire, según él mismo señala,
es la de escribir una obra que no sólo trate de la vida de Luis XIV sino del
espíritu de los hombres de ese siglo, que él califica como el más ilustrado de
todos. Los hechos que le interesan, por tanto, son aquellos que por su
importancia merecen pasar a la posteridad al mismo tiempo que puedan servir
como enseñanza para amar la virtud, las artes y la patria. 127) « On ne s’attachera, dans cette histoire, qu’à
(…) ce qui peut servir d’instruction et conseiller l’amour de la vertu, des
arts et de la patrie.
También expresa su intención de ocuparse de la
Iglesia Católica que, en su opinión, tiende a concentrarse más en la política y
en las pasiones humanas que en las enseñanzas de la moral.
(…) Enfin on parlera de
l’Église, qui depuis si longtemps est liée au gouvernement (…) et qui,
instituée pour enseigner la morale, se livre souvent à la politique et aux
passions humaines. (Pg.127)
La obra está estructurada en dos tomos.
El primer tomo abarca desde el capítulo primero hasta el capítulo
veintitrés y se centra sobre todo en la descripción de la política exterior
francesa durante el reinado de Luis XIV.
Tres son las ideas principales que se tratan en esta
primera parte.
A.
La
Europa cristiana puede considerarse como una república que contiene diversas
naciones.
B.
Europa
está constantemente empobrecida por guerras inútiles, debidas muchas veces al
capricho e ineptitud de los gobernantes.
C.
La
paz se mantiene gracias al equilibrio de fuerzas del equipamiento militar de
las distintas naciones.
Voltaire describe tanto los rasgos que a su modo de
ver definen las diferentes naciones como las guerras que asolaron y empobrecieron
Europa. Ni siquiera su carácter flemático y el deseo de elogiar los éxitos
franceses le permiten ocultar la animadversión que siente hacia los conflictos
bélicos. Voltaire concluye que los grandes reyes disponen tales empresas sin
preocuparse de los costes humanos, sólo de los económicos. Se podría decir que
la historia de Europa es la historia de las guerras y de los tratados de paz.
De las guerras que los reyes emprenden llevados no de la necesidad, ni tan
siquiera del interés, sino del humor y el capricho y de los tratados de paz que
los gobernantes se ven obligados a firmar antes de emprender la siguiente
acción bélica.
A. La Europa cristiana puede considerarse
como una república que contiene diversos Estados.
Voltaire considera que se puede ver a la Europa
cristiana como una gran república partida en numerosos Estados gobernados por
diferentes formas: monárquicas, aristocráticas, populares. Pese a sus
divergencias, dos son los elementos que les unen. Por un lado la religión, que
es la misma aunque se encuentre dividida en diferentes sectas. Por otro, los
principios jurídicos y políticos, lo que les permite mantener entre ellos un
equilibrio de poder y negociar, incluso en las situaciones de guerra.
128) Il y avait déjà longtemps
qu’on pouvait regarder l’Europe chrétienne (à la Moscovie près) comme une
grande république partagée en plusieurs États (…) tous ayant un même fond de
religion quoique divisés en plusieurs sectes ; tous ayant les mêmes
principes de droit public et de politique inconnus dans les autres parties du
monde. C’est par ces principes que les nations européennes (…) s’accordent
surtout dans la saga politique de tenir entre elles, autant qu’elles peuvent,
une balance égale de pouvoir, employant sans cesse les négociations, même au
milieu de la guerre.
La unidad intrínseca que Voltaire observa en Europa
le lleva a afirmar que la mayor parte de las guerras entre los príncipes
cristianos son especie de guerras civiles. « La plupart des guerres
entre les princes chrétiens sont des espèces de guerres civiles. » (Pg.
390)
Teniendo en cuenta estas similitudes que les unen,
Voltaire hace igualmente un repaso del carácter y de las costumbres de los
habitantes que conviven en cada una de las diferentes naciones que conforman
Europa. Además de Francia, Voltaire traza un análisis de Alemania, España,
Inglaterra, Portugal, Holanda, Roma, Italia, Suiza, los Estados del Norte y
Turquía.
España. Es cierto que la obra de Voltaire no suele dejar
en buen lugar a los españoles y que,
como cualquier francés de palacio que se precie, las razones que esgrime no se
corresponden en absoluto con las auténticas. En mi opinión, dos son los motivos
que le llevan a menospreciarlos. La primera, el ilimitado apoyo que ofrecieron
a la iglesia católica romana que era, sobre todo, romana y que permitió ejercer
al Vaticano, en general y a los clérigos en particular, un papel preponderante en los asuntos del
Estado. Voltaire es consciente de que
los españoles siguen anclados en el oscurantismo religioso. Si ello permite a
las clases poderosas mantener sus
privilegios les impide, igualmente, incorporarse al espíritu crítico de los tiempos
ilustrados.
Los celos que el descubrimiento de América suscitó
en el alma francesa, configuran la segunda causa de su rechazo a los íberos.
Los galos nunca comprendieron cómo un país como el nuestro –a sus ojos, inculto
y zafio- pudo acometer con éxito semejante empresa. Hasta el día de hoy no han
salido de su sorpresa. Sobre todo porque ellos mismos nunca han logrado lo que
aquellos “vagos e indolentes” españoles
consiguieron por lo que -a su modo de ver – se debía a eso de que: “todos los
tontos tienen suerte”. Ni siquiera les consoló el modo absolutamente irracional
en el que las riquezas procedentes de las Indias Occidentales fueron
dilapidadas por los poderosos y siempre católicos españoles en otros países,
gracias a lo cual florecieron, (he escrito “florecer”, no “surgir”), el Renacimiento
Italiano y el Renacimiento Holandés. Estoy segura de que en opinión de los
franceses se trataba de un acto de Justicia Divina por el cual se restablecía
el Orden Universal y se devolvía a cada cual al sitio que le correspondía. En
cualquier caso y, para gran satisfacción de los franceses, la ineptitud de los
gobernantes españoles y las disputas de sus súbditos no tardaron en hacerse
notar.
Como señala Voltaire en la página 136 « La grandeur espagnole ne fut donc plus, sous Philippe III qu’un vaste corps sans substance, qui avait plus de réputation que de force. Philippe IV, héritier de la faiblesse de son père, perdit la Portugal par sa négligence, la Roussillon par la faiblesse de ses armes et la Catalogne par l’abus de despotisme. Si nos divisions et nos fautes leur donnaient à des peuples que leurs privilèges mettaient en droit de mal servir ; les Castillans avaient la prérogative de ne point combattre hors de leur patrie ; les Aragonais disputaient sans cesse leur liberté contre le Conseil royal, et les Catalans, qui regardaient leurs rois comme leurs ennemis, ne leur permettaient pas même de lever des milices dans leurs provinces. Ainsi ce beau royaume était alors peu puissant au-dehors et misérable au-dedans, nulle industrie ne secondait, dans ce climats heureux, les présent de la nature ; ni les belles laines de l’Andalousie et de la Castille n’étaient préparées par les mains espagnoles. (…) »
Como señala Voltaire en la página 136 « La grandeur espagnole ne fut donc plus, sous Philippe III qu’un vaste corps sans substance, qui avait plus de réputation que de force. Philippe IV, héritier de la faiblesse de son père, perdit la Portugal par sa négligence, la Roussillon par la faiblesse de ses armes et la Catalogne par l’abus de despotisme. Si nos divisions et nos fautes leur donnaient à des peuples que leurs privilèges mettaient en droit de mal servir ; les Castillans avaient la prérogative de ne point combattre hors de leur patrie ; les Aragonais disputaient sans cesse leur liberté contre le Conseil royal, et les Catalans, qui regardaient leurs rois comme leurs ennemis, ne leur permettaient pas même de lever des milices dans leurs provinces. Ainsi ce beau royaume était alors peu puissant au-dehors et misérable au-dedans, nulle industrie ne secondait, dans ce climats heureux, les présent de la nature ; ni les belles laines de l’Andalousie et de la Castille n’étaient préparées par les mains espagnoles. (…) »
Portugal. De los portugueses dice en la pg. 138 que cultivaban por necesidad el comercio que los españoles
descuidaban por negligencia. « Les Portugais cultivaient par nécessité le
commerce que l’Espagne négligeait par fierté »
El amor que siente por Holanda, país en el que trabajó enviado por el gobierno francés es
innegable. Voltaire lo considera a su población –en su mayor parte calvinista-
trabajadora infatigable y amante de la libertad y del comercio. La Compañía de
las Indias Orientales genera cada año mayores beneficios, sin que ello corrompa
la simplicidad frugal de los ciudadanos holandeses. Según el autor francés, los
holandeses resisten vehementemente a su tirano Felipe II. (Pg.139) « (…) résistèrent
à toutes les forces de leur maître et de leur tyran, Philippe II (…) »
y están unidos inevitablemente a los franceses
por tener ambos los mismos enemigos. Lo que no dice, al menos no en este primer
momento, es que los holandeses también resistirán con todas sus fuerzas los
intentos de conquista de Luis XIV, hasta el punto de inundar su propio país
para impedirlo. Con el ejemplo holandés Voltaire demuestra, además, que la
historia de Europa es también la historia de la libertad. (Pg.284)
« La disette fut grande chez se peuples: ils manquèrent surtout d’eau
douce (…) mais ces extrémités parurent moindres que l’esclavage. »
Voltaire describe el carácter de Luis XIV en contraposición
al de Guillermo de Orange en dos apartados. En la página 273 asegura que el espíritu flemático y sin ostentación del
príncipe Guillermo estaba hecho para combatir la adversidad. Amaba la guerra y
no conocía ni los placeres derivados de la grandeza ni de la humanidad, lo que
le hacía ser opuesto en casi todo a Luis XIV. « Le prince
Guillaume d’Orange. Son humeur était froide et sévère ; son génie, actif
et perçant ; son courage, qui ne se rebutait jamais, fit supporter à son
corps faible et languissant des fatigues au-dessus de ses forces. Il était
valeureux sans ostentation ambitieux flegmatique faite pour combattre
l’adversité, aimant les affaires et la guerre, ne connaissant ni les plaisirs
attachés à la grandeur ni ceux de l’humanité, enfin, presque en tout l’opposé
de Louis XIV ».
Y en la página
419, cuando cita su muerte acaecida el 19 de Marzo de 1702 dice que según
se aprecien unas u otras cualidades se preferirá a Guillermo o a Luis XIV. Los
que admiren que un príncipe adquiera un
reino sin poseer el derecho de la naturaleza, de mantenerse en el gobierno sin
ser amado, de gobernar despóticamente sin subyugar, de tener las cualidades de
un general y el valor de un soldado sin perseguir a nadie por causa de su
religión, despreciar todas las supersticiones humanas, y ser austero en sus
costumbres, preferirán a Guillermo de Orange.
Los que, por el contrario prefieran la magnificencia de una corte
brillante, la protección a las artes, el celo por el bien público, la pasión
por la gloria, el talento de reinar tanto en el plano político como
diplomático, darán su preferencia a Luis XIV. “Ceux qui estiment plus l’avantage d’avoir acquis
un royaume sans aucun droit de la nature, de s’y être maintenu sans être aimé,
d’avoir gouverné despotiquement la Hollande sans la subjuguer, d’avoir été
l’âme et le chef de la moitié de l’Europe, d’avoir eu les ressources d’un
général et le valeur d’un soldat, de n’avoir jamais persécuté personne pour la
religion, d’avoir méprisé toutes les superstitions des hommes, d’avoir été
simple et modeste dans ses mœurs ; ceux-là, sans doute, donneront le nom
de grand a Guillaume plutôt qu’à Louis. Ceux qui sont plus touchés de plaisirs
d’une cour brillante, de la magnificence, de la protection donnée aux arts, du
zèle pour le bien public, de la passion pour la gloire, du talent de
régner ; »
Por lo que a Inglaterra
respecta, la guerra civil le ha dejado empobrecida y la figura genial de Cromwell que ejerce sus
facultades de gobernante con la calidad de un gran rey, cubre sus crímenes como
usurpador. (Pg.142) « (…) dans son gouvernement couvrit des qualités
d’un grand roi tous les crimes d’un usurpateur. »
De Alemania
alaba su gusto por el trabajo, su paciencia y la robustez de sus gentes. Sin
embargo, lamenta que la seriedad de sus costumbres, unida a su carencia de
dinero no les permita disfrutar de los pequeños placeres de la vida. 129)
L’empire d’Allemagne est le plus puissant voisin qu’ait la France ; (…)
moins riche peut-être en argent, mais plus féconde en hommes robustes et
patients dans le travail. (…) Chaque membre de l’Empire a ses droits (…) et la
connaissance difficile de tant de lois, (…)
134) L’Allemagne n’était point
alors aussi florissante qu’elle l’est devenu depuis, le luxe y était inconnu,
et les commodités de la vie étaient encore très rares, chez les plus grand
seigneurs. (…) la gravité de mœurs et la lenteur particulière aux Allemandes
les privaient de ces plaisirs.
De Roma elogia la firmeza y la flexibilidad que la caracterizan, que han hecho
posible que conserve todo lo que humanamente puede ser posible guardar. (Pg.145)
« Je ne sais si une autre nation eût pu conserver si longtemps dans
l’Europe tant de prérogatives toujours combattues: toute autre cour les eût
peut-être perdues, ou par sa fierté, ou par sa mollesse, ou par sa lenteur, ou
par sa vivacité ; mais Rome employant presque toujours à propos la fermeté
et la souplesse, a conservé tout qu’elle a pu humainement garder. » El resto de Italia aparece dividida y aunque su
influencia política y económica ha perdido vigor, siguen disfrutando del
carisma de tiempos pasados. Los habitantes de Suiza son inteligentes, libres y felices aunque pobres. A las naciones del Norte: Polonia, Dinamarca,
Suecia y Rusia las considera poco desarrolladas y con tendencia a recelar de
sus vecinos y a declarar la guerra.
Turquía juega un papel importante en Europa. La vagancia y la
crueldad invaden el serrallo; los sultanes son los más despóticos y los menos
seguros en sus tronos y en sus vidas. Después de haberse liberado de los
ataques persas, los turcos han supuesto un terrible peligro para la
cristiandad. Gracias a su experiencia, al valor, a las riquezas y a la
constancia en el trabajo, los turcos consiguieron conquistar media Europa. A
decir de Voltaire, la salvación de los países Europeos no se debió a la
oposición europea, sino al vicio de los gobernantes turcos y a sus malos
generales. (Pg.263) « Il est
certain que des vainqueurs tels que les Turcs, avec de l’expérience, du
courage, des richesses, et cette constance dans le travail qui faisait alors
leur caractère, devaient conquérir l’Italie et prendre Rome en bien peu de
temps. Mais les lâches empereurs qu’ils ont eus depuis, leurs mauvais généraux
et le vice de leur gouvernement ont été le salut de la chrétienté. »
Sin embargo, su orgullo chauvinista francés no le
oculta los defectos de su patria. De Francia
dice que las gentes fueron esclavas hasta los tiempos de Felipe Augusto. Los
señores, tiranos hasta Luis XI y los reyes ocupados siempre en mantener su
autoridad contra sus vasallos no tuvieron jamás ni el tiempo de cuidar el
bienestar de sus súbditos ni el poder de hacerles felices. Pg.125)
« En France, les peuples furent
esclaves jusque vers le temps de Philippe Auguste; les seigneurs furent tyrans
jusqu’à Louis XI ; et les rois, toujours occupés à soutenir leur autorité
contre leurs vassaux, n’eurent jamais ni le temps de songer au bonheur de leurs
sujets, ni le pouvoir de les rendre
heureux. » En
la página 126, se lamenta de que los franceses no hayan participado ni en los
grandes descubrimientos ni en los grandes inventos de las otras naciones y
reconoce que hasta la época de Luis XIV, Francia se había caracterizado por
estar sumida en la ignorancia (página
156) y en superstición (página 157). En la
página154 denuncia la existencia de un comercio poco desarrollado,
concentrado en las manos de unos pocos; administradores sin talento y en la página 155 Voltaire describe a Francia
como un país desgarrado por las guerras civiles, hasta el punto de afirmar que
en el curso de veinte años han muerto más franceses a manos de otros franceses
que a mano de los enemigos. (Pg.155). “Ce n’est pas trop dire que dans le cours de
vingt années, dont dix avaient été troublées par la guerre, il était mort plus
de Français de la main de Français mêmes, que de celle des ennemis”
Lo
que diferencia a Francia de Alemania es que la diferencia de gobierno y de ingenio les
hace a los primeros más aptos para el ataque y a los segundos para la defensa. (135) (…) La différence du gouvernement et
du génie rend les Français plus propres pour l’attaque, et les Allemands pour
la défense.
De
Inglaterra lo que le diferencia es que allí las luchas civiles están causadas por una ira razonada 181) “fureur raissonnée”. Es la espada
la que decide los acontecimientos. Los reyes vencidos son juzgados con las
mismas formalidades jurídicas que las que se emplean para cualquier otro
criminal. Los franceses, en cambio, se precipitan en las sediciones por puro
capricho. Es el amor el que arrastra a la sensatez a la perdición. No es
extraño encontrar a las mujeres a la cabeza de las fracciones Son ellas las que
alientan a los generales a iniciar revueltas y a abandonar a los ejércitos a su
suerte. Los ingenuos generales complacen a mujeres que además se ríen de ellos.
La duquesa de Longueville representa un buen ejemplo. En la página 181 escribe
Voltaire. « La
duchesse de Longueville engagea Turenne à peine maréchal de
France, à faire révolter l’armée qu’il commandait pour le roi (1649) Turenne
n’y réussit pas ; il quitta en fugitif l’armée dont il était général, pour
plaire à une femme qui se moquait de sa passion » En la página 182 cuenta que el duque de La
Rochefoucault sufre una herida en el combate de Saint- Antoine. Antes de morir, escribe a la duquesa de Longueville
que para obtener su amor le ha declarado la guerra a los reyes y se la hubiera
declarado incluso a los dioses: « Pour
mériter son cœur, pour plaire à ses beaux yeux. J’ai fait la guerre aux
rois ; je l’aurais faite aux dieux. »
Voltaire concluye resignado que lo que salva a la
corte francesa es que tales revueltas, dado el carácter débil y mudable de los
partidos que las organizan, terminan siempre vencidas. La desunión de los
diferentes agitadores permite la supervivencia del gobierno vigente. (pg.184)
(…) mais les révoltés furent toujours désunis, et c’est qui sauva la cour.
B. Europa está constantemente empobrecida
por guerras inútiles, debidas muchas veces al capricho e ineptitud de los
gobernantes.
Una de las observaciones de Voltaire en la página 152 es que la política y las
armas parecen ser lamentablemente las dos profesiones más naturales al hombre.
Resulta inevitable o negociar o batirse. La opinión pública cree que el éxito
es producto del mérito cuando en realidad se debe a la suerte se lamenta en la página 226. “(…) mais notre conduite et nos
entreprises dépendent uniquement de la trempe de notre âme, et nos succès dépendent
de la fortune. »
Los buenos ministros son tan necesarios como escasos
y es preciso remarcar que un ministro poderoso no es lo mismo que un ministro eficiente. Para lo primero no hace
falta más que un espíritu mediocre, buen sentido y fortuna. En cambio, para ser
un buen ministro resulta imprescindible la pasión por el bien público. El gran
hombre es el que deja obras útiles a la patria. Y aunque Voltaire utiliza el
término « monumentos » con ello, a mi juicio, no alude a las obras
arquitectónicas sino a las dirigidas a construir y mantener una sociedad. (Pg.227)
« En fin, il est très vrai que, pour faire un puissant ministre il ne faut
souvent qu’un esprit médiocre, du bon sens et de la fortune ; mais pour
être un bon ministre, il faut avoir pour passion dominante l’amour du bien
public. Le grand homme d’État est celui dont il reste de grands monuments
utiles à la patrie. »
Son los servicios prestados a la patria y no los
títulos los que importan a la posteridad.
(Pg. 330) « Les titres ne servent de rien pour la
postérité ; le nom d’un homme qui a fait de grandes choses impose plus de
respect que toutes les épithètes. »
Voltaire considera las guerras como el origen de los peores desórdenes y de la miseria de
las naciones. Con frecuencia vienen dictadas por intereses tan desconocidos
como inútiles. Ana de Austria, por ejemplo, se ve obligada a proseguir una guerra
contra su hermano Felipe IV al que amaba y que Richelieu había comenzado sin
ningún motivo que la justificara, ni siquiera el de recuperar Navarra. (Pg. 160) « Anne
d’Autriche fut obligée d’abord de continuer la guerre contre le roi d’Espagne,
Philippe IV, son frère, qu’elle aimait. Il est difficile de dire précisément
pourquoi l’on faisait cette guerre ; on ne demandait rien à l’Espagne, pas
même la Navarre, qui aurait dû être le patrimoine des rois de France. On se
battait depuis 1635, parce que le cardinal de Richelieu l’avait voulu, et il
est à croire qu’il l’avait voulu pour se rendre nécessaire. »
En cambio, los reyes europeos dejan a los venecianos
abandonados a su suerte frente a la embestida turca y si se libran de la
embestida no es, como ya hemos visto, que por los defectos de las armadas
turcas. (Pg. 261) « On ne sait s’il plus étonnant que les
Vénitiens se fussent défendus si longtemps ou que les rois de l’Europe les
eussent abandonnés. »
Lejos de favorecer el bien de la nación, las guerras
lo perjudican. Salvo el deseo de gloria de los ministros o el deseo de poder de
los reyes –que en nada coinciden con las necesidades de sus vasallos- rara vez
existen causas reales que las justifiquen.
El pueblo
permanece ajeno a las victorias porque es el pueblo el que en cualquier caso y
sin excepción ha de costear las batallas tanto con su dinero como con sus vidas.
A nadie, mucho menos a Voltaire, se le pasa por alto que lo que preocupa a los
generales no son las víctimas sino ganar la guerra. « 451) Peu importe à un
général le nombre des morts quand il vient à bout de son entreprise. »
Es por ello, señala Voltaire, que los habitantes europeos
no sienten ningún interés por las acciones que emprenden sus generales y que
las monarquías cristianas hayan de echar mano de los mercenarios. «
(Pg.216) Les nations, dans les monarchies chrétiennes, n’ont presque jamais
d’intérêt aux guerres de leurs souverains. Des armées mercenaires, levées par
ordre d’un ministre, et conduites par un général qui obéit en aveugle à ce
ministre, font plusieurs campagnes ruineuses, sans que les rois, au nom
desquels elles combattent, aient l’espérance, ou même le dessein, de ravir tout
le patrimoine l’un de l’autre. Le peuple vainqueur ne profite jamais des
dépouilles du peuple vaincu; il paye tout; il souffre dans la prospérité des
armes, comme dans l’adversité ; et la paix lui est presque aussi
nécessaire, après la plus grande victoire que quand les ennemis ont pris ses
places frontières ».
Sin embargo, aquí me gustaría hacer un pequeño
comentario personal. De la lectura del libro se deduce que Europa fue a lo
largo de muchos años un campo de batalla devastado por las enfermedades, las
guerras y el hambre al que condenaban los impuestos que el coste de las guerras
conllevaba. La necesidad de contratar mercenarios que Voltaire denuncia era consecuencia sin duda del desdén natural de los ciudadanos por las acciones bélicas, pero a esto cabría unir, en mi opinión, la escasez de soldados de los
que los ejércitos, debido a la merma de la población, podían echar mano. Si a los generales y reyes no les importaban las
vidas humanas que sus acciones bélicas causaban, dudo mucho que tomaran en
consideración el desinterés de sus súbditos por tomar parte en ellas. En uno de
los apartados, Voltaire cuenta que el hambre que la mala cosecha provocó,
supuso una ventaja ya que aumentó el número de alistamientos en las filas de
Luis XIV. (Pg.499) « La famine qui désolait les campagnes fut
une ressource pour la guerre. Ceux qui manquaient de pain se firent soldats.
Beaucoup de terres restèrent en friche ; mais on eut une armée. »
Las numerosas guerras civiles y revueltas
empobrecieron a Francia. El uso de la pólvora hace aun más cruentos los
enfrentamientos. (Pg.448) « La forcé du corps, l’adresse, le courage
d’un combattant ne lui servent plus de rien. Les batailles sont devenues de
grandes machines dont la mieux montée dérange nécessairement celle qui luis est
opposée (…) Ainsi, l’art de se détruire est non seulement tout autre de ce
qu’il était avant l’invention de la poudre, mais de ce qu’il était il y a cent
ans. »
C. La paz se mantiene gracias al equilibrio de fuerzas
del equipamiento militar de las distintas naciones.
En lo que a la paz se refiere, no es la elocuencia
sino las victorias las que impulsan los tratados. (Pg.505) « L’esprit, la
sagesse, l’éloquence ne sont rien dans des ministres lorsque le prince n’est
pas heureux. Ce sont les victoires qui font les traités. »
Tantas guerras han dejado asolada y cansada a la
Europa. Después de la paz de Utrecht (11 de Abril 1713) Francia se rehace
gracias al buen hacer del cardenal de Fleury. Su éxito no se debe a la
introducción de innovación alguna. Simplemente fomenta la paz, deja que Francia
se rehaga de sus pérdidas a través del comercio y trata al Estado como un
cuerpo fuerte y robusto, capaz de restablecerse por sí mismo. Felizmente para
la Europa, el Primer Ministro de Inglaterra, Robert Walpole, era de un carácter
igual de pacífico. Ambos contribuyeron a mantener a Europa en paz hasta 1733.
Durante este tiempo se forman dos potencias de las que no se había oído hablar
anteriormente: Rusia y Prusia.
Inglaterra conserva su supremacía en el mar y
Holanda pierde la suya. Suecia languidece, Dinamarca florece. España y Portugal
subsisten gracias a las riquezas que llegan de América. Italia, partida en
numerosos estados, se convierte en un patrimonio austriaco. La casa de Austria
renace de sus cenizas.
Europa queda dividida en dos grandes bloques. De una
parte, los Estados del imperio austrohúngaro y una parte de Alemania, Rusia, Inglaterra,
Holanda y Cerdeña. El otro bloque lo forman los Países Bajos, España, Dos
Sicilias, Francia, Prusia y Suecia.
Las guerras entre las diversas naciones han asolado Europa.
Sólo la guerra fría detuvo los conflictos bélicos. Como
apunta Voltaire, todas las potencias europeas quedaron armadas y el temor que
cada mitad de Europa parecía inspirar la una a la otra hacían presagiar una paz
duradera. Como se observa, la guerra fría no es algo propio de nuestra época. (Pg.550) « Toutes les
puissances restèrent armées; et on espéra un repos durable par la crainte même
que les deux moitiés de l’Europe semblaient inspirer l’une à l’outre.» (Pg.561) « (…) de sorte qu’après la
paix d’Aix-la- Chapelle les puissances chrétiennes de l’Europe ont eu environ
un million d’hommes sous les armes (…) il n’y aurait aucun agresseur, parce que
tous les États étaient armés pour se défendre.
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El tomo segundo, ocupa desde el capítulo veinticuatro hasta el
treinta y seis y en ellos se comentan la situación interna de Francia en
general y de la Corte, en particular.
En esta segunda parte Voltaire se concentra en los
aspectos internos de Francia. Los esfuerzos iniciales de Luis XIV por asegurar
su mando admirarán y asombrarán a la Corte. En efecto, la historia del joven
rey permitía esperar más bien lo contrario debido principalmente a los manejos
del Cardenal Mazarino que puso gran cuidado en mantenerlo apartado tanto de los
asuntos políticos del Estado como de la disponibilidad de dinero. Cuando Luis
XIV llegó al poder encontró que Mazarino había dejado asegurada a su familia
una importante fortuna y que el Ministro
de Hacienda, el superintendente Fouquet
tenía las arcas del Estado vacías al mismo tiempo que su fortuna
personal constituía una de las mayores del reino.
Varias son las ideas principales que en este segundo
tomo se recogen:
1. Crítica a la religión – especialmente a la católica. Desde el punto de
vista externo, esta crítica se centra, en la intromisión de la Iglesia en los
asuntos políticos y desde el punto de vista interno, en la inutilidad de las
disputas teológicas, que sólo originan escisiones causadas en el fondo por un
deseo de poder.
Voltaire dedica al menos cinco capítulos a las
cuestiones eclesiásticas y a las disputas ridículas en las que se enzarzan una
y otra vez sus representantes. Su crítica al papel político que las
instituciones religiosas se empeñan en ejercer y que no tienen nada que ver con
la función espiritual que les corresponde, es una constante en toda la obra del
escritor francés, lo que se corresponde con la reivindicación ilustrada que
pregonaba la separación entre Estado e Iglesia.
Su gran condena va dirigida, sin duda alguna, a las
guerras de religión que considera estúpidas, necias y propias de personas
ociosas que arrastran a la perdición a los pueblos. Las guerras de religión
sean con pluma o con espada son inútiles y vanas. La libertad de expresión y de
pensamiento es un derecho y no algo que se pueda condenar por el poder, sea del
tipo que sea. Los poderosos utilizan a menudo la religión para justificar su
despotismo humano. A este respecto cuenta Voltaire una anécdota: el rey se
consideraba rey “por la gracia de Dios”
y que la Iglesia lo consideraba dependiente justamente por este motivo.
De igual modo, sus posiciones filosóficas le llevan
a criticar todas las tendencias religiosas: a los calvinistas, a los
jansenistas, a los quietistas y como no podía ser menos a los jesuitas y a los
dominicos que llegados a China se enzarzaron en peleas delante de la corte
imperial. El asombro del emperador fue tal que en vez de mandar ajusticiarlos
como hubiera sido lo previsible, se contentó con desterrar a unos extranjeros
que delante de la corte china discutían sobre si ellos, los chinos eran o no
paganos y que además no sentían ningún pudor por pelearse a mandíbula batiente
(y nunca mejor dicho) delante de la figura celestial del emperador. ¡Y todo
esto sin ni tan siquiera dominar la lengua del país!
2. Fomento de la Economía.
Las numerosas guerras han dejado a Francia al borde
de la bancarrota. Así pues, la necesidad
prioritaria del momento es el impulso de la economía francesa. Colbert es el
hombre que se encarga de poner en marcha todas las reformas legales, económicas
y políticas necesarias para conseguirlo. El ministro francés se centrará en
varios aspectos: el comercio, la natalidad, la manufactura... Muchos de estas
iniciativas tendrán en común sobre todo la desgravación de los impuestos, por
un lado y la subvención del Estado, por otra.
Política familiar dirigida a incentivar la natalidad. A los matrimonios con hijos se les desgravan
impuestos. (Pg.678)
El impulso del comercio interior y exterior. En este
sentido, el rey comienza a partir de 1662, el rey concede a los súbditos
franceses ventajas fiscales en el transporte de mercancías para favorecerles
con respecto a los comerciantes extranjeros. (Pg.675) « Le roi
commença, dès 1662, à exempter ses sujets d’une imposition nommée le droit de fret, que payaient tous les
vaisseaux étrangers ; et il donna aux Français toutes les facilités de
transporter eux-mêmes leurs marchandises à moins de frais. » Nace el comercio marítimo. (Pg.675); Los puertos de Dunquerque y de Marsella se declararán
puertos francos. (Pg.675); Se forma
una Compañía de las Indias Occidentales y otra de las Grandes Indias. (Pg.675); El rey patrocina esta empresa
e invita a otras personas de la corte a contribuir económicamente. (Pg.676); Pondicherry, el punto francés
más en India, llega a ser la rival de Batavia: capital holandesa de las Indias
Orientales. (Pg.676-677)
Se introduce la industria en Francia.
A partir de
1663, se introduce en Francia la industria textil que hasta el momento estaba
en manos inglesas y holandesas y la industria del cristal iniciada desde 1666,
realizará trabajos tan exquisitos que podrán compararse con los de la industria
veneciana del cristal. Lo mismo cabe decir con respecto de los tapices de
Turquía, Persia, cuya calidad se verá superada en la Savonnerie y los de Flandes que dejarán paso a los de Gobelins. (Pg.679) También en el apartado del comercio denuncia Voltaire la
intolerancia religiosa. Voltaire está convencido de que Francia hubiera podido
llegar a ser mucho más poderosa si no se hubiera expulsado a los calvinistas,
que dominaban el arte del hierro blanco y del acero que se llevaron con ellos
esta industria. (Pg.680)
3.
La
importancia de la infraestructura
Se mejoran las infraestructuras de Francia cuyos
caminos se verán ensanchados, multiplicados y mejor vigilados. (675)
Les grands chemins, jusqu’ alors impraticables, ne furent plus négligés, et peu
à peu ils devinrent ce qu’ils sont aujourd’hui sous Louis XV, l’admiration des
étrangers. París
experimenta un desarrollo sin igual: se hacen obras de pavimentación, se instala
alumbrado, se vigilan las calles para salvaguardar a los ciudadanos. (Pg.680-681); se prohíbe ir a caballo
por la ciudad para evitar las peleas callejeras (Pg.700); así como los duelos (pg.687).
Sin embargo, critica el despilfarro que supuso Versalles y lamenta que se
invirtiera tanto dinero para su construcción, malgastando con ello recursos que
se hubieran podido dedicar a otros puntos más necesarios. (Pg.696)
4.
Reforma
de las leyes.
Si por un lado Voltaire reclama la separación entre
Iglesia y Estado, apela, por otro, a la necesidad de la imparcialidad y de la
independencia de la Justicia con respecto a los caprichos del rey. Su intención
última obedece, a mi modo de ver, al deseo de que se reconozca el derecho a la
libertad de expresión. (Pg.611) « Le citoyen qui n’offense point les lois
de l’État doit-il être puni si sévèrement par celui qui représente l’État? N’y
a-t-il pas une très grande différence entre déplaire à son souverain et trahir
son souverain? Un roi doit-il traiter un homme plus durement que la loi no le
traiterait ? »
Esta idea recuerda mucho la posición que mantiene
Montesquieu al diferenciar entre el honor y la gloria. Según Montesquieu, el
honor, atañe a la esfera privada, mientras que la gloria pertenece al terreno
de lo público y es ella, en efecto, la que anima a los
hombres a emprender grandes empresas. Idea compartida igualmente por Voltaire porque como
él también afirma: el rey que ama la gloria, ama el bien público. (Pg.695) “Tout roi qui aime la gloire aime le bien public.”
Las reformas legislativas propiamente dichas
comienzan a partir de 1667. En primer lugar aparece la ordenanza civil, seguida
del código de las aguas y de los bosques; el código de comercio y el de la
marina. Aparece además una nueva jurisprudencia que reconoce los derechos
humanos a los negros de las colonias. (Pg.686)
5.
Consecuencias
de las reformas legislativas y sociales.
Voltaire señala que tales reformas conducen a una
dulcificación de las costumbres sin que por ello se descuide la valentía. El
lujo excesivo es cada vez menor y el poder adquisitivo de la clase media,
mayor. El lujo –dice Voltaire- queda reservado para las naciones que ignoran el
arte de vivir. (Pg.701) « On est parvenu enfin à ne plus mettre le
luxe que dans le goût et dans la commodité. La foule de pages et de domestiques
de livrée a disparu, pour mettre plus d’aisance dans l’intérieur des maisons.
On a laissé la vaine pompe et le faste extérieur aux nations chez lesquelles on
ne sait encore que se montrer en public, et où l’on ignore l’art de
vivre. » Se rescinde de gran parte de los sirvientes para permitir mayor
comodidad dentro de las casas. El desarrollo de la técnica hace la vida más
cómoda y confiere la sensación de opulencia. (Pg.713) « (…) on croirait
que l’opulence est vingt fois plus grande qu’autrefois. Tout cela est le fruit
d’un travail ingénieux, encore plus que de la richesse. » Las desigualdades sociales se acortan. (Pg.702) « (…) et plus le service en
tout genre prévaut sur les titres, plus un État est florissant. »
Voltaire considera, en efecto, que las reformas que
han hecho posible el desarrollo de la industria, la agricultura y el comercio
han mejorado a su vez las condiciones de vida. A juicio del autor francés no es
la plata ni el oro los que proporcionan una vida cómoda. Es el Ingenio. Un
pueblo que no dispusiera de ninguna otra riqueza que no fueran los métales,
sería un pueblo muy miserable. Por el contrario el que concentrara todos sus
esfuerzos en la producción agrícola sería, sin duda alguna, un pueblo
verdaderamente rico. (Pg.714) « Ce n’est point en effet l’argent et l’or
qui procurent une vie commode: c’est le génie. Un peuple qui n’aurait que ces
métaux serait très misérable ; un peuple qui, sans ces métaux, mettrait
heureusement en œuvre toutes les productions de la terre, serait véritablement
le peuple riche. »
El impuesto proporcional que sustituyó al arbitrario
contribuyó, por su parte, a aumentar y consolidar las fortunas de los
agricultores. (Pg.715) « La taille proportionnelle, substituée à
l’arbitraire, a contribué encore depuis environ trente années à rendre plus
solides les fortunes des cultivateurs (…) » No es que los jornaleros –la mano de obra agrícola
que sólo dispone de sus brazos para sobrevivir- hayan desaparecido, porque es imposible
erradicar la pobreza pero al menos sí es posible conseguir destruir la miseria.
(Pg.715) « Le manœuvre,
l’ouvrier, doit être réduit au nécessaire pour travailler: telle est la nature
de l’homme. Il faut que ce grand nombre d’hommes soit pauvre, mais il ne faut
pas qu’il soit misérable. »
6.
La
reforma del arte de la guerra.
Las guerras han dejado el Estado arruinado. A pesar
de que Voltaire detesta los conflictos bélicos, ve en el armamento una
necesidad de cara a la defensa. (Pg.687)
« Législateur de ses peuples, il le fut de ses armées. ». Se reforman los cuerpos militares y se les da
uniformes, se crean compañías especiales, por ejemplo las dedicadas a combatir
con bayoneta (Pg.689) y las de
húsares que antes de Luis XIV únicamente se conocían en los ejércitos enemigos.
Forma un cuerpo de ingenieros y se perfecciona el arte de fortificación. Se
crea la institución de los inspectores generales para controlar la disciplina
militar. Se instituyen órdenes –como la de San Luis- que conceden recompensas
honoríficas, tan importantes en muchas ocasiones. (Pg.690). Por otra parte, organiza las fuerzas marítimas (Pg.691) y establece construcciones
militares en los puertos (Pg.692).
La conclusión de Voltaire es doble. Por un lado,
reconoce a Luis XIV el mérito de haber estructurado las fuerzas armadas
francesas y de haberles dotado de una organización anteriormente inexistente. (Pg.688)
« Il fut le premier qui, en temps de paix, donna une image et une leçon
complète de la guerre. » Por otro, es consciente de que el propósito final de
tal esfuerzo es la consecución del éxito en un -más que seguro- futuro
conflicto bélico que, como pasa siempre, lo único que logrará será arruinar al
Estado. (Pg.696) « La guerre, qui finit par la paix de
Ryswick, commença la ruine de ce grande commerce que son ministre Colbert avait
établi ; et la guerre de la Succession (d’Espagne) l’acheva. »
7. Consecuencias de la guerra
Que Voltaire alabe las nuevas reformas en la
estructura militar no impide el malestar que las guerras le producen. Voltaire
considera las guerras como la fuente principal de la miseria y ruina de un
país. Les priva de ciudadanos y bienes necesarios para la construcción de un
Estado y lo peor –asegura Voltaire desde las primeras páginas de su libro- es
que muchas veces las causas que se aducen a la hora de iniciar un conflicto
bélico obedecen a los caprichos individuales de los ministros y sus reyes, a
las veleidades femeninas que conquistan los corazones masculinos y a la
diferencia de ideas, generalmente religiosas. Esto es: a la intolerancia. Las
deudas que los enfrentamientos armados producen no pueden compensarse ni con el
botín de la victoria ni con la producción de un país. La victoria conlleva
tantas pérdidas como la derrota.
Ello explica por qué a la muerte del rey Luis XIV,
Francia quedó sumida en un lamentable estado de cuentas a consecuencia de tantos conflictos bélicos. Ni
siquiera el genio de Colbert pudo impedir la ruina de un Estado cuyos gastos
superaban en mucho a sus ingresos y aunque al asumir su cargo intentó reducir
los impuestos, lo cierto es que no tuvo más remedio que aumentarlos. La
devaluación de la moneda y la inflación son temas que Voltaire abarca
profundamente en el capítulo veintiocho.
8.
El
desarrollo de las artes.
A Voltaire no le pasa desapercibido que si Luis XIV
puede llamarse “el rey Sol” es sobre todo por lo mucho que ayudó a impulsar las
ciencias y las artes. De no ser así, su reinado no hubiera diferido en gran
cosa de otros tantos.
Las ciencias se perfeccionan. Voltaire se muestra
más interesado por el desarrollo de la técnica, que hace posible una vida más
cómoda, que por las matemáticas. Sus críticas se concentran especialmente en
Descartes. A su juicio, un hombre que desdeña la experiencia y que quiere
construir un edificio sin materiales, sólo puede llegar a levantar un edificio
imaginario. Según Voltaire, Descartes
hace lo contrario de lo que se debería hacer: en vez de estudiar la naturaleza,
la adivina. (Pg.717) (Descartes) « il fit le contraire de
ce qu’on devait faire: au lieu d’étudier la nature, il voulut la deviner. Il
était le plus grand géomètre de son siècle ; mais la géométrie laisse
l’esprit porté à l’invention. (…) Un
homme qui dédaigna les expériences, qui ne cita jamais Galilée, qui voulait bâtir
sans matériaux, ne pouvait élever qu’un édifice imaginaire. »
El pensador ilustrado no oculta su admiración por el
pensamiento inglés. Pone como ejemplo a
la “Sociedad Libre de Londres” como un ejemplo a seguir porque allí se trabaja
por el honor de trabajar. Es de allí de donde saldrán entre otros, los
descubrimientos sobre la luz y la gravitación. De tal manera, concluye Voltaire
en la página 718, que el siglo de
Luis XIV podría llamarse también “el Siglo de los ingleses”.
No pasará mucho tiempo hasta que los franceses se
decidan a imitar el modelo de las Academias inglesas. La música y la pintura se
perfeccionan y se fomentan. Al mismo tiempo que se enriquece la Biblioteca Real
con miles de nuevos volúmenes. Los progresos en educación y el espíritu
ilustrado contribuirán a hacer desaparecer muchas de las antiguas
supersticiones y convertirán a los franceses en los verdaderos protagonistas de
la elocuencia, la poesía, la literatura y los libros de moral y de saber estar.
Lo que se interrelaciona, sin duda alguna, con el perfeccionamiento de la gramática
y la estructura de la lengua francesa. El deseo de enseñar se ve correspondido con el deseo de aprender,
de tal manera, dice Voltaire, que la profusión de la cultura convierte en
exigentes críticos a aquellos que han sido instruidos por las mentes más
brillantes. En la página 748 Voltaire
se pregunta qué actitud hay que adoptar ante las críticas de los menos formados
intelectualmente y qué solución hay que tomar cuando junto a la aparición de
obras geniales aparece un enorme número de obras superficiales y vanas.
Ninguna, contestará Voltaire. Lo importante es que existan las obras geniales.
A Voltaire –al contrario de lo que le sucedía a
Ortega y Gasset- no le molesta la masificación cuando en una sociedad existe un
gran desarrollo de las artes. A la masa no hay que destruirla, hay que
ignorarla. A los críticos que exponen sus juicios sin saber no hay que
desterrarlos, simplemente hay que ignorarlos y no darles más valor del
necesario. La élite de los mejores es cosa de pocos pero si los muchos son
buenos, es necesario por fuerza que el número de los mejores se vea
incrementado. Al ilustrado Voltaire le resultaba inconcebible pensar que un
incremento en la educación podría conducir al incremento de los
letrados-iletrados. Esto es, un mayor número de las personas que sabiendo leer
no se interesan por el saber sino sólo y exclusivamente por la diversión.
Lo que sí sabe Voltaire perfectamente es que la
consecución del éxito y del reconocimiento no es fácil para los mejores y que
la mayor parte de las veces depende de causas ajenas al mérito. De ahí que su
empeño en remarcar la importancia de hacer amigos. Él mismo lo ha experimentado.
En una pequeña autobiografía que escribió, cuenta que llegó a ser miembro de la
Academia de la Historia gracias al apoyo de la favorita del rey, del mismo modo
que la causa de que no lo hubiera llegado a ser antes había sido la oposición
de la anterior favorita. Voltaire no ignora la fuerza de las mujeres en la
política y en la religión. De hecho, es consciente de que muchas de las
tendencias religiosas se expanden con la ayuda femenina. En el caso del
quietismo, no es sólo que una mujer lo impulse sino que es precisamente una
mujer la que lo hace aparecer.
9.
El
aumento de la deuda. Capítulo veintiocho
A juicio del escritor francés, el verdadero artífice
del impulso de la industria y del comercio fue Colbert, el ministro de Economía
de Luis XIV y tacha de injusto al pueblo por culparle del estancamiento
económico que se experimentó a partir de 1702. (Pg.703) “Les Français lui
doivent certainement leur industrie et leur commerce”. Aunque Voltaire no niega que, ciertamente, Colbert
podía haber hecho más de lo que hizo, reconoce igualmente el gran número de
dificultades que obstaculizaban su tarea. (Pg.705)
« Les hommes n’étaient pas alors
assez éclairés; et dans un grand royaume, il y a toujours de grands abus. ».
La principal
de todas ellas fue la necesidad de subir los impuestos para cubrir los gastos
que originaban las guerras, la construcción de los edificios y la satisfacción
de los placeres. (Pg.705) « Colbert, pour fournir à la fois aux
dépenses des guerres, des bâtiments et des plaisirs, fut obligé de rétablir,
vers l’an 1672, ce qu’il avait voulu d’abord abolir pour jamais : impôts
en parti, rentes, charges nouvelles, augmentations de gages ;enfin, ce qui
soutient l’État quelque temps, et l’obère pour plusieurs années. »
A la necesidad de subir los impuestos ha de añadirse
otro gran problema. A pesar de que Colbert estaba convencido de que las
riquezas de un país se basan en el número de habitantes, la agricultura, la
industria y el comercio, los pocos dominios privados que el rey poseía le
impedían ser verdaderamente rico. Ello le obligaba, por un lado, a pedir
constantemente nuevos impuestos a sus súbditos y por otro, a estar en manos,
muy a su pesar, de los contratistas que prestaban dinero en nuevos impuestos.
Esta práctica inventada en Italia e introducida en Francia por Catalina de
Medici, había terminado corrompiendo el gobierno por la funesta facilidad con
la que permitía conseguir dinero. Luis XIV la prohibió en Francia y aunque la ley no llegó a ser
promulgada amenazó de pena de muerte a aquellos que la utilizaran. Se trataba,
sobre todo, de asustar a los negociantes. Sin embargo, no le quedó más remedio
que servirse de ellos y sus métodos. (Pg.705-706) Il (Colbert) fut
emporté hors de ses mesures; car, par toutes les instructions qui restent de
lui, on voit qu’il était persuadé que la richesse d’un pays ne consiste que
dans le nombre des habitants, la culture des terres, le travail industrieux et
le commerce ; on voit que le roi, possédant très peu de domaines
particuliers, et n’étant que l’administrateur des biens de ses sujets, ne peut
être véritablement riche que par des impôts aisés à percevoir, et également
répartis. (…) Il fit rendre un arrêt du Conseil qui établissait la peine de
mort contre ceux qui avanceraient de l’argent sur de nouveaux impôts. Il
voulait, par cet arrêt comminatoire, qui ne fut jamais imprimé, effrayer la
cupidité des gens d’affaires. Mais bientôt après il fut obligé de se servir
d’eux, sans même révoquer l’arrêt : le roi pressait, et il fallait des
moyens prompts.
Cette invention, apportée
d’Italie en France par Catherine de Médicis, avait tellement corrompu le gouvernement
par la facilité funeste qu’elle donne. (…)
Seis años
después de la muerte de Colbert, en 1689, hubo que precipitarse en una guerra
europea. Las arcas del Estado estaban completamente vacías. Hubo que vender
todos los muebles de plata y objetos de valor para hacer frente a los gastos.
Aquellos que creen que fueron los grandes edificios, las artes y los placeres
los que empobrecieron a Francia, se equivocan. La guerra es siempre aquello que
empobrece a los Estados. Ni siquiera los vencidos se enriquecen con sus
victorias. Voltaire asegura que él no ha conocido ninguna nación desde los
antiguos romanos que se haya enriquecido con las victorias. Los únicos que se
enriquecen con las guerras son los prestamistas que compran con sus préstamos
el derecho de tumbar a la nación en nombre del soberano. En tal situación los
particulares consideran al gobierno como a su enemigo y ocultan su dinero. Con
lo cual, la falta de circulación empobrece al reino. Tal fue la situación que
se vivía en Francia. Por si fuera poco, al problema de la deuda hubo que sumar
el cruel invierno que se padeció en 1709 y que obligó a devolver los impuestos
recaudados, careciéndose, al mismo tiempo, de medios con los que pagar a los
soldados. (Pg. 705-711)
La deuda aumentó de forma descomunal. Voltaire se
lamenta que tal situación no habría sido tan terrible de haber existido un
comercio floreciente, un papel de
crédito estable y compañías sólidas que hubieran respondido de este papel.
Pero, concluye el autor francés, hubieran sido necesarios muchos recursos para
mover una máquina tan grande y tan complicada que su propio peso la aplastaba.
Para solucionar la situación se adoptó el sistema de
hacienda inglés y como ellos se tomó la decisión de configurar fondos de
amortización. Voltaire aconseja
además introducir el papel moneda. (Pg.712-713)
« On a pris le parti de faire de
fond d’amortissement, comme chez les Anglais: il a fallu adopter une partie de
leur système de finance, ainsi que leur philosophie ; et si, dans un État
purement monarchique, on pouvait introduire ces papiers circulants qui doublent
au moins la richesse de l’Angleterre, la puissance de la France acquerrait son
dernier degré de perfection. » Por lo que se puede ver, Voltaire temía las deudas
tanto como poco le preocupaba la inflación. Y se fíaba tan poco de los
banqueros como de los botines de guerra. Hay que recordar una vez más que
Voltaire no considera que la fuente de la pobreza sea generada por el gasto de
un Estado sino por los desmesurados costes - en dinero tanto como en recursos
humanos- de las guerras que ni el mayor de los botines puede compensar.
¿La conclusión? Voltaire se resiste a darla y cita
al arzobispo de Cambray, el cual confiesa en unos versos estar llegando a la
vejez sin que pueda proporcionar nada salvo bromas. Voltaire afirma que esos
versos demuestran cómo aquello que un día nos pareció esencial va perdiendo importancia
a medida que pasan los años. (Pg.860) « Jeune, j’étais
trop sage / Et voulais trop savoir ; / Je ne veux en partage/ Que
badinage/ Et touche au dernier âge/Sans rien prévoir. (…)Il serait peu
important par lui-même, s’il ne prouvait à quel point nous voyons souvent
avec des regards différents, dans la triste tranquillité de la vieillesse, ce
qui nous a paru si grand et si intéressant dans l’âge ou l’esprit plus actif,
est le jouet de ses désirs et de ses illusions. »
Como todavía nosotros no hemos llegado a ese estadio
de tranquilidad que ofrece la vejez a los que ya no tienen fuerzas para
proseguir la construcción a la que un día se dedicaron con ardor, la próxima
semana analizaremos la actual situación de Europa.
Hasta la próxima semana.
Isabel Viñado Gascón.
Interesante la reflexión que hace sobre Catalunya en el Cap.XXIII.
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