domingo, 2 de diciembre de 2012

EL SIGLO DE LUIS XIV (1751) FRANÇOIS AROUET, VOLTAIRE


Hay buenos libros y libros geniales. El de Voltaire pertenece a esta última categoría. En mi vida, salvo cuando leí la “Historia de la conquista de la Nueva España” de Bernal Díaz del Castillo, había tenido en mis manos un libro de historia tan interesante, exacto y bien escrito. El lector queda cautivado por la jovialidad de su pluma, la agudeza de espíritu y la profundidad de pensamiento. Lo que impresiona de los ilustrados, llámense Montesquieu, Voltaire o Kant, es tanto la precisión de sus análisis como el sentido común. Su reivindicación principal es la de que los hombres han de disponer de los medios necesarios para desarrollarse como individuos según sus temperamentos y en función de una virtud interna y racional, en vez de estar obligados a seguir los dictámenes de los grupos de poder, ya sean estatales o religiosos. Su referencia al ejercicio de la virtud es meramente práctica. No se trata de que los hombres se conviertan en santos sino de que las sociedades puedan sobrevivir.

En fin, qué decir de un libro genial -genial desde sus primeras páginas- que ni siquiera ha dejado de ser actual. Los hechos son pasados pero las circunstancias del ayer y del hoy son realmente parecidas. Que la sola posesión de los metales preciosos no determina la riqueza del país, sino que ésta viene generada por el comercio, la industria y la agricultura es algo que Voltaire señala y que sigue siendo cierto. Muchos países que obtienen grandes beneficios de las ventas del petróleo o de la explotación de las minas mantienen a su población en un estado de ignorancia y de pobreza que a nadie pasa desapercibido. Ni Voltaire ni Montesquieu consideran al oro o a cualquier otro metal como la panacea que muchos quieren ver actualmente para superar la crisis. Con el oro no se come. La riqueza de un país sólo puede ser generada por la producción de bienes, alimentos o cultura. Y ello no se extrae de ninguna mina sino del ingenio y del esfuerzo de una población. Al Estado corresponde posibilitar  la acción de sus súbditos. Desde este punto de vista,  la primera obligación según Voltaire es el mantenimiento de la paz;  la segunda, la protección de los productos de un país con respecto a las importaciones que llegan de afuera; la tercera, dotar a los ciudadanos de la instrucción necesaria para mejorar la producción. Por tal razón, Voltaire estima en mayor medida el saber práctico en el que los ingleses concentran sus energías que el saber teórico o deductivo, representado por la figura de Descartes; la cuarta, es la necesidad de la tolerancia religiosa; la quinta, la separación radical entre Iglesia y Estado.

El tema del endeudamiento estatal es otro de los temas a los que Voltaire dedicará su atención. En su tiempo, se debió principalmente a las guerras. En nuestro tiempo, el endeudamiento ha venido causado a mi juicio por dos motivos. El primero, el deseo de enriquecimiento ilimitado de los que manejan las finanzas a alto nivel. El segundo, la virtualidad que reviste lo real hoy en día hasta el punto de haber sido envuelto en una fina niebla, que muchos ojos no han podido –o no han querido - traspasar. La cruda realidad termina, sin embargo, imponiéndose siempre. Negar la realidad no significa cambiarla.

La edición que he utilizado ha sido “Le siècle de Louis XIV” Voltaire. Bibliothèque classique. Le livre de poche. Librairie Générale Française, 2005. Édition établie, présentée et annotée par Jacqueline Hellegouarc’h et Sylvain Menant. Las traducciones son mías. Las he acompañado de los textos originales a fin de proporcionar una mayor objetividad pero no son imprescindibles para la lectura del texto.

La intención final de Voltaire, según él mismo señala, es la de escribir una obra que no sólo trate de la vida de Luis XIV sino del espíritu de los hombres de ese siglo, que él califica como el más ilustrado de todos. Los hechos que le interesan, por tanto, son aquellos que por su importancia merecen pasar a la posteridad al mismo tiempo que puedan servir como enseñanza para amar la virtud, las artes y la patria. 127) « On ne s’attachera, dans cette histoire, qu’à (…) ce qui peut servir d’instruction et conseiller l’amour de la vertu, des arts et de la patrie.

 También expresa su intención de ocuparse de la Iglesia Católica que, en su opinión, tiende a concentrarse más en la política y en las pasiones humanas que en las enseñanzas de la moral.

 (…) Enfin on parlera de l’Église, qui depuis si longtemps est liée au gouvernement (…) et qui, instituée pour enseigner la morale, se livre souvent à la politique et aux passions humaines. (Pg.127)

La obra está estructurada en dos tomos.

El primer tomo abarca desde el capítulo primero hasta el capítulo veintitrés y se centra sobre todo en la descripción de la política exterior francesa durante el reinado de Luis XIV.

Tres son las ideas principales que se tratan en esta primera parte.

A.     La Europa cristiana puede considerarse como una república que contiene diversas naciones.

B.     Europa está constantemente empobrecida por guerras inútiles, debidas muchas veces al capricho e ineptitud de los gobernantes.

C.     La paz se mantiene gracias al equilibrio de fuerzas del equipamiento militar de las distintas naciones.

Voltaire describe tanto los rasgos que a su modo de ver definen las diferentes naciones como las guerras que asolaron y empobrecieron Europa. Ni siquiera su carácter flemático y el deseo de elogiar los éxitos franceses le permiten ocultar la animadversión que siente hacia los conflictos bélicos. Voltaire concluye que los grandes reyes disponen tales empresas sin preocuparse de los costes humanos, sólo de los económicos. Se podría decir que la historia de Europa es la historia de las guerras y de los tratados de paz. De las guerras que los reyes emprenden llevados no de la necesidad, ni tan siquiera del interés, sino del humor y el capricho y de los tratados de paz que los gobernantes se ven obligados a firmar antes de emprender la siguiente acción bélica.

A. La Europa cristiana puede considerarse como una república que contiene diversos Estados.

Voltaire considera que se puede ver a la Europa cristiana como una gran república partida en numerosos Estados gobernados por diferentes formas: monárquicas, aristocráticas, populares. Pese a sus divergencias, dos son los elementos que les unen. Por un lado la religión, que es la misma aunque se encuentre dividida en diferentes sectas. Por otro, los principios jurídicos y políticos, lo que les permite mantener entre ellos un equilibrio de poder y negociar, incluso en las situaciones de guerra.

128) Il y avait déjà longtemps qu’on pouvait regarder l’Europe chrétienne (à la Moscovie près) comme une grande république partagée en plusieurs États (…) tous ayant un même fond de religion quoique divisés en plusieurs sectes ; tous ayant les mêmes principes de droit public et de politique inconnus dans les autres parties du monde. C’est par ces principes que les nations européennes (…) s’accordent surtout dans la saga politique de tenir entre elles, autant qu’elles peuvent, une balance égale de pouvoir, employant sans cesse les négociations, même au milieu de la guerre.

La unidad intrínseca que Voltaire observa en Europa le lleva a afirmar que la mayor parte de las guerras entre los príncipes cristianos son especie de guerras civiles. « La plupart des guerres entre les princes chrétiens sont des espèces de guerres civiles. » (Pg. 390)

Teniendo en cuenta estas similitudes que les unen, Voltaire hace igualmente un repaso del carácter y de las costumbres de los habitantes que conviven en cada una de las diferentes naciones que conforman Europa. Además de Francia, Voltaire traza un análisis de Alemania, España, Inglaterra, Portugal, Holanda, Roma, Italia, Suiza, los Estados del Norte y Turquía.

España. Es cierto que la obra de Voltaire no suele dejar en buen lugar a los españoles y que, como cualquier francés de palacio que se precie, las razones que esgrime no se corresponden en absoluto con las auténticas. En mi opinión, dos son los motivos que le llevan a menospreciarlos. La primera, el ilimitado apoyo que ofrecieron a la iglesia católica romana que era, sobre todo, romana y que permitió ejercer al Vaticano, en general y a los clérigos en particular,  un papel preponderante en los asuntos del Estado. Voltaire  es consciente de que los españoles siguen anclados en el oscurantismo religioso. Si ello permite a las clases poderosas mantener  sus privilegios les impide, igualmente, incorporarse al espíritu crítico de los tiempos ilustrados.

Los celos que el descubrimiento de América suscitó en el alma francesa, configuran la segunda causa de su rechazo a los íberos. Los galos nunca comprendieron cómo un país como el nuestro –a sus ojos, inculto y zafio- pudo acometer con éxito semejante empresa. Hasta el día de hoy no han salido de su sorpresa. Sobre todo porque ellos mismos nunca han logrado lo que aquellos “vagos  e indolentes” españoles consiguieron por lo que -a su modo de ver – se debía a eso de que: “todos los tontos tienen suerte”. Ni siquiera les consoló el modo absolutamente irracional en el que las riquezas procedentes de las Indias Occidentales fueron dilapidadas por los poderosos y siempre católicos españoles en otros países, gracias a lo cual florecieron, (he escrito “florecer”, no “surgir”), el Renacimiento Italiano y el Renacimiento Holandés. Estoy segura de que en opinión de los franceses se trataba de un acto de Justicia Divina por el cual se restablecía el Orden Universal y se devolvía a cada cual al sitio que le correspondía. En cualquier caso y, para gran satisfacción de los franceses, la ineptitud de los gobernantes españoles y las disputas de sus súbditos no tardaron en hacerse notar.

Como señala Voltaire en la página 136 « La grandeur espagnole ne fut donc plus, sous Philippe III qu’un vaste corps sans substance, qui avait plus de réputation que de force. Philippe IV, héritier de la faiblesse de son père, perdit la Portugal par sa négligence, la Roussillon par la faiblesse de ses armes et la Catalogne par l’abus de despotisme. Si nos divisions et nos fautes leur donnaient à des peuples que leurs privilèges mettaient en droit de mal servir ; les Castillans avaient la prérogative de ne point combattre hors de leur patrie ; les Aragonais disputaient sans cesse leur liberté contre le Conseil royal, et les Catalans, qui regardaient leurs rois comme leurs ennemis, ne leur permettaient pas même de lever des milices dans leurs provinces. Ainsi ce beau royaume était alors peu puissant au-dehors et misérable au-dedans, nulle industrie ne secondait, dans ce climats heureux, les présent de la nature ; ni les belles laines de l’Andalousie et de la Castille n’étaient préparées par les mains espagnoles. (…) »

Portugal. De los portugueses dice en la pg. 138 que cultivaban por necesidad el comercio que los españoles descuidaban por negligencia. « Les Portugais cultivaient par nécessité le commerce que l’Espagne négligeait par fierté »

El amor que siente por Holanda, país en el que trabajó enviado por el gobierno francés es innegable. Voltaire lo considera a su población –en su mayor parte calvinista- trabajadora infatigable y amante de la libertad y del comercio. La Compañía de las Indias Orientales genera cada año mayores beneficios, sin que ello corrompa la simplicidad frugal de los ciudadanos holandeses. Según el autor francés, los holandeses resisten vehementemente a su tirano Felipe II. (Pg.139) « (…) résistèrent à toutes les forces de leur maître et de leur tyran, Philippe II (…) »  y están unidos inevitablemente a los franceses por tener ambos los mismos enemigos. Lo que no dice, al menos no en este primer momento, es que los holandeses también resistirán con todas sus fuerzas los intentos de conquista de Luis XIV, hasta el punto de inundar su propio país para impedirlo. Con el ejemplo holandés Voltaire demuestra, además, que la historia de Europa es también la historia de la libertad. (Pg.284) « La disette fut grande chez se peuples: ils manquèrent surtout d’eau douce (…) mais ces extrémités parurent moindres que l’esclavage. »

Voltaire describe el carácter de Luis XIV en contraposición al de Guillermo de Orange en dos apartados. En la página 273 asegura que el espíritu flemático y sin ostentación del príncipe Guillermo estaba hecho para combatir la adversidad. Amaba la guerra y no conocía ni los placeres derivados de la grandeza ni de la humanidad, lo que le hacía ser opuesto en casi todo a Luis XIV. « Le prince Guillaume d’Orange. Son humeur était froide et sévère ; son génie, actif et perçant ; son courage, qui ne se rebutait jamais, fit supporter à son corps faible et languissant des fatigues au-dessus de ses forces. Il était valeureux sans ostentation ambitieux flegmatique faite pour combattre l’adversité, aimant les affaires et la guerre, ne connaissant ni les plaisirs attachés à la grandeur ni ceux de l’humanité, enfin, presque en tout l’opposé de Louis XIV ».

Y en la página 419, cuando cita su muerte acaecida el 19 de Marzo de 1702 dice que según se aprecien unas u otras cualidades se preferirá a Guillermo o a Luis XIV. Los que admiren que un príncipe  adquiera un reino sin poseer el derecho de la naturaleza, de mantenerse en el gobierno sin ser amado, de gobernar despóticamente sin subyugar, de tener las cualidades de un general y el valor de un soldado sin perseguir a nadie por causa de su religión, despreciar todas las supersticiones humanas, y ser austero en sus costumbres, preferirán a Guillermo de Orange.  Los que, por el contrario prefieran la magnificencia de una corte brillante, la protección a las artes, el celo por el bien público, la pasión por la gloria, el talento de reinar tanto en el plano político como diplomático, darán su preferencia a Luis XIV. Ceux qui estiment plus l’avantage d’avoir acquis un royaume sans aucun droit de la nature, de s’y être maintenu sans être aimé, d’avoir gouverné despotiquement la Hollande sans la subjuguer, d’avoir été l’âme et le chef de la moitié de l’Europe, d’avoir eu les ressources d’un général et le valeur d’un soldat, de n’avoir jamais persécuté personne pour la religion, d’avoir méprisé toutes les superstitions des hommes, d’avoir été simple et modeste dans ses mœurs ; ceux-là, sans doute, donneront le nom de grand a Guillaume plutôt qu’à Louis. Ceux qui sont plus touchés de plaisirs d’une cour brillante, de la magnificence, de la protection donnée aux arts, du zèle pour le bien public, de la passion pour la gloire, du talent de régner ; »

Por lo que a Inglaterra respecta, la guerra civil le ha dejado empobrecida y  la figura genial de Cromwell que ejerce sus facultades de gobernante con la calidad de un gran rey, cubre sus crímenes como usurpador. (Pg.142) « (…) dans son gouvernement couvrit des qualités d’un grand roi tous les crimes d’un usurpateur. »

De Alemania alaba su gusto por el trabajo, su paciencia y la robustez de sus gentes. Sin embargo, lamenta que la seriedad de sus costumbres, unida a su carencia de dinero no les permita disfrutar de los pequeños placeres de la vida. 129) L’empire d’Allemagne est le plus puissant voisin qu’ait la France ; (…) moins riche peut-être en argent, mais plus féconde en hommes robustes et patients dans le travail. (…) Chaque membre de l’Empire a ses droits (…) et la connaissance difficile de tant de lois, (…)

134) L’Allemagne n’était point alors aussi florissante qu’elle l’est devenu depuis, le luxe y était inconnu, et les commodités de la vie étaient encore très rares, chez les plus grand seigneurs. (…) la gravité de mœurs et la lenteur particulière aux Allemandes les privaient de ces plaisirs.

De Roma elogia la firmeza y la flexibilidad que la caracterizan, que  han hecho posible que conserve todo lo que humanamente puede ser posible guardar. (Pg.145) « Je ne sais si une autre nation eût pu conserver si longtemps dans l’Europe tant de prérogatives toujours combattues: toute autre cour les eût peut-être perdues, ou par sa fierté, ou par sa mollesse, ou par sa lenteur, ou par sa vivacité ; mais Rome employant presque toujours à propos la fermeté et la souplesse, a conservé tout qu’elle a pu humainement garder. » El resto de Italia aparece dividida y aunque su influencia política y económica ha perdido vigor, siguen disfrutando del carisma de tiempos pasados. Los habitantes de Suiza son inteligentes, libres y felices aunque pobres. A las naciones del Norte: Polonia, Dinamarca, Suecia y Rusia las considera poco desarrolladas y con tendencia a recelar de sus vecinos y a declarar la guerra.

Turquía juega un papel importante en Europa. La vagancia y la crueldad invaden el serrallo; los sultanes son los más despóticos y los menos seguros en sus tronos y en sus vidas. Después de haberse liberado de los ataques persas, los turcos han supuesto un terrible peligro para la cristiandad. Gracias a su experiencia, al valor, a las riquezas y a la constancia en el trabajo, los turcos consiguieron conquistar media Europa. A decir de Voltaire, la salvación de los países Europeos no se debió a la oposición europea, sino al vicio de los gobernantes turcos y a sus malos generales. (Pg.263) «  Il est certain que des vainqueurs tels que les Turcs, avec de l’expérience, du courage, des richesses, et cette constance dans le travail qui faisait alors leur caractère, devaient conquérir l’Italie et prendre Rome en bien peu de temps. Mais les lâches empereurs qu’ils ont eus depuis, leurs mauvais généraux et le vice de leur gouvernement ont été le salut de la chrétienté. »

Sin embargo, su orgullo chauvinista francés no le oculta los defectos de su patria. De Francia dice que las gentes fueron esclavas hasta los tiempos de Felipe Augusto. Los señores, tiranos hasta Luis XI y los reyes ocupados siempre en mantener su autoridad contra sus vasallos no tuvieron jamás ni el tiempo de cuidar el bienestar de sus súbditos ni el poder de hacerles felices. Pg.125)  « En France, les peuples furent esclaves jusque vers le temps de Philippe Auguste; les seigneurs furent tyrans jusqu’à Louis XI ; et les rois, toujours occupés à soutenir leur autorité contre leurs vassaux, n’eurent jamais ni le temps de songer au bonheur de leurs sujets, ni le pouvoir de les  rendre heureux. » En la página 126,  se lamenta de que  los franceses no hayan participado ni en los grandes descubrimientos ni en los grandes inventos de las otras naciones y reconoce que hasta la época de Luis XIV, Francia se había caracterizado por estar sumida en la ignorancia (página 156) y en superstición (página 157).  En la página154 denuncia la existencia de un comercio poco desarrollado, concentrado en las manos de unos pocos; administradores sin talento y en la página 155 Voltaire describe a Francia como un país desgarrado por las guerras civiles, hasta el punto de afirmar que en el curso de veinte años han muerto más franceses a manos de otros franceses que a mano de los enemigos. (Pg.155). “Ce n’est pas trop dire que dans le cours de vingt années, dont dix avaient été troublées par la guerre, il était mort plus de Français de la main de Français mêmes, que de celle des ennemis”

Lo que diferencia a Francia de Alemania es que la diferencia de gobierno y de ingenio les hace a los primeros más aptos para el ataque y a los segundos para la defensa.  (135) (…) La différence du gouvernement et du génie rend les Français plus propres pour l’attaque, et les Allemands pour la défense.

De Inglaterra lo que le diferencia es que allí las luchas civiles están causadas por una ira razonada 181) “fureur raissonnée”. Es la espada la que decide los acontecimientos. Los reyes vencidos son juzgados con las mismas formalidades jurídicas que las que se emplean para cualquier otro criminal. Los franceses, en cambio, se precipitan en las sediciones por puro capricho. Es el amor el que arrastra a la sensatez a la perdición. No es extraño encontrar a las mujeres a la cabeza de las fracciones Son ellas las que alientan a los generales a iniciar revueltas y a abandonar a los ejércitos a su suerte. Los ingenuos generales complacen a mujeres que además se ríen de ellos. La duquesa de Longueville representa un buen ejemplo. En la página 181 escribe Voltaire. « La duchesse de Longueville engagea Turenne à peine maréchal de France, à faire révolter l’armée qu’il commandait pour le roi (1649) Turenne n’y réussit pas ; il quitta en fugitif l’armée dont il était général, pour plaire à une femme qui se moquait de sa passion » En la página 182 cuenta que el duque de La Rochefoucault sufre una herida en el combate de Saint- Antoine. Antes de morir, escribe a la duquesa de Longueville que para obtener su amor le ha declarado la guerra a los reyes y se la hubiera declarado incluso a los dioses: « Pour mériter son cœur, pour plaire à ses beaux yeux. J’ai fait la guerre aux rois ; je l’aurais faite aux dieux. »

Voltaire concluye resignado que lo que salva a la corte francesa es que tales revueltas, dado el carácter débil y mudable de los partidos que las organizan, terminan siempre vencidas. La desunión de los diferentes agitadores permite la supervivencia del gobierno vigente. (pg.184) (…) mais les révoltés furent toujours désunis, et c’est qui sauva la cour.

B. Europa está constantemente empobrecida por guerras inútiles, debidas muchas veces al capricho e ineptitud de los gobernantes.

Una de las observaciones de Voltaire en la página 152 es que la política y las armas parecen ser lamentablemente las dos profesiones más naturales al hombre. Resulta inevitable o negociar o batirse. La opinión pública cree que el éxito es producto del mérito cuando en realidad se debe a la suerte se lamenta en la página 226. “(…) mais notre conduite et nos entreprises dépendent uniquement de la trempe de notre âme, et nos succès dépendent de la fortune. »

Los buenos ministros son tan necesarios como escasos y es preciso remarcar que un ministro poderoso no es lo mismo que un ministro eficiente. Para lo primero no hace falta más que un espíritu mediocre, buen sentido y fortuna. En cambio, para ser un buen ministro resulta imprescindible la pasión por el bien público. El gran hombre es el que deja obras útiles a la patria. Y aunque Voltaire utiliza el término « monumentos » con ello, a mi juicio, no alude a las obras arquitectónicas sino a las dirigidas a construir y mantener una sociedad. (Pg.227) « En fin, il est très vrai que, pour faire un puissant ministre il ne faut souvent qu’un esprit médiocre, du bon sens et de la fortune ; mais pour être un bon ministre, il faut avoir pour passion dominante l’amour du bien public. Le grand homme d’État est celui dont il reste de grands monuments utiles à la patrie. »

Son los servicios prestados a la patria y no los títulos los que importan a la posteridad. (Pg. 330) « Les titres ne servent de rien pour la postérité ; le nom d’un homme qui a fait de grandes choses impose plus de respect que toutes les épithètes. »

Voltaire considera las guerras como el origen de los peores desórdenes y de la miseria de las naciones. Con frecuencia vienen dictadas por intereses tan desconocidos como inútiles. Ana de Austria, por ejemplo, se ve obligada a proseguir una guerra contra su hermano Felipe IV al que amaba y que Richelieu había comenzado sin ningún motivo que la justificara, ni siquiera el de recuperar Navarra. (Pg. 160) « Anne d’Autriche fut obligée d’abord de continuer la guerre contre le roi d’Espagne, Philippe IV, son frère, qu’elle aimait. Il est difficile de dire précisément pourquoi l’on faisait cette guerre ; on ne demandait rien à l’Espagne, pas même la Navarre, qui aurait dû être le patrimoine des rois de France. On se battait depuis 1635, parce que le cardinal de Richelieu l’avait voulu, et il est à croire qu’il l’avait voulu pour se rendre nécessaire. »

En cambio, los reyes europeos dejan a los venecianos abandonados a su suerte frente a la embestida turca y si se libran de la embestida no es, como ya hemos visto, que por los defectos de las armadas turcas. (Pg. 261) « On ne sait s’il plus étonnant que les Vénitiens se fussent défendus si longtemps ou que les rois de l’Europe les eussent abandonnés. »

Lejos de favorecer el bien de la nación, las guerras lo perjudican. Salvo el deseo de gloria de los ministros o el deseo de poder de los reyes –que en nada coinciden con las necesidades de sus vasallos- rara vez existen causas reales que las justifiquen.

 El pueblo permanece ajeno a las victorias porque es el pueblo el que en cualquier caso y sin excepción ha de costear las batallas tanto con su dinero como con sus vidas. A nadie, mucho menos a Voltaire, se le pasa por alto que lo que preocupa a los generales no son las víctimas sino ganar la guerra. « 451) Peu importe à un général le nombre des morts quand il vient à bout de son entreprise. »

Es por ello, señala Voltaire, que los habitantes europeos no sienten ningún interés por las acciones que emprenden sus generales y que las monarquías cristianas hayan de echar mano de los mercenarios. « (Pg.216) Les nations, dans les monarchies chrétiennes, n’ont presque jamais d’intérêt aux guerres de leurs souverains. Des armées mercenaires, levées par ordre d’un ministre, et conduites par un général qui obéit en aveugle à ce ministre, font plusieurs campagnes ruineuses, sans que les rois, au nom desquels elles combattent, aient l’espérance, ou même le dessein, de ravir tout le patrimoine l’un de l’autre. Le peuple vainqueur ne profite jamais des dépouilles du peuple vaincu; il paye tout; il souffre dans la prospérité des armes, comme dans l’adversité ; et la paix lui est presque aussi nécessaire, après la plus grande victoire que quand les ennemis ont pris ses places frontières ».

Sin embargo, aquí me gustaría hacer un pequeño comentario personal. De la lectura del libro se deduce que Europa fue a lo largo de muchos años un campo de batalla devastado por las enfermedades, las guerras y el hambre al que condenaban los impuestos que el coste de las guerras conllevaba. La necesidad de contratar mercenarios que Voltaire denuncia era consecuencia sin duda del desdén natural de los ciudadanos por las acciones bélicas, pero a esto cabría unir, en mi opinión, la escasez de soldados de los que los ejércitos, debido a la merma de la población, podían echar mano. Si a los generales y reyes no les importaban las vidas humanas que sus acciones bélicas causaban, dudo mucho que tomaran en consideración el desinterés de sus súbditos por tomar parte en ellas. En uno de los apartados, Voltaire cuenta que el hambre que la mala cosecha provocó, supuso una ventaja ya que aumentó el número de alistamientos en las filas de Luis XIV. (Pg.499) « La famine qui désolait les campagnes fut une ressource pour la guerre. Ceux qui manquaient de pain se firent soldats. Beaucoup de terres restèrent en friche ; mais on eut une armée. »

Las numerosas guerras civiles y revueltas empobrecieron a Francia. El uso de la pólvora hace aun más cruentos los enfrentamientos. (Pg.448) « La forcé du corps, l’adresse, le courage d’un combattant ne lui servent plus de rien. Les batailles sont devenues de grandes machines dont la mieux montée dérange nécessairement celle qui luis est opposée (…) Ainsi, l’art de se détruire est non seulement tout autre de ce qu’il était avant l’invention de la poudre, mais de ce qu’il était il y a cent ans. »

C. La paz se mantiene gracias al equilibrio de fuerzas del equipamiento militar de las distintas naciones.

En lo que a la paz se refiere, no es la elocuencia sino las victorias las que impulsan los tratados. (Pg.505) « L’esprit, la sagesse, l’éloquence ne sont rien dans des ministres lorsque le prince n’est pas heureux. Ce sont les victoires qui font les traités. »

Tantas guerras han dejado asolada y cansada a la Europa. Después de la paz de Utrecht (11 de Abril 1713) Francia se rehace gracias al buen hacer del cardenal de Fleury. Su éxito no se debe a la introducción de innovación alguna. Simplemente fomenta la paz, deja que Francia se rehaga de sus pérdidas a través del comercio y trata al Estado como un cuerpo fuerte y robusto, capaz de restablecerse por sí mismo. Felizmente para la Europa, el Primer Ministro de Inglaterra, Robert Walpole, era de un carácter igual de pacífico. Ambos contribuyeron a mantener a Europa en paz hasta 1733. Durante este tiempo se forman dos potencias de las que no se había oído hablar anteriormente: Rusia y Prusia.

Inglaterra conserva su supremacía en el mar y Holanda pierde la suya. Suecia languidece, Dinamarca florece. España y Portugal subsisten gracias a las riquezas que llegan de América. Italia, partida en numerosos estados, se convierte en un patrimonio austriaco. La casa de Austria renace de sus cenizas.

Europa queda dividida en dos grandes bloques. De una parte, los Estados del imperio austrohúngaro y una parte de Alemania, Rusia, Inglaterra, Holanda y Cerdeña. El otro bloque lo forman los Países Bajos, España, Dos Sicilias, Francia, Prusia y Suecia.

Las guerras entre las diversas naciones han asolado Europa. Sólo la guerra fría detuvo los conflictos bélicos. Como apunta Voltaire, todas las potencias europeas quedaron armadas y el temor que cada mitad de Europa parecía inspirar la una a la otra hacían presagiar una paz duradera. Como se observa, la guerra fría no es algo propio de nuestra época. (Pg.550) « Toutes les puissances restèrent armées; et on espéra un repos durable par la crainte même que les deux moitiés de l’Europe semblaient inspirer l’une à l’outre.» (Pg.561) « (…) de sorte qu’après la paix d’Aix-la- Chapelle les puissances chrétiennes de l’Europe ont eu environ un million d’hommes sous les armes (…) il n’y aurait aucun agresseur, parce que tous les États étaient armés pour se défendre.

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El tomo segundo, ocupa desde el capítulo veinticuatro hasta el treinta y seis y en ellos se comentan la situación interna de Francia en general y de la Corte, en particular.

En esta segunda parte Voltaire se concentra en los aspectos internos de Francia. Los esfuerzos iniciales de Luis XIV por asegurar su mando admirarán y asombrarán a la Corte. En efecto, la historia del joven rey permitía esperar más bien lo contrario debido principalmente a los manejos del Cardenal Mazarino que puso gran cuidado en mantenerlo apartado tanto de los asuntos políticos del Estado como de la disponibilidad de dinero. Cuando Luis XIV llegó al poder encontró que Mazarino había dejado asegurada a su familia una importante fortuna y  que el Ministro de Hacienda, el superintendente Fouquet  tenía las arcas del Estado vacías al mismo tiempo que su fortuna personal constituía una de las mayores del reino.

Varias son las ideas principales que en este segundo tomo se recogen:

1.     Crítica a la religión – especialmente a la católica. Desde el punto de vista externo, esta crítica se centra, en la intromisión de la Iglesia en los asuntos políticos y desde el punto de vista interno, en la inutilidad de las disputas teológicas, que sólo originan escisiones causadas en el fondo por un deseo de poder.

Voltaire dedica al menos cinco capítulos a las cuestiones eclesiásticas y a las disputas ridículas en las que se enzarzan una y otra vez sus representantes. Su crítica al papel político que las instituciones religiosas se empeñan en ejercer y que no tienen nada que ver con la función espiritual que les corresponde, es una constante en toda la obra del escritor francés, lo que se corresponde con la reivindicación ilustrada que pregonaba la separación entre Estado e Iglesia.

Su gran condena va dirigida, sin duda alguna, a las guerras de religión que considera estúpidas, necias y propias de personas ociosas que arrastran a la perdición a los pueblos. Las guerras de religión sean con pluma o con espada son inútiles y vanas. La libertad de expresión y de pensamiento es un derecho y no algo que se pueda condenar por el poder, sea del tipo que sea. Los poderosos utilizan a menudo la religión para justificar su despotismo humano. A este respecto cuenta Voltaire una anécdota: el rey se consideraba rey “por la gracia de Dios” y que la Iglesia lo consideraba dependiente justamente por este motivo.

De igual modo, sus posiciones filosóficas le llevan a criticar todas las tendencias religiosas: a los calvinistas, a los jansenistas, a los quietistas y como no podía ser menos a los jesuitas y a los dominicos que llegados a China se enzarzaron en peleas delante de la corte imperial. El asombro del emperador fue tal que en vez de mandar ajusticiarlos como hubiera sido lo previsible, se contentó con desterrar a unos extranjeros que delante de la corte china discutían sobre si ellos, los chinos eran o no paganos y que además no sentían ningún pudor por pelearse a mandíbula batiente (y nunca mejor dicho) delante de la figura celestial del emperador. ¡Y todo esto sin ni tan siquiera dominar la lengua del país! 

2.     Fomento de la Economía.

Las numerosas guerras han dejado a Francia al borde de la bancarrota.  Así pues, la necesidad prioritaria del momento es el impulso de la economía francesa. Colbert es el hombre que se encarga de poner en marcha todas las reformas legales, económicas y políticas necesarias para conseguirlo. El ministro francés se centrará en varios aspectos: el comercio, la natalidad, la manufactura... Muchos de estas iniciativas tendrán en común sobre todo la desgravación de los impuestos, por un lado y la subvención del Estado, por otra.

Política familiar dirigida a incentivar la natalidad. A los matrimonios con hijos se les desgravan impuestos. (Pg.678)

El impulso del comercio interior y exterior.  En este sentido, el rey comienza a partir de 1662, el rey concede a los súbditos franceses ventajas fiscales en el transporte de mercancías para favorecerles con respecto a los comerciantes extranjeros. (Pg.675) « Le roi commença, dès 1662, à exempter ses sujets d’une imposition nommée le droit de fret, que payaient tous les vaisseaux étrangers ; et il donna aux Français toutes les facilités de transporter eux-mêmes leurs marchandises à moins de frais. » Nace el comercio marítimo. (Pg.675); Los puertos de Dunquerque y de Marsella se declararán puertos francos. (Pg.675); Se forma una Compañía de las Indias Occidentales y otra de las Grandes Indias. (Pg.675); El rey patrocina esta empresa e invita a otras personas de la corte a contribuir económicamente. (Pg.676); Pondicherry, el punto francés más en India, llega a ser la rival de Batavia: capital holandesa de las Indias Orientales. (Pg.676-677)

Se introduce la industria en Francia. A partir de 1663, se introduce en Francia la industria textil que hasta el momento estaba en manos inglesas y holandesas y la industria del cristal iniciada desde 1666, realizará trabajos tan exquisitos que podrán compararse con los de la industria veneciana del cristal. Lo mismo cabe decir con respecto de los tapices de Turquía, Persia, cuya calidad se verá superada en la Savonnerie y los de Flandes que dejarán paso a los de Gobelins. (Pg.679) También en el apartado del comercio denuncia Voltaire la intolerancia religiosa. Voltaire está convencido de que Francia hubiera podido llegar a ser mucho más poderosa si no se hubiera expulsado a los calvinistas, que dominaban el arte del hierro blanco y del acero que se llevaron con ellos esta industria. (Pg.680)

3.     La importancia de la infraestructura

Se mejoran las infraestructuras de Francia cuyos caminos se verán ensanchados, multiplicados y mejor vigilados. (675) Les grands chemins, jusqu’ alors impraticables, ne furent plus négligés, et peu à peu ils devinrent ce qu’ils sont aujourd’hui sous Louis XV, l’admiration des étrangers. París experimenta un desarrollo sin igual: se hacen obras de pavimentación, se instala alumbrado, se vigilan las calles para salvaguardar a los ciudadanos. (Pg.680-681); se prohíbe ir a caballo por la ciudad para evitar las peleas callejeras (Pg.700); así como los duelos (pg.687). Sin embargo, critica el despilfarro que supuso Versalles y lamenta que se invirtiera tanto dinero para su construcción, malgastando con ello recursos que se hubieran podido dedicar a otros puntos más necesarios. (Pg.696)

4.     Reforma de las leyes.

Si por un lado Voltaire reclama la separación entre Iglesia y Estado, apela, por otro, a la necesidad de la imparcialidad y de la independencia de la Justicia con respecto a los caprichos del rey. Su intención última obedece, a mi modo de ver, al deseo de que se reconozca el derecho a la libertad de expresión. (Pg.611) « Le citoyen qui n’offense point les lois de l’État doit-il être puni si sévèrement par celui qui représente l’État? N’y a-t-il pas une très grande différence entre déplaire à son souverain et trahir son souverain? Un roi doit-il traiter un homme plus durement que la loi no le traiterait ? »

Esta idea recuerda mucho la posición que mantiene Montesquieu al diferenciar entre el honor y la gloria. Según Montesquieu, el honor, atañe a la esfera privada, mientras que la gloria pertenece al terreno de lo público y es ella, en efecto, la que anima a los hombres a emprender grandes empresas. Idea compartida igualmente por Voltaire porque como él también afirma: el rey que ama la gloria, ama el bien público. (Pg.695) “Tout roi qui aime la gloire aime le bien public.”

Las reformas legislativas propiamente dichas comienzan a partir de 1667. En primer lugar aparece la ordenanza civil, seguida del código de las aguas y de los bosques; el código de comercio y el de la marina. Aparece además una nueva jurisprudencia que reconoce los derechos humanos a los negros de las colonias. (Pg.686)

5.     Consecuencias de las reformas legislativas y sociales.

Voltaire señala que tales reformas conducen a una dulcificación de las costumbres sin que por ello se descuide la valentía. El lujo excesivo es cada vez menor y el poder adquisitivo de la clase media, mayor. El lujo –dice Voltaire- queda reservado para las naciones que ignoran el arte de vivir. (Pg.701) « On est parvenu enfin à ne plus mettre le luxe que dans le goût et dans la commodité. La foule de pages et de domestiques de livrée a disparu, pour mettre plus d’aisance dans l’intérieur des maisons. On a laissé la vaine pompe et le faste extérieur aux nations chez lesquelles on ne sait encore que se montrer en public, et où l’on ignore l’art de vivre. »  Se rescinde de gran parte de los sirvientes para permitir mayor comodidad dentro de las casas. El desarrollo de la técnica hace la vida más cómoda y confiere la sensación de opulencia. (Pg.713) « (…) on croirait que l’opulence est vingt fois plus grande qu’autrefois. Tout cela est le fruit d’un travail ingénieux, encore plus que de la richesse. » Las desigualdades sociales se acortan. (Pg.702) « (…) et plus le service en tout genre prévaut sur les titres, plus un État est florissant. »

Voltaire considera, en efecto, que las reformas que han hecho posible el desarrollo de la industria, la agricultura y el comercio han mejorado a su vez las condiciones de vida. A juicio del autor francés no es la plata ni el oro los que proporcionan una vida cómoda. Es el Ingenio. Un pueblo que no dispusiera de ninguna otra riqueza que no fueran los métales, sería un pueblo muy miserable. Por el contrario el que concentrara todos sus esfuerzos en la producción agrícola sería, sin duda alguna, un pueblo verdaderamente rico. (Pg.714) « Ce n’est point en effet l’argent et l’or qui procurent une vie commode: c’est le génie. Un peuple qui n’aurait que ces métaux serait très misérable ; un peuple qui, sans ces métaux, mettrait heureusement en œuvre toutes les productions de la terre, serait véritablement le peuple riche. »

El impuesto proporcional que sustituyó al arbitrario contribuyó, por su parte, a aumentar y consolidar las fortunas de los agricultores. (Pg.715) « La taille proportionnelle, substituée à l’arbitraire, a contribué encore depuis environ trente années à rendre plus solides les fortunes des cultivateurs (…) » No es que los jornaleros –la mano de obra agrícola que sólo dispone de sus brazos para sobrevivir- hayan desaparecido, porque es imposible erradicar la pobreza pero al menos sí es posible conseguir destruir la miseria.  (Pg.715) « Le manœuvre, l’ouvrier, doit être réduit au nécessaire pour travailler: telle est la nature de l’homme. Il faut que ce grand nombre d’hommes soit pauvre, mais il ne faut pas qu’il soit misérable. »

6.     La reforma del arte de la guerra.

Las guerras han dejado el Estado arruinado. A pesar de que Voltaire detesta los conflictos bélicos, ve en el armamento una necesidad de cara a la defensa. (Pg.687) « Législateur de ses peuples, il le fut de ses armées. ». Se reforman los cuerpos militares y se les da uniformes, se crean compañías especiales, por ejemplo las dedicadas a combatir con bayoneta (Pg.689) y las de húsares que antes de Luis XIV únicamente se conocían en los ejércitos enemigos. Forma un cuerpo de ingenieros y se perfecciona el arte de fortificación. Se crea la institución de los inspectores generales para controlar la disciplina militar. Se instituyen órdenes –como la de San Luis- que conceden recompensas honoríficas, tan importantes en muchas ocasiones. (Pg.690). Por otra parte, organiza las fuerzas marítimas (Pg.691) y establece construcciones militares en los puertos (Pg.692).

La conclusión de Voltaire es doble. Por un lado, reconoce a Luis XIV el mérito de haber estructurado las fuerzas armadas francesas y de haberles dotado de una organización anteriormente inexistente. (Pg.688) « Il fut le premier qui, en temps de paix, donna une image et une leçon complète de la guerre. » Por otro, es consciente de que el propósito final de tal esfuerzo es la consecución del éxito en un -más que seguro- futuro conflicto bélico que, como pasa siempre, lo único que logrará será arruinar al Estado. (Pg.696) « La guerre, qui finit par la paix de Ryswick, commença la ruine de ce grande commerce que son ministre Colbert avait établi ; et la guerre de la Succession (d’Espagne) l’acheva. »

7.     Consecuencias de la guerra

Que Voltaire alabe las nuevas reformas en la estructura militar no impide el malestar que las guerras le producen. Voltaire considera las guerras como la fuente principal de la miseria y ruina de un país. Les priva de ciudadanos y bienes necesarios para la construcción de un Estado y lo peor –asegura Voltaire desde las primeras páginas de su libro- es que muchas veces las causas que se aducen a la hora de iniciar un conflicto bélico obedecen a los caprichos individuales de los ministros y sus reyes, a las veleidades femeninas que conquistan los corazones masculinos y a la diferencia de ideas, generalmente religiosas. Esto es: a la intolerancia. Las deudas que los enfrentamientos armados producen no pueden compensarse ni con el botín de la victoria ni con la producción de un país. La victoria conlleva tantas pérdidas como la derrota.

Ello explica por qué a la muerte del rey Luis XIV, Francia quedó sumida en un lamentable estado de cuentas a  consecuencia de tantos conflictos bélicos. Ni siquiera el genio de Colbert pudo impedir la ruina de un Estado cuyos gastos superaban en mucho a sus ingresos y aunque al asumir su cargo intentó reducir los impuestos, lo cierto es que no tuvo más remedio que aumentarlos. La devaluación de la moneda y la inflación son temas que Voltaire abarca profundamente en el capítulo veintiocho.

8.     El desarrollo de las artes.

A Voltaire no le pasa desapercibido que si Luis XIV puede llamarse “el rey Sol” es sobre todo por lo mucho que ayudó a impulsar las ciencias y las artes. De no ser así, su reinado no hubiera diferido en gran cosa de otros tantos.

Las ciencias se perfeccionan. Voltaire se muestra más interesado por el desarrollo de la técnica, que hace posible una vida más cómoda, que por las matemáticas. Sus críticas se concentran especialmente en Descartes. A su juicio, un hombre que desdeña la experiencia y que quiere construir un edificio sin materiales, sólo puede llegar a levantar un edificio imaginario.  Según Voltaire, Descartes hace lo contrario de lo que se debería hacer: en vez de estudiar la naturaleza, la adivina. (Pg.717) (Descartes)  « il fit le contraire de ce qu’on devait faire: au lieu d’étudier la nature, il voulut la deviner. Il était le plus grand géomètre de son siècle ; mais la géométrie laisse l’esprit porté à l’invention.  (…) Un homme qui dédaigna les expériences, qui ne cita jamais Galilée, qui voulait bâtir sans matériaux, ne pouvait élever qu’un édifice imaginaire. »

El pensador ilustrado no oculta su admiración por el pensamiento inglés. Pone como ejemplo  a la “Sociedad Libre de Londres” como un ejemplo a seguir porque allí se trabaja por el honor de trabajar. Es de allí de donde saldrán entre otros, los descubrimientos sobre la luz y la gravitación. De tal manera, concluye Voltaire en la página 718, que el siglo de Luis XIV podría llamarse también “el Siglo de los ingleses”.

No pasará mucho tiempo hasta que los franceses se decidan a imitar el modelo de las Academias inglesas. La música y la pintura se perfeccionan y se fomentan. Al mismo tiempo que se enriquece la Biblioteca Real con miles de nuevos volúmenes. Los progresos en educación y el espíritu ilustrado contribuirán a hacer desaparecer muchas de las antiguas supersticiones y convertirán a los franceses en los verdaderos protagonistas de la elocuencia, la poesía, la literatura y los libros de moral y de saber estar. Lo que se interrelaciona, sin duda alguna, con el perfeccionamiento de la gramática y la estructura de la lengua francesa. El deseo de enseñar  se ve correspondido con el deseo de aprender, de tal manera, dice Voltaire, que la profusión de la cultura convierte en exigentes críticos a aquellos que han sido instruidos por las mentes más brillantes. En la página 748 Voltaire se pregunta qué actitud hay que adoptar ante las críticas de los menos formados intelectualmente y qué solución hay que tomar cuando junto a la aparición de obras geniales aparece un enorme número de obras superficiales y vanas. Ninguna, contestará Voltaire. Lo importante es que existan las obras geniales.

A Voltaire –al contrario de lo que le sucedía a Ortega y Gasset- no le molesta la masificación cuando en una sociedad existe un gran desarrollo de las artes. A la masa no hay que destruirla, hay que ignorarla. A los críticos que exponen sus juicios sin saber no hay que desterrarlos, simplemente hay que ignorarlos y no darles más valor del necesario. La élite de los mejores es cosa de pocos pero si los muchos son buenos, es necesario por fuerza que el número de los mejores se vea incrementado. Al ilustrado Voltaire le resultaba inconcebible pensar que un incremento en la educación podría conducir al incremento de los letrados-iletrados. Esto es, un mayor número de las personas que sabiendo leer no se interesan por el saber sino sólo y exclusivamente por la diversión.

Lo que sí sabe Voltaire perfectamente es que la consecución del éxito y del reconocimiento no es fácil para los mejores y que la mayor parte de las veces depende de causas ajenas al mérito. De ahí que su empeño en remarcar la importancia de hacer amigos. Él mismo lo ha experimentado. En una pequeña autobiografía que escribió, cuenta que llegó a ser miembro de la Academia de la Historia gracias al apoyo de la favorita del rey, del mismo modo que la causa de que no lo hubiera llegado a ser antes había sido la oposición de la anterior favorita. Voltaire no ignora la fuerza de las mujeres en la política y en la religión. De hecho, es consciente de que muchas de las tendencias religiosas se expanden con la ayuda femenina. En el caso del quietismo, no es sólo que una mujer lo impulse sino que es precisamente una mujer la que lo hace aparecer.

9.     El aumento de la deuda. Capítulo veintiocho

A juicio del escritor francés, el verdadero artífice del impulso de la industria y del comercio fue Colbert, el ministro de Economía de Luis XIV y tacha de injusto al pueblo por culparle del estancamiento económico que se experimentó a partir de 1702. (Pg.703) Les Français lui doivent certainement leur industrie et leur commerce”. Aunque Voltaire no niega que, ciertamente, Colbert podía haber hecho más de lo que hizo, reconoce igualmente el gran número de dificultades que obstaculizaban su tarea. (Pg.705)  « Les hommes n’étaient pas alors assez éclairés; et dans un grand royaume, il y a toujours de grands abus. ». La principal de todas ellas fue la necesidad de subir los impuestos para cubrir los gastos que originaban las guerras, la construcción de los edificios y la satisfacción de los placeres. (Pg.705) « Colbert, pour fournir à la fois aux dépenses des guerres, des bâtiments et des plaisirs, fut obligé de rétablir, vers l’an 1672, ce qu’il avait voulu d’abord abolir pour jamais : impôts en parti, rentes, charges nouvelles, augmentations de gages ;enfin, ce qui soutient l’État quelque temps, et l’obère pour plusieurs années. »

A la necesidad de subir los impuestos ha de añadirse otro gran problema. A pesar de que Colbert estaba convencido de que las riquezas de un país se basan en el número de habitantes, la agricultura, la industria y el comercio, los pocos dominios privados que el rey poseía le impedían ser verdaderamente rico. Ello le obligaba, por un lado, a pedir constantemente nuevos impuestos a sus súbditos y por otro, a estar en manos, muy a su pesar, de los contratistas que prestaban dinero en nuevos impuestos. Esta práctica inventada en Italia e introducida en Francia por Catalina de Medici, había terminado corrompiendo el gobierno por la funesta facilidad con la que permitía conseguir dinero. Luis XIV la prohibió  en Francia y aunque la ley no llegó a ser promulgada amenazó de pena de muerte a aquellos que la utilizaran. Se trataba, sobre todo, de asustar a los negociantes. Sin embargo, no le quedó más remedio que servirse de ellos y sus métodos. (Pg.705-706) Il (Colbert) fut emporté hors de ses mesures; car, par toutes les instructions qui restent de lui, on voit qu’il était persuadé que la richesse d’un pays ne consiste que dans le nombre des habitants, la culture des terres, le travail industrieux et le commerce ; on voit que le roi, possédant très peu de domaines particuliers, et n’étant que l’administrateur des biens de ses sujets, ne peut être véritablement riche que par des impôts aisés à percevoir, et également répartis. (…) Il fit rendre un arrêt du Conseil qui établissait la peine de mort contre ceux qui avanceraient de l’argent sur de nouveaux impôts. Il voulait, par cet arrêt comminatoire, qui ne fut jamais imprimé, effrayer la cupidité des gens d’affaires. Mais bientôt après il fut obligé de se servir d’eux, sans même révoquer l’arrêt : le roi pressait, et il fallait des moyens prompts.

Cette invention, apportée d’Italie en France par Catherine de Médicis, avait tellement corrompu le gouvernement par la facilité funeste qu’elle donne. (…)

 Seis años después de la muerte de Colbert, en 1689, hubo que precipitarse en una guerra europea. Las arcas del Estado estaban completamente vacías. Hubo que vender todos los muebles de plata y objetos de valor para hacer frente a los gastos. Aquellos que creen que fueron los grandes edificios, las artes y los placeres los que empobrecieron a Francia, se equivocan. La guerra es siempre aquello que empobrece a los Estados. Ni siquiera los vencidos se enriquecen con sus victorias. Voltaire asegura que él no ha conocido ninguna nación desde los antiguos romanos que se haya enriquecido con las victorias. Los únicos que se enriquecen con las guerras son los prestamistas que compran con sus préstamos el derecho de tumbar a la nación en nombre del soberano. En tal situación los particulares consideran al gobierno como a su enemigo y ocultan su dinero. Con lo cual, la falta de circulación empobrece al reino. Tal fue la situación que se vivía en Francia. Por si fuera poco, al problema de la deuda hubo que sumar el cruel invierno que se padeció en 1709 y que obligó a devolver los impuestos recaudados, careciéndose, al mismo tiempo, de medios con los que pagar a los soldados. (Pg. 705-711)

La deuda aumentó de forma descomunal. Voltaire se lamenta que tal situación no habría sido tan terrible de haber existido un comercio floreciente,  un papel de crédito estable y compañías sólidas que hubieran respondido de este papel. Pero, concluye el autor francés, hubieran sido necesarios muchos recursos para mover una máquina tan grande y tan complicada que su propio peso la aplastaba.

Para solucionar la situación se adoptó el sistema de hacienda inglés y como ellos se tomó la decisión de configurar fondos de amortización. Voltaire aconseja además introducir el papel moneda. (Pg.712-713) « On a  pris le parti de faire de fond d’amortissement, comme chez les Anglais: il a fallu adopter une partie de leur système de finance, ainsi que leur philosophie ; et si, dans un État purement monarchique, on pouvait introduire ces papiers circulants qui doublent au moins la richesse de l’Angleterre, la puissance de la France acquerrait son dernier degré de perfection. »  Por lo que se puede ver, Voltaire temía las deudas tanto como poco le preocupaba la inflación. Y se fíaba tan poco de los banqueros como de los botines de guerra. Hay que recordar una vez más que Voltaire no considera que la fuente de la pobreza sea generada por el gasto de un Estado sino por los desmesurados costes - en dinero tanto como en recursos humanos- de las guerras que ni el mayor de los botines puede compensar.

¿La conclusión? Voltaire se resiste a darla y cita al arzobispo de Cambray, el cual confiesa en unos versos estar llegando a la vejez sin que pueda proporcionar nada salvo bromas. Voltaire afirma que esos versos demuestran cómo aquello que un día nos pareció esencial va perdiendo importancia a medida que pasan los años.  (Pg.860) « Jeune, j’étais trop sage / Et voulais trop savoir ; / Je ne veux en partage/ Que badinage/ Et touche au dernier âge/Sans rien prévoir. (…)Il serait peu important par lui-même, s’il ne prouvait à quel point nous voyons souvent avec des regards différents, dans la triste tranquillité de la vieillesse, ce qui nous a paru si grand et si intéressant dans l’âge ou l’esprit plus actif, est le jouet de ses désirs et de ses illusions. »

Como todavía nosotros no hemos llegado a ese estadio de tranquilidad que ofrece la vejez a los que ya no tienen fuerzas para proseguir la construcción a la que un día se dedicaron con ardor, la próxima semana analizaremos la actual situación de Europa.

Hasta la próxima semana.

Isabel Viñado Gascón.

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Interesante la reflexión que hace sobre Catalunya en el Cap.XXIII.

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