Fuentes consultadas. Bibliografía
1. “Die okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus“ Nicholas Goodrick- Clarke (Leopold Stocker Verlag Graz/Stuttgard 2006. Aus dem Englischen von Susanne Mörth.)
2. el libro de la semana: LAS BRUJAS DE SALEM (1953) de Arthur Miller (isabel-vinado.blogspot.com)
5. La Biblia
6. “The crisis of German Ideology.” George L. Mosse (1964 by Grossset &Dunlap. NewYork) (1981 by Schocken Books. New York ISBN 0-8052-06669-8) Digitized by the Internet Archive in 2010. www. Archive.org/details/crisisofgermanid00moss.
7. “La cultura europea del siglo XX” George L. Mosse. Editorial Ariel, S.A. Barcelona 1997
10. "Kulturphilosophie. Verfall und Wiederaufbau der Kultur. Kultur und Ethik". Verlag C.H.Beck. Erste Auflage 1923. München 2007. ISBN 9783406563782“ Albert Schweitzer
Las traducciones de las citas de los libros alemanes al
español son mías. Respecto a las citas de la obra de Mosse en inglés, considero
que mis lectores poseen el suficiente conocimiento de la lengua inglesa y por
tanto las he dejado sin traducir.
Nota primera: Advertencia
Después de que Goya pronunciara su genial frase : “los sueños de la razón producen monstruos”, a nosotros sólo nos resta sentir el pavor que los sueños de la locura generan.
Este breve ensayo nace, sencillamente, de una reflexión tan
seria como honesta. Mías son la mayoría de las afirmaciones y definiciones que
se establecen aquí y por tanto me hago responsable de ellas. Las que no me
corresponden aparecen citadas. En cualquier caso, mi agradecimiento a todos los
autores que aparecen en el texto porque ellos han sido mis amigos, mis
maestros, mis compañeros, mis guías, mis rivales; el grupo de personas, en
suma, con el que he estado dialogando durante semanas y con el que posiblemente
seguiré en comunicación. A todos ellos mis más sinceras gracias.
Creo que resulta imposible entender la obra de Nicholas Goodrick-Clarke en su justo sentido si previamente no se ha leído “The Cambridge Handbook of Western. Mysticism and Esotericism”, edited by Glenn Alexander Magee. El motivo es que, únicamente partiendo de una visión esquemática, ordenada y razonada de la historia de la filosofía hermética, como la que el libro editado por Magee ofrece, podrá comprender el lector en su justa medida el grado de confusión y de locura que se vivió en Europa, y no sólo en Europa, pero especialmente en Austria y en Alemania, desde finales del s.XIX hasta desembocar en las dos guerras mundiales que sembraron el terror, la muerte y el caos.
ACERCA DE LOS TOTALITARISMOS
Resulta difícil, por no decir imposible, esclarecer cómo
se inicia la locura y lo que es todavía peor: cómo se propaga y la rapidez
exponencial con la que lo hace. Aunque el libro de “Las brujas de Salem”, de
Arthur Miller y mi posterior comentario quizás no ofrezcan una explicación
absoluta, sirven al menos de orientación.
el libro de la semana: LAS BRUJAS DE SALEM
(1953) de Arthur Miller (isabel-vinado.blogspot.com)
De lo que pretendo advertir antes de comenzar a analizar
la obra que nos ocupa, es que estructurar el caos intelectual y emocional
supone todo un reto para cualquiera, tanto para el que lo experimenta, como
para el lector. Los totalitarismos de cualquier clase y condición se apropian
de todo elemento que les sea útil a la hora de legitimar sus proposiciones y
mezclan la realidad con las fantasmagorías. Cuanto más interesante sea ese
elemento, cuanto más profundo y variado en interpretaciones, más posibilidades existen
de que se abuse de su significado. Lo “verdadero” queda indefectible unido a lo
que “se presenta como verdadero.” Las consecuencias de este tipo de conductas
es que el verdadero conocimiento queda unido a la cizaña, difícilmente puede
discernirse lo que es de lo que no es, así que está por lo general se acepta la
explicación más fácil, la más emocionante o, simplemente, aquella que más se
repite.
Cuando hace unos meses visité la catedral románica de una
pequeña ciudad, Quedlimburg, situada en el Harz alemán, la guía nos estuvo
contando la historia de aquellos muros y llegando al final de su relato expuso
las mentiras que en relación a ese templo fueron elaboradas por los nazis: a partir
de tres elementos auténticos, explicó, los nazis habían diseñado una historia
falsa.
Esta pequeña anécdota sirve para mostrar cómo actúa
cualquier tipo de dictadura y de totalitarismo: A la corrupción de la
percepción, (lo que vemos no es lo real); le sigue la corrupción del
conocimiento, (lo que conocemos, no es la verdad) y desemboca en la
perversión moral o corrupción anímica, (los valores que se siguen son
falsos o están falseados), porque para lograr la inversión total no hay mejor
instrumento que la deformación y el abuso de los sentimientos.
Los totalitarismos, sean de la ideología que sean, son
sistemas que, a partir de la inversión de valores, se levantan sobre dos
columnas: la irracionalidad y la insensibilidad. Si a la irracionalidad la
revisten bajo una narrativa absolutamente objetiva, racional, casi neutral, la
frialdad insensible es ocultada bajo un alud de excesos emocionales, semejantes
a los que utilizan las películas sensibleras para enternecer a los espectadores
y aumentar los beneficios en taquilla. Lo que aparece a la vista es una
inflación de amor, compasión, destino heroico, altos ideales más propios de
dioses que de hombres, autoinmolación...
Son las emociones, los cantos de sirenas, las que abren
las puertas de los totalitarismos más inhumanos.
Que la corriente romántica germana acudiera a la rica
tradición hermética de su historia y que, gracias a los descubrimientos de la
arqueología, lograra traspasar las raíces místicas hasta llegar a las fuentes
míticas: allí donde los vínculos cristianos y paganos se encuentran, no era
algo extraño. Al contrario, fue un fenómeno que compartió con los movimientos
románticos de las otras naciones europeas. Lamentablemente los excesos del
romanticismo abrieron la puerta a las fantasías míticas y místicas de las
diferentes naciones, convirtiéndose en el portaestandarte de los futuros
totalitarismos que, no hay que olvidar, empiezan siempre siendo la promesa de
realización y cumplimiento de las Utopías político-filosóficas.
Justamente porque todo movimiento comienza como una
marcha colectiva hacia la Tierra Prometida, el Paraíso perdido, o cómo mejor se
le prefiera denominar, suelen muchos subestimar o incluso obviar el peligro que
encierran los falsos profetas.
En palabras actuales podríamos afirmar que los
totalitarismos de todo tipo y condición revisten las paredes carentes de vida
de sus laberintos materialistas con hologramas que cantan a la familia, la
verdad, el honor y todos aquellos valores que tradicionalmente se han
considerado propios del hombre. Entonados con las voces de las sirenas parecen
reales; quisiéramos creer que son reales. No lo son. Son sólo hologramas. Hasta
que la nación encantada abre los ojos, cierra los oídos y descubre el engaño,
son muchos los barcos hundidos: el del conocimiento, el de la moral y el del
corazón.
El romanticismo había abierto las puertas al barroquismo
y descomedimiento emocional. Otros factores se sumarían para conjuntamente
generar las convulsiones que agitaron la primera mitad del s.XX.
El enorme empeño que muchos ponen en distinguir entre
totalitarismo fascista y totalitarismo comunista o cualquier otro tipo de
totalitarismo suele conducir por regla general a un callejón sin salida. Lo
cierto es que todos ellos pretenden alcanzar el orden eterno y universal, con o
sin Dios.
Pese a las similitudes que caracterizan a cualquier tipo
de totalitarismo sea cual sea, se impone el esfuerzo de intentar esbozar las
diferencias que existen entre ambos, para de este modo saber a qué nos
enfrentamos y cómo vencerlos al tiempo que nos permite desenmascarar
totalitarismos que se llaman así “totalitarismos comunistas diferentes” o
“autoritarismos con personalidad propia” cuando lo que en realidad están
encubriendo es un totalitarismo fascista.
DIFERENCIAS ENTRE EL TOTALITARISMO COMUNISTA Y EL TOTALITARISMO FASCISTA
Tres son a mi modo de ver las diferencias entre ambos tipos de totalitarismo.
El totalitarismo comunista es:
a)
Ilustrado
b)
Sostiene
una concepción positiva de la naturaleza del ser humano.
c)
Implica
la promesa de conducir a un Pueblo, el de los trabajadores, a una Tierra
prometida.
d)
Es
materialista.
El totalitarismo fascista es:
a) a) Postmoderno
b) b) Sostiene una concepción negativa de la naturaleza humana.
c) c) Es mesiánico.
d) d) Es materialista-nihilista.
El totalitarismo comunista es, al menos en teoría, corte ilustrado. Los límites entre lo bueno y lo malo están claramente establecidos: el capitalismo es malo, el comunismo es bueno. Se trata, por tanto, de caminar hacia una sociedad basada en una justicia que posibilita el bienestar de todos y no sólo de unos cuantos. De ahí que cada generación se vea en la obligación y el derecho de seguir construyendo hacia delante. La historia no tiene que ser necesariamente una línea, posiblemente hay retrocesos y nuevos “Baal” de los que deshacerse. No obstante, su naturaleza ilustrada le confiere optimismo y a pesar de su materialismo, mantiene la fe en el futuro y en la naturaleza humana, capaz de seguir esforzándose hasta lograrlo.
Hay un pasado del que liberarse y un presente que intenta
destruir las cadenas para permitir la construcción de un futuro en el que esa
Utopía se haga realidad. Moisés guiando al pueblo es sustituido, generalmente,
en los movimientos revolucionarios por la Libertad guiando al Pueblo
(Delacroix) y en el totalitarismo comunista prima la idea de la Justicia
del Trabajador guiando al Pueblo.
Esta transformación de una sociedad decadente y corrupta
en una nueva sociedad libre e igualitaria es posible puesto que la naturaleza
del hombre es buena, y únicamente las circunstancias económico-sociales las que
imposibilitan avanzar en la dirección adecuada.
El totalitarismo fascista es posmoderno y por postmoderno, de estructuras
sincréticas. Este sincretismo se observa en un doble plano: el material
y el conceptual. Escribo conceptual para evitar utilizar el término espiritual.
En el plano material y sin profundizar demasiado en la
problemática basta traer a colación un ejemplo: el totalitarismo comunista está
en contra del capitalismo, por lo que cualquier elemento sospechoso de ser
capitalista ha de ser analizado y juzgado.
El totalitarismo fascista, sin embargo, acepta elementos
comunistas y capitalistas. Introduce elementos de ayuda social, pero apoya al
desarrollo y expansión del capital.
Dicho sincretismo es consecuencia de la naturaleza postmoderna y teosófica (o postcristiana) de las estructuras
conceptuales y profundas en las que el totalitarismo fascista apoya su ideología.
El carácter postmoderno presupone la desaparición de las
fronteras entre el Pasado, el Presente y el Futuro, o lo que es lo mismo; entre
el ayer, el aquí y ahora y la trascendencia. El tiempo como medida lineal no
existe y deja de tener importancia.
La cristiandad deja paso a la concepción teosófica que
afirma la evolución cósmica. La Historia se compone de ciclos. Con la llegada
al Poder del totalitarismo fascista, unos experimentan su culminación mientras
que el destino heroico, sobrehumano y divino de ese Pueblo inicia su
realización.
La mística cristiana, que determina un viaje de salida
del Hijo y de retorno de ese Hijo al Padre, es transformada y transfigurada por
el sincretismo teosófico postmoderno en una especie de conexión cósmico-mágica
en la que las líneas históricas del Presente, Pasado y Futuro se conectan con
las dimensiones ocultas del Universo.
El totalitarismo fascista sostiene, por otra parte, una
concepción negativa del ser humano. De ahí su constante llamada a la necesidad
de establecer un Orden que supere la maldad natural del ser humano, tendente
una y otra vez a caer en los bajos instintos. Su objetivo, sin embargo, no se
centra en conducir al Pueblo a alguna Tierra Prometida o en construir alguna
Utopía puesto que él mismo se considera a sí mismo “Tierra Prometida” y se
declara encarnación, con la intensidad religiosa que este término
contiene, de la Utopía.
No exageramos si afirmamos que la naturaleza última del
totalitarismo fascista es de carácter mesiánico. Ésta se despliega en dos
momentos.
a)
Hasta
la llegada al Poder
En vez de ser el Moisés que pretendía ser el
totalitarismo comunista, el totalitarismo fascista es, al menos hasta que llega
al Poder, un Redentor que ha de salvar a individuos, malos por naturaleza
porque él es, de eso está absolutamente convencido y es lo que una y otra vez
su maquinaria propagandística repite, el único en posición de hacerlo. Sin él,
asegura el totalitarismo fascista, el Pueblo caería en la Anarquía y el caos. El
totalitarismo fascista es, en primer lugar y hasta la llegada al Poder, la
concretización de la Utopía Absoluta: el Redentor .
b)
A
partir de la llegada al Poder
Con el ascenso al Poder, el partido fascista experimenta
su unión con el Absoluto, fundiéndose ambos en uno. Con ello queda declarada
la culminación de la historia y el destino superior de ese “Pueblo” de modo que
todo aquél que atente contra dicho sistema y sus estructuras, atenta contra el
mismísimo Absoluto.
De este modo, su llegada al Poder va indefectiblemente
unida a la consecución del Absoluto. Ello, a su vez, determina el final de la
Historia - recordemos que en la Biblia la venida de Dios (Absoluto) al Mundo para
impartir el Juicio Final supone igualmente el anuncio del fin de la Historia.
Así pues, la ideología del totalitarismo fascista se
muestra en su misma raíz contradictoria y falsa, puesto que, si, por un lado,
su auto proclamación de Absoluto permite disfrutar de la unión mística aquí y ahora,
con lo cual queda, consecuentemente, negada la posibilidad de la trascendencia,
por otro, y he aquí la falacia, se declara el inicio del cumplimiento del “destino
superior” de ese “Pueblo” al que dirige. Todo ello, siempre y cuando, claro, se
sigan fielmente las pautas establecidas por ese régimen. En caso contrario se sufre
la pena eterna y los castigos del “infierno” dictados por el Poder político “Absoluto”.
Como fácilmente puede observarse, el totalitarismo
fascista usa y abusa de terminologías que a pesar de que nominalmente aludan al
ámbito espiritual, ya sea religioso, estético o emocional, carecen, sin embargo,
de cualquier esencia o contenido inalterable. Su constitución interna, igual
que la teosofía en la que se apoyan, es de carácter postmoderno y materialista.
La consecuencia que se desprende es que, aunque cada uno, en principio, puede
darle el contenido y la dirección que desee, en la práctica diaria es el Poder
el que lo determina, con lo que el hombre posmoderno, lejos de estar condenado
a la libertad, queda sentenciado a la Nada mientras es encadenado con los
grilletes del cinismo. Por poner un ejemplo: en la sociedad posmoderna, el
término “familia”, puede ser definido por cada individuo de una forma distinta;
no obstante, dentro de dicha sociedad ciertas corrientes dominantes logran
imponer su propio concepto, lo cual implica, o una cierta coherencia y
homogeneidad social, o el principio de la confrontación entre diferentes
significados.
En el caso del
totalitarismo fascista, sólo existe una concepción posible: la que él impone, y
el contenido de esta imposición varía según lo que convenga para que perpetuarse
en el Poder.
Son las directrices políticas del régimen las que deciden
qué es lo ético y qué es lo estético.
Incluso cuando esos totalitarismos fascistas se denominan
a sí mismos católicos, de católicos conservan únicamente el nombre: un
simple envoltorio de propaganda. Lo que su interior contiene es un contenido
católico contaminado de la teosofía materialista, por lo que su naturaleza
primera se ha deformado dando lugar a un catolicismo altamente materialista
nihilista, que sigue hablando de Dios sin posiblemente tener conciencia de que
en ese sistema Dios ha muerto y que sólo protege un término de Poder mundano.
El catolicismo, o cualquier otra religión, es desposeída de su verdadera
esencia y ello por lo que ya hemos explicado anteriormente: porque el
totalitarismo fascista se define en un primer momento, y hasta su llegada al Poder,
como la concretización de la Utopía Absoluta, el Redentor; y después, una vez
alcanzado el gobierno, la unión con el Absoluto.
En este sentido, y si se me permite la herejía a modo de
facilitar la comprensión, en el totalitarismo comunista se apela a la imagen de
Moisés liberando a su Pueblo de la esclavitud en Egipto, mientras que el
totalitarismo fascista alude a la imagen de Cristo Rey: vencedor de la muerte, redentor
del mundo y regresando a casa de su Padre, para fundirse con Él.
La verdad, sin embargo, es otra muy distinta. Lo cierto es el totalitarismo fascista lejos de ser
el Redentor y el Absoluto positivo que pretende y sostiene ser, es no sólo demoniaco sino además el Absoluto
negativo.
Y lo es porque se apropia del Logos religioso y lo
invierte a su antojo. La inversión de valores significa, en realidad, un cambio
de rumbo para tomar la dirección opuesta.
Es aquí donde resuenan las sabias palabras de Heráclito:
“El camino es uno y el mismo, arriba como abajo.” El camino, el
Logos, es, en efecto el mismo. La dirección, no. Por eso las estructuras del
totalitarismo fascista son aún más demoniacas si cabe que las del totalitarismo
comunista: porque utilizando una terminología absolutamente religiosa, la
invierte y la hace aparecer como lo contrario de lo que realmente sigue y
persigue: la dirección descendente.
La corrupción invade las estructuras a todos los niveles:
ya sea moral, religioso, económico y políticoLa historia, los valores, la
economía, la cultura y la civilización, el conocimiento y la sociedad al
completo son desposeídas de su esencia. Es justamente la utilización de ese
lenguaje “religioso-moral” el que tanto dificulta el regreso a la normalidad
que significa seguir la dirección verdaderamente ascendente. La creencia, la fe viva, desaparece y
únicamente se convierte en una máscara de Poder. Invertir la inversión supone
un esfuerzo de tales dimensiones que se hace necesario el trabajo consciente de
sucesivas generaciones para recuperar la esencia y autenticidad de los valores
corrompidos. Cuanto más haya perdurado en el tiempo el Poder de un gobierno totalitario
fascista, más generaciones serán necesarias para conseguirlo, y mayor es el
peligro de que consiga recuperar el Poder.
Esta idea de la inversión no es únicamente considerada
por Heráclito. También en la alquimia se advierte que, del mismo modo que el
plomo puede ser transmutado en oro, el oro puede transmutarse en plomo. Del
mismo modo, un Pueblo y una sociedad
pueden construir una edad dorda o, por el contrario, quedar tan deformadas por los
totalitarismos, que de ellas resulte imposible sacar una mínima expresión de
autenticidad, quedando transformadas en sociedades cínicas, al modo en que Nietzsche
lo define en su obra “Ventajas y desventajas de la Historia para la vida”: en
la imposibilidad de tomarse en serio.
El totalitarismo comunista, por su parte, a pesar de no
ser demoniaco, ya que carece de los elementos espirituales necesarios para ello,
es, no obstante, un destructor atroz, de consecuencias desastrosas. Y ello
porque incumple su promesa de llevar al “Pueblo” hasta la Tierra Prometida y en
vez de eso lo conduce a un abismo en el que hombres y sociedades enteras se
despeñan.
El totalitarismo comunista, lejos de ser un Moisés, es en
realidad un flautista de Hamelin.
Respecto a la cuarta diferencia es sobre todo de carácter
cualitativo.
El totalitarismo comunista es materialista pero no nihilista,
mientras que el totalitarismo fascista es materialista y nihilista a la vez,
por mucho que se apoye en las emociones religiosas, místicas, míticas y
cósmicas.
Lo irónico de los totalitarismos es que a pesar de que
todos ellos se caracterizan por ser materialistas, todos ellos igualmente se
apoyan en imágenes religioso-judeo-cristianas.
No sólo el totalitarismo comunista, también el
totalitarismo fascista es anticlerical, - como muy bien describe Goodrick-Clarke
en su obra. No obstante, el totalitarismo fascista logró poner a la Iglesia
Católica y Cristiana de su parte hasta el punto de que en lugares como España
el fascismo y la Iglesia Católica nacieron íntimamente unidos.
El totalitarismo comunista por su parte, que reivindicaba
el materialismo y consideraba a la religión el opio del pueblo, transformó a la
Iglesia internamente, aun antes de haberse asentado en el Poder. Desde 1848 no sólo
fueron aparecieron corrientes cristianas inspiradas por el comunismo y el
socialismo, denominadas liberales, sino que además el catolicismo abandonó los
muros de las catedrales para introducirse en política social.
“Esta era la posición de la iglesia católica hacia el
final del siglo. Quería abordar los problemas sociales, políticos y económicos
de una forma realista y mantener al mismo tiempo intacto el dogma católico. La
revolución de 1848 arrastró a la iglesia al remolino de la actividad social y
política, actividad que se había limitado hasta entonces a un mero apoyo a los
regímenes reaccionarios restaurados. La revolución planteó el problema de la
actitud de la iglesia hacia las nuevas fuerzas del siglo. Atenerse exclusivamente
a las posiciones ultramontanas resultaba inviable. ¿Podía aliarse el
catolicismo con los liberales? Lamennais en Francia y el obispo Ketteler en
Alemania pensaban que sí podía, y lo mismo peno el papa Pío IX durante un breve
periodo.” (Pg.44) “Ketteler
(…) organizó a los trabajadores especializados en la Liga de Trabajadores Católicos,
precursora del movimiento sindical cristiano. Su objetivo era dar estatus al
trabajador, inculcar el orgullo del trabajo como contrapeso de la divisiva
conciencia de clase popularizada por los marxistas.” (Pg.45) “En
Francia, por ejemplo, había católicos que eran republicanos leales y
prodreyfusistas y que, a pesar fieles al dogma, se oponían a la posición de su
iglesia. La tradición de Lamennais y Montalambert fue condenada oficialmente,
pero pervivió de todos modos. La creciente participación de la iglesia en la
política y en la acción social fue condenada oficialmente, pero pervivió de
todos modos.” (Pg.53) (“Cultura europea del s.XX. Mosse)
Todo ello muestra los profundos terremotos que las ideas liberales
y socialistas provocaron en los cimientos de Iglesia. La última cita de Mosse
exige una aclaración. Cuando George L. Mosse asegura que esos católicos eran
fieles al dogma, se refiere, claro, a las enseñanzas del Evangelio, pero en
cuanto que esos mismos católicos se oponían a la Ortodoxia de la Iglesia, y
aceptaban corrientes oficialmente rechazadas, eran considerados cuanto menos, revoltosos.
En medio de la debacle política, social, económica,
nacional que acorralaba a la sociedad europea en general, la Iglesia era
incapaz de prestar cobijo a los que buscaban refugio.
Pero tampoco la filosofía proporcionó la ayuda necesaria.
Según
Schweitzer:
“Auf
Schulen und Hochschulen spielte sie noch eine Rolle; aber der Welt hatte sie
nichts mehr zu sagen. Weltfremd war sie geworden“ (S.19)“Ihrer
letzten Bestimmung nach ist die Philosophie Anführerin und Wächterin der
allgemeinen Vernunft. Ihre Pflicht wäre es gewesen, unserer Welt einzugestehen,
daß die ethischen Vernunftideale nicht mehr wie früher in einer
Totalweltanschauung Halt fanden, sondern bis auf weiteres auf sich selbst
gestellt seien und sich allein durch ihre innere Kraft in der Welt behaupten
müßten. Sie hätten uns zeigen müssen, daß wir um die Ideale, auf denen unsere
Kultur beruht, zu kämpfen haben. Sie hätte versuchen müssen, diese Ideale an
sich, in ihrem inneren Werten und in ihrer inneren Wahrheit, zu begründen und
sie so, auch ohne den Zustrom aus einer entsprechenden Totalweltanschauung,
lebensfähig zu erhalten.“ (S.21)
(“Kulturphilosophie” Schweitzer)
Traducción: “En los colegios y universidades (la
filosofía) mantenía todavía su importancia; pero en el mundo no tenía nada más
que decir. Se había vuelto ajena al mundo.” (Pg.19) “Su última misión es ser
guía y guarda de la Razón general. Su deber hubiera sido, confesar a nuestro
mundo que los ideales éticos racionales no se encontraban como antes en una
plataforma estable de total concepción del mundo, sino que hasta nuevo aviso
estaban solos, dejados a su suerte y ellos solos a través de su fuerza interior
tenían que afirmarse en el mundo. Ella tenía que haber intentado fundamentar
esos Ideales en sí mismo, en sus valores internos y en su verdad interna, para
de esta forma preservarlos con la capacidad para mantenerse con vida aun sin el
flujo de la correspondiente total cosmovisión” (Pg.21) (“Kulturphilosophie”
Schweitzer)
Nota a la traducción: Es interesante que Schweitzer
utilice el término “Vernunft”, que significa razón y no el de “Verstand”, que
se refiere a la inteligencia de la mente. El vocablo “Vernunft” incluye, en
efecto, tanto la razón mental, como la emocional, como la intuitiva. En este
sentido implica una tríada. “Weltanschauung”
puede traducirse o como concepción del mundo y como cosmovisión, según la amplitud
que la expresión desee alcanzar.
Sin posibilidad de que la religión o la filosofía
ofrecieran un resguardo en el que cobijarse en un mundo que se derrumbaba, el
romanticismo se convirtió en vampiro dantesco. Dios había muerto, pero los
monstruos, no y estos campeaban por sus anchas sin miedo a una luz casi
extinguida. Los hombres se habían convertido en zombis unidos en colectividades
activistas, pero no pensantes, dirigidos no por el pensamiento de otros, sino
por la ideología de otros.
“Para muchos, las únicas alternativas eran o el marxismo
o el nuevo racismo y el nuevo nihilismo. La sociedad totalitaria que se estaba
formando podía edificar, y edificó, su estructura ideológica sobre estas
últimas actitudes hacia la vida. Los intelectuales interesados por la libertad
quedaron atrapados en medio.” (Pg.85) (“Cultura Europea del s.XX. Mosse)
Como muy bien explica Mosse:
“Ernst
Junger descubrió que la tecnología no servía únicamente para vivir mejor sino
para dominar. De ahí que todos los totalitarismos se autoproclamaran amantes de
la ciencia y de la tecnología. “En el pensamiento de Jünger penetró un nuevo
factor, porque, como tantos de sus contemporáneos, estaba obsesionado con los
avances de la tecnología. “Donde las máquinas se convierten en el símbolo, han
de huir todas las demás fuerzas.” También aquí se equivocaba la burguesía.
Había utilizado la tecnología como un medio de poder. (…) Conviene tener en
cuenta que para Jünger no había tampoco ningún ideal futuro hacia el cual la
élite pudiese conducir a la humanidad.” (Pg.100) (“Cultura Europea
del s.xx” Mosse)
Ambos tipos de totalitarismo, el comunista y el fascista,
transforman a las sociedades en sistemas, ambos usan la tecnología para
alcanzar y mantener el Poder, los dos gustan de utilizar los símbolos, el arte
y el genio estético para sus propios fines, así como usan y abusan de la
ciencia y de la técnica para dominar y subyugar. En definitiva: tanto el
totalitarismo comunista como el fascista encadenan al ser humano y destrozan su
más íntima esencia, que va más allá que la de la simple libertad, porque muchos
ni siquiera saben qué hacer con esa libertad y terminan convirtiéndose en el
hombre-masa que Ortega y Gasset denuncia.
„Bei
dem modernen Menschen aber ist sowohl die Freiheit als auch die Denksfähigkeit
herabgesetzt“ (S.23). („Kulturphilosophie.” Schweitzer)
Traducción: “En el Hombre moderno, sin embargo, se han
reducido tanto la Libertad como la capacidad de pensar.” (Pg.23) („Kulturphilosophie.”
Schweitzer)
La libertad ¿para qué es necesaria? Justamente para dedicarse
a aquello que los totalitarismos sean del tipo qué sean impiden: El pensar
radical. Cogito, ergo sum.
Respecto a los peligros del romanticismo y a las
consecuencias nefastas que este movimiento produjo, creo que los he tratado
bastante adecuadamente en la entrada de mi blog:
Les invito a que acudan a esa entrada y la lean. Creo que
no exagero si afirmo que les servirá de inestimable guía para posteriores
lecturas relativas al tema que hoy nos ocupa.
¿Qué queda del ser hombre cuando los
totalitarismos han arrasado una sociedad?
La esperanza del ave fénix.
CRITICA A LA OBRA DE GOODRICK-CLARKE
Cuando empecé a leer la obra de Goodrick-Clarke tuve la
impresión de que uno de los errores fundamentales que contenía era que, a pesar
de aportar una gran cantidad de información, las conclusiones que el autor
derivaba de tales datos resultaban insatisfactorias para explicar el auténtico
cataclismo que tuvo lugar en la Europa central del s.XX y que se conoce bajo el
nombre de “Holocausto”.
En primer lugar, porque la mayoría de los fenómenos que
aparecieron en la Austria y Alemania a partir de la segunda mitad del s.XIX,
como el darwinismo, los nacionalismos y “panismos”, la exaltación de la
raza y del uso de la mitología como apoyo, el antisemitismo, la moda
espiritista y el éxito de la recién aparecida Sociedad Teosófica de Helena
Blavatsky estaban igualmente presentes y bien presentes en otras naciones. En
realidad, todos ellos partían de una misma fuente: el romanticismo.
En segundo lugar, porque Goodrick-Clarke, él mismo un
gran y profundo conocedor de la historia del esoterismo en Occidente, daba
cuenta, en efecto, de la confusión intelectual en la que muchas de esas nuevas
escuelas esotéricas habían caído, en tanto en cuanto que se tomaban de forma
aleatoria e interesada elementos y teorías para el provecho de cada una de ellas
sin no obstante explicar a qué corriente pertenecía realmente o al fundamento
de su aparición. Este silencio resulta, sin embargo, perfectamente
comprensible: hacerlo le hubiera supuesto escribir a Goodrick-Clarke un tratado
de historia del esoterismo y misticismo occidental y ésa, evidentemente, no era
la tarea que se había propuesto llevar a cabo. De ahí mi súplica para que lean “The
Cambridge Handbook of Western. Mysticism and Esotericism.”
Es innegable que cuando se produce un cataclismo de las
dimensiones que sacudieron la Europa de la primera mitad del s.XX difícilmente
puede aludirse a una única causa. Esto es algo de lo que el propio autor es
consciente cuando escribe:
“Niemand
wird allerdings leugnen wollen, daß es im Deutschland der zwanziger und
dreißiger Jahre einen okkulten Boom gegeben hat. Nur darf man daraus schließen,
daß deswegen Hitler und der Nationalsozialismus ebenso okkulte Ursprünge gehabt
haben müssen? Dieser Trugschluss wird auch durch noch so viele Hinweise auf die
damalige okkulte Szene in Deutschland nicht wahrer. Das soll aber nicht heißen,
daß man einer rein materialistischen Genese des Nationalsozialismus das Wort
reden muß. Mythologische, religiöse und irrationale Wurzeln mit
massenpsychologischen Wirkungen erscheinen dem Autor für eine Erklärung sogar unabdingbar
zu sein, sind aber kaum erforscht.“ (S.195) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) (Goodrick-Clarke)
Traducción: “Nadie pretenderá negar, que en la Alemania
de los veinte y treinta años existió un boom del ocultismo (de lo oculto). No
obstante, ¿puede deducirse de ello que Hitler y el Nacionalsocialismo han
debido también que tener orígenes ocultistas? Esta falacia no será más cierte a
pesar de las muchas referencias a la ocultista escena de la Alemania de
entonces. Esto no significa que haya que hablar de una génesis puramente
materialista del Nacionalismo. Las raíces irracionales, religiosas y
mitológicas con la influencia de la psicología de masas se le muestran al autor
necesitadas de una explicación incluso indispensable, pero casi no han sido
investigadas.” (Pg.195) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke.
En efecto, el esoterismo es una de las muchas fuentes de
las que bebió el nazismo, pero incluso el tema mismo del esoterismo exige una
serie de puntualizaciones previas, ausentes en la obra de Goodrick-Clarke, lo
cual la convierte en insuficiente a pesar de su impecable y honesta
investigación histórica. Su obra no contiene ni un solo dato falso, cada
información aparece cuidadosamente contrastada y las fuentes que le sirven de
referencia son absolutamente fiables.
No obstante, y como ya digo el resultado de la obra es, a
mi juicio, insuficiente y lo es porque nombra las observaciones que siguen a
continuación sin profundizar en ellas lo necesario. Es por ello por lo que
desde mi punto de vista resulta necesario realizar una serie de precisiones.
1.
En
primer lugar, la tradición esotérica había sido objeto de estudio en Alemania
por parte de los más ilustres pensadores al menos desde la Edad Media.
Meister Eckart no es simplemente uno de los más importantes místicos. Es también una de
las personas que con sus traducciones del latín al alemán más profundamente
contribuyó a la evolución y al desarrollo de la lengua germana. Por otra parte,
desde que en el Renacimiento se instaurara entre las clases pudientes la
costumbre de enviar a sus hijos a estudiar a Italia, los estudios de hermética
encontraron en la élite intelectual germana un rico campo de cultivo, desarrollado
posteriormente a través de las preguntas religiosas y metafísicas que el
fenómeno religioso de la Reforma introdujo y que favoreció el nacimiento de
grupos como los Rosacruces. La tradición hermética alemana alcanzó su cénit con
el Idealismo Absoluto. Así pues, cualquier alemán culto tenía un acceso directo
al conocimiento más profundo en lo que a filosofía hermética se refiere, tanto
a través de la filosofía como de la religión.
2.
En
segundo lugar, la moda del esoterismo no se limita a Alemania o a las naciones
donde habitaban una minoría de habla germana.
De alguna manera la filosofía hermética se fue
popularizando y “democratizando”, en el sentido de que salió de las bibliotecas
de los grandes sabios en el que había permanecido encerrada durante siglos y se
introdujo en los salones de los señores y se extendió a todos los ámbitos de la
sociedad europea y americana.
En mi opinión hay dos momentos en los que esto sucede con
más fuerza:
-
El
primero es a partir de Swedenborg, el espiritismo y el mesmerismo.
-
El
segundo, lo introducen Helena Blavatsky y sus seguidores.
Curiosamente tanto en el mesmerismo como en la Teosofía
se produce el interesante hecho de que no sólo la técnica, sino la ciencia
queda puesta al servicio del esoterismo como forma de justificación. La
ciencia, afirman todos estos nuevos esotéricos, corrobora de un modo u otro sus
tesis y avala sus teorías. La ciencia muestra que las cuestiones esotéricas son
auténticas y para ello ni la Fe ni el estudio resultan elementos
imprescindibles. El único requisito es conocer las técnicas que hacen posible
abrir los canales de energía del universo. Lamentablemente el conocimiento de
la técnica o de los procesos y sistemas deja a un lado las cuestiones
esenciales de la metafísica. Por una sencilla razón: Pensar no es útil. Útil
son los resultados. Apelando a una imagen visual: No se trata de saber por qué
funciona o no funciona una lavadora; ni siquiera cómo funciona; sino
simplemente cómo se pone en marcha. El trabajo de la lavadora no es fruto de la
magia ni del milagro. Depende total y absolutamente de las leyes científicas.
De este modo, las técnicas esotéricas aúnan el positivismo científico con la
metafísica cósmica y logran la unidad a la que aspiraban los humanistas cuando
buscaban métodos que dotaran a sus materias de la seriedad y fiabilidad de que
gozaba las disciplinas científicas.
Pero la moda de la teosofía no se limitó al espacio
geográfico que ocupaba el pangermanismo ni se limitó a la lengua alemana. De hecho,
los principales protagonistas de la Teosofía no tuvieron apenas relación con el
país germano: Blavatsky era de nacionalidad rusa y sus últimos años
transcurrieron en Inglaterra; Henry Steel Olcott era americano; Annie
Besant, británica; Gurdjieff y Alastair Crowley vivieron
largas épocas de su vida en París y es en esta ciudad donde también
desarrollaron gran parte de su trabajo. Edward Bulwer-Lytton, cuyas
novelas tanto interés causaron, debido entre otras cosas a que hablaban de
razas superiores y de civilizaciones ocultas altamente desarrolladas y al que Goodrick-Clarke
nombra en su libro, era él mismo inglés. Otros célebres esotéricos como Papus,
Guenon, Alexandre Saint-Yves de Alveydre, eran franceses. El
único teósofo alemán digno de señalar es Rudolf Steiner y además de
separarse de la Teosofía para fundar su propia escuela, no puede considerarse
antisemita.
3.
En
tercer lugar, y esto creo yo que es de vital relevancia, la Teosofía,
considerada como Teoría, introdujo un triple elemento destructivo.
-
Destrucción
del simbolismo hermético cristiano.
La Teosofía, justamente por arreligiosa y técnica,
convertía en sinsentido tanto la pregunta por Dios, como la pregunta por el
saber. De esta manera el simbolismo y el hermetismo cristiano, que tanto habían
inspirado la filosofía hermética, (por ejemplo, el gnosticismo) quedaron
relegados a las sombras, o como cuenta Goodrick-Clarke que se hizo con la
Cábala, algunos teósofos-ariosofos le despojaron de su esencia y dotándola de
una nueva historia y significado. Así sucedió con Reuchlin, por ejemplo,
que se había opuesto a la confiscación de los libros sagrados de los judíos
alemanes y que despreciaba, como cuenta Goodrick-Clarke este tipo de religiosa
intolerancia y antisemitismo. El resultado es que Reuchlin fue acusado de herejía
y sólo años después, en 1520 fue declarado libre.
“Er
(List) behauptete, daß die alten Priesterkönige ihr Wissen während des
8.Jahrhunderts mündlich an die Rabbiner Kölns weitergegeben hatten um ihr
Überleben während der Zeit christlicher Unterdrückung zu sichern. Die Rabbis
hätten dann diese Geheimnisse in den kabbalistischen Büchern niedergeschrieben,
welche fälschlicherweise als jüdisch-mystische Tradition betrachtet würden. (…)
Auf diesem Weg verlieh List Reuchlin de Rolle des großen armanischen Reformers,
der gegen die katholische Verschwörung und Unterdrückung des Wissens gekämpft
hatte.“ (S.46) Die okkulten Wurzeln des
Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: “Él, (List) afirmó, que los antiguos
Reyes-Sacerdotes habían traspasado oralmente su saber a los rabinos de Köln en
el s.8 para asegurar su supervivencia durante el tiempo de la opresión
cristiana. Los rabinos habrían escrito estos secretos en los Libros de la Cábala,
que erróneamente fueron considerados tradición místico-judía. (…) De este modo
otorgó List a Reuchlin el papel del gran reformador armano, que había luchado
contra la conspiración católica y supresión del saber.”) (Pg.46) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
-
Destrucción
de la unidad de la filosofía hermética occidental y de la unidad de la
filosofía hermética oriental.
La Teosofía es sincretista. Esto es, una de sus
finalidades primordiales consiste en unir la filosofía hermética oriental con
la filosofía hermética occidental. Para ello declaró que Occidente estaba
hundido en el materialismo y necesitaba la inspiración y la guía espiritual del
Oriente. Así pues, el sincretismo no implicaba el diálogo tolerante y
equilibrado entre Occidente y Oriente, y tampoco la unión armoniosa de ambos.
Lo que el sincretismo perseguía ni más ni menos es que la unión de ambos sólo
se podría producir en la medida en que el Occidente se orientalizara; es decir,
cuando Occidente recuperara la espiritualidad perdida.
La cuestión vino a complicarse aún más cuando para lograr
esta unión hubo que apelar a hallazgos arqueológicos y encuentros “visionarios”
que hablaban de civilizaciones ocultas que debían de salir a la luz a fin de
mostrar ese sincretismo perdido, que en biología darwinista se consideraba “el
eslabón perdido”.
Y más aún cuando aquellos que propugnaban la
orientalización (espiritualización) del Occidente (materialismo), no entendían
en su profundidad lo que la filosofía del Oriente significaba. Por ejemplo, el
tema del nihilismo que, mientras para Occidente significaba y significa una
tragedia existencial, para el Oriente contenía acepciones positivas.
Ello implicó obligarse a una serie de “compromisos” que
desembocó en lo que se conoce como New Age y que no es más que la Posmodernidad
en el ámbito de lo religioso-espiritual. Digo Posmodernidad en el sentido de
que no existen límites ni fronteras y se da incluso la sublime paradoja de que
por un lado la New Age es la disolución del individuo, en tanto que “hay que
matar al ego” al tiempo que afirma que “cada uno de nosotros es un Dios”.
(La posmodernidad, la New Age, se convierte con el tiempo en una realidad
virtual que seguramente desembocará en un metauniverso. Pero eso ya es otra
historia.)
La consecuencia que se deriva de todo ello es que la
ausencia de límites determina la destrucción de estructuras y la filosofía
hermética se convierte en un tenderete desordenado de ideas y símbolos en el
que cada cual puede tomar el que prefiera, según su capricho, instinto o inspiración.
-
La
destrucción del conocimiento por el conocimiento mismo.
Esto se produjo en un doble plano:
a)
Como
ya hemos dicho en líneas anteriores el conocimiento hermético resultaba
irrelevante. En filosofía hermética se había producido una revolución
similar a la acontecida en los comercios con la aparición de los grandes
almacenes, aparecidos a finales del s.XIX. El cliente ya no necesitaba
solicitar al vendedor lo que necesitaba y por tanto tampoco necesitaba conocer
previamente aquello que quería, sino que podía pasearse por el local y elegir
cómodamente aquello que más le gustara. Así pues, no se trataba tanto de
conocer el producto como de sentirse atraído por él. Lo mismo sucedió con el
conocimiento. El bíblico “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad
y se os abrirá” (Mateo 7:7-8) se convirtió en “Elige y no sólo se te
dará, sino que se te entregará en una bella envoltura rodeada por un gran lazo
rojo. No busques, simplemente coge porque todo está al alcance de tu
mano. No llames: Está abierto día y noche.”
Conocer
una teoría en profundidad y compartir o no sus afirmaciones se convirtió en una
cuestión secundaria. Como de todas formas “el cliente siempre tiene razón”,
lo esencial era dejarse inspirar. Esto es lo que se conoce como “open mind”.
En el momento en que el conocimiento se transformó en el acto de elegir según
la inspiración del instante, el esfuerzo para aprender se hizo innecesario.
El aprender se convirtió en aprehender.
b)
En
este sentido, la Teosofía determinó que el conocimiento, considerado desde un
punto de vista tradicional, era dogmático. La inspiración, en cambio, libre y
personal.
Así
pues, la pretensión de que cada cual podía elegir los elementos que más se
ajustaran a sus inclinaciones y a su personalidad determinó que el conocimiento
fuera abandonado en detrimento de las opiniones, que se elaboraban en función
de los gustos e intereses de cada cual.
Como la opinión era individual y cuestión de gustos, el conocimiento
resultaba innecesario.
c)
Aunque
el conocimiento resultaba innecesario, no sucedía lo mismo con las técnicas
para acceder a mundos superiores se impartían previo pago.
Es decir, la teosofía fue desde el primer momento mercantilista y orientada
al beneficio. En este sentido, los
teósofos fueron uno de los primeros grupos en adoptar las ventas a distancia.
De este modo, a los alumnos se les enviaban las lecciones por correo.
El
conocimiento se hizo innecesario porque para adquirirlo y poseerlo sólo hacía
falta tener dinero. Con el
conocimiento sucedía lo que con cualquier otro electrodoméstico: lo llevaban a
casa y únicamente era necesario leer las instrucciones de uso antes de ponerlo
en funcionamiento.
Estos son las características
peculiares y comunes que caracterizan a la Teosofía.
La pregunta que de manera
contundente surge y se planta ante nosotros es la siguiente:
¿Por qué la Teosofía afectó a
Alemania de un modo distinto al mundo germano?
Llegados a este punto creo que es
importante detenerse para explicar la cuestión de los datos y de su
interpretación, ya que, a mi modo de ver, representa una cuestión de crucial
importancia a la hora de analizar esta obra.
La cuestión por los datos y por la cantidad de datos que
una empresa o una organización o una nación posee es una materia que
actualmente genera grandes quebraderos en todos sus aspectos: tanto en lo
referido a la posesión y a los poseedores como a la protección y a su
intercambio; tanto en el plano jurídico y científico como en el económico y
social.
En este contexto, las preguntas por la interpretación adquieren
una relevancia incuestionable. La cuestión del método, por ejemplo. ¿Es
necesario analizar cada dato en su individualidad y en su totalidad o basta con
tomar un conjunto de datos representativos? ¿En función de qué se puede
considerar que un dato es un dato representativo? ¿En función del fin que
pretendamos alcanzar o en función de la o ¿Es una cuestión referida a un elemento
externo o es una cuestión interna e inherente al conjunto de datos?
¿Cómo se forma y conforma una “muestra” de datos?
¿Aleatoria o selectivamente? ¿En función del observador y del estudio que ese
observador esté llevando a cabo o simplemente tomando una parte fortuita y
casual del todo?
Lo que intento poner de relevancia es que los datos por
sí mismos no siempre sirven, y que la interpretación (dejando la cuestión moral
de la honestidad a un lado) no depende únicamente de las intenciones del
observador, ni tan siquiera de la perspectiva de sus observaciones. Muchas
veces, y éste justamente es el caso que nos ocupa, dependen del organismo,
por llamarlo de alguna manera sobre el que esos datos actúan. Si tomamos una
muestra para analizar puede que en ella descubramos una bacteria peligrosa pero
no detectemos el virus mortal. Eso supondría dotar de una envergadura a
determinados datos que en realidad a la larga se descubrirá que no lo son
tanto.
En este sentido puede ser que la muestra que contiene la
bacteria con el virus sea mortal para un determinado organismo mientras que,
para otro, esa misma composición no represente ningún daño y a otro le resulte
incluso beneficioso.
Así pues, las conclusiones del observador que únicamente
tuviera en cuenta el primer caso serían absolutamente diferentes de las que
obtendría un observador que sólo analizara el último. Y, he aquí la paradoja,
ninguno de ellos estaría equivocado o falseando los hechos.
Los datos serían exactamente los mismos; las conclusiones
distintas.
¿Cómo explicar un fenómeno así?
Justamente porque los medios, los organismos, los campos,
responden de distinta manera. O lo que es lo mismo “a” no siempre es “a”.
Esto que parece trivial guarda, no obstante, una
importancia enorme no sólo en la industria farmacéutica, sino también en otras
ciencias como la Psicología, la Sociología y como en el caso que nos ocupa,
también en la Historia.
Hecha esta observación, la
pregunta se mantiene:
¿Por qué la teosofía tuvo
distintas consecuencias en Estados Unidos que en Alemania a pesar de tener una
mayor influencia en el primero?
En
mi opinión hay un motivo fundamental a la hora de esclarecer esta pregunta.
El mundo americano, pragmático y tendente siempre a
buscar el beneficio, utilizó las técnicas de control mental (manipulación) que
la teosofía impartía, para atraer nuevos clientes, alcanzar un mayor éxito en
las ventas, lograr un aumento de sueldo o un ascenso.
En cambio, el mundo alemán encerrado en el idealismo de Icaro
más que en el de Dédalo, pretendía desde el punto de vista romántico-místico llegar
a lo que ya Kant había avisado que era imposible: al nous del Universo. Pero
desde el punto de vista romántico-pragmático la teosofía ofrecía a los alemanes
la plataforma para el desarrollo de lo que más necesitados estaban: la
justificación de su nacionalismo, en una época – no lo olvidemos –
caracterizada por la importancia de los nacionalismos. Los alemanes eran un
pueblo con una nación recién establecida, necesitados de una fuerza de unión,
de un destino común que cohesionara su existencia.
El fenómeno del nacionalismo no es baladí. En una época
en la que los imperialismos estaban muriendo, los individuos se veían
necesitados de buscar raíces que les dieran la seguridad de una pertenencia, de
un cobijo. Ni los ingleses, ni los franceses, ni siquiera los españoles tenían
este problema. Sin embargo, sí lo sufrían los austriacos, los habitantes de los
Balcanes y los alemanes. En este sentido, cobra importancia la cuestión que
Mosse plantea en su libro acerca de tener raíces o no tenerlas.
La teosofía influida por el pensamiento hindú, pero con
la idea sincretista de la unidad absoluta, proporcionó a los alemanes la dosis
adecuada de sueños que hacer realidad conjuntamente.
Justamente aquí donde hay que buscar el motivo último de
por qué las consecuencias de la influencia esotérica fueron tan funestas, yo me
atrevería a decir que incluso apocalípticas. Eso sí: décadas más tarde el
control mental unido al marketing se reveló funesto para la sociedad americana:
por un lado, incentivó un consumismo compulsivo; por otro, muchos jóvenes
cayeron presa de sectas impregnadas de teorías teosofistas sincretistas que
combinaban hinduismo con cristianismo con budismo con judaísmo con sufismo y
que no sólo lavaban sus cerebros, sino que, además, obsesionadas como estaban
por la pureza del espíritu, también se encargaban de limpiar sus bolsillos.
Como ya he apuntado anteriormente, las mismas ideas
provocaron en organismos (sociedades) distintos, consecuencias completamente
diferentes, en tiempos completamente distintos.
En los tiempos actuales los desastres que causaron las
diferentes corrientes de la Teosofía, muchas de las cuales sirvieron de
inspiración y alimento a movimientos totalitarios de diverso corte, unidos al
fenómeno anticlerical-materialista y a la corrupción de los eclesiásticos ha
determinado que todo lo referente al ámbito espiritual sea sospechoso de
estrechez de miras o portador de totalitarismos.
Esta actitud, comprensible por otra parte, lejos de
evitar el problema, lo ha agudizado aún más porque ciertamente esos círculos
esotéricos siguen atrayendo a su pesar a ideologías de extremas derechas. Por
si esto no fuera poco, en vez de hacer de lo espiritual una contrapartida al
hedonismo materialista, se ha reducido lo espiritual a la práctica de
religiones exóticas como el budismo y el hinduismo y el sentimiento religioso a
la ortodoxia religiosa, cada vez más solitaria y triste. Quizás no estaría de
más recuperar a pensadores como Kierkegaard y Karl Barth. Pero ése ya es otro
tema.
COMENTARIO AL LIBRO
"Las raíces ocultas del Nazionalsocialismo" , de Nicholas Goodrick-Clarke.
(Die okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus)
Como se dice en el Prefacio, este libro apareció editado
en inglés en el año 1985 y es una de esas obras que hay que leer con suma
atención. Ello exige la necesidad de un análisis profundo.
Hay dos razones que me impiden escribir un resumen
considerado en el sentido clásico de la palabra.
La primera es que explicar el argumento de un libro
cuando éste acumula tanta información histórica se convierte prácticamente en un
imposible: o bien se repite lo que la obra ya contiene, o bien se omiten datos
de esencial relevancia para el lector.
La segunda nace del hecho de que resultaría enormemente
deshonesto denominar “resumen”, que apela al carácter objetivo del texto, a lo
que también incluye una interpretación personal y subjetiva de lo que el autor
dice, o quiere decir.
Así pues, me he decidido finalmente a publicar bajo el
rótulo de “comentario” al resultado de esa mezcla de exposición objetiva y de
interpretación personal y de la que finalmente se derivarán mis propias
conclusiones.
En mi opinión creo que Goodrick-Clarke persigue varios
objetivos.
El principal trata de mostrar el relevante papel que tuvo
el esoterismo, el ocultismo y el paganismo en los cimientos, construcción y
desarrollo del Nacionalsocialismo y para ello aporta una ingente cantidad de
datos históricos, nombres y literatura, así como lleva a cabo una minuciosa
investigación biográfica de cada uno de los implicados.
En segundo lugar, intenta demostrar que esta influencia
no nace espontáneamente en los años treinta del siglo XX, sino que es la
consecuencia de la expansión de una serie de fantasías que se desarrollan lenta
pero inexorablemente a lo largo de décadas.
“Historiker,
die ausschließlich in der Bewertung konkreter Ereignisse, Ursachen und
rationaler Ziele geschult sind, mag diese „Unterwelt“ der Phantasie irreführen.
Sie werden argumentieren, daß Politik und geschichtliche Veränderungen nur
durch reale, materielle Interessen gestaltet werden. Dennoch können Phantasien
einen Status der Kausalität erlangen, wenn sie Glauben und Werten von sozialen
Gruppen verankert werden.“ (S.5) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: “A los historiadores que exclusivamente están
versados en la valoración de eventos, causas y fines racionales, puede este
“Inframundo” de la Fantasía extraviarles. Ellos esgrimirán que la Política y
los cambios históricos sólo pueden ser formados a través de intereses
materiales reales. Sin embargo, las fantasías pueden tomar el estatus de
causalidad si expresan creencias y valores de los grupos sociales.” (pg.5) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
A fin de estructurar el pensamiento de Goodrick-Clarke podemos
distinguir en su obra cinco pilares que alimentan esas fantasías y que
confluirán promoviendo de esta manera el surgimiento del nazismo.
-
El
movimiento ariósofo
-
El
concepto romántico de Pueblo (Volk)
-
El
antisemitismo.
-
El movimiento antiindustrial.
-
El
movimiento teosófico
-
Las
teorías darwinistas.
1. El movimiento ariósofo.
Los ariósofos de los primeros inicios se organizan en una
Viena de fin de siglo XIX acuciada por problemas de emigración, de vivienda y
de precariedad económica, tanto como por la inestabilidad política
“Zwischen
1850 und 1900 hatte sich die Einwohnerzahl der Stadt nahezu verdreifacht, was
sich in einer akuten Wohnungsnot bemerkbar machte. Um 1900 lebten nicht weniger
als 43% der Bevölkerung in zwei oder weniger Zimmern, auch Obdachlosigkeit war
weit verbreitet.“ (S.13) Die okkulten Wurzeln
des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: „Entre 1850 y 1900 el número de habitantes de
la ciudad se había casi triplicado, lo que hizo notar una aguda falta de viviendas.
En 1900 no menos que el 43% de la población vivía en dos o menos habitaciones,
también estaban muy extendidos el número de los desamparados y sin hogar.”) (Pg.13) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Los principales representantes del movimiento ariósofo
fueron Guido von List (1848-1919) y Jörg Lanz von Liebenfels
(1874-1954), y rápidamente atrajeron a numerosos adeptos en Austria y Alemania,
prestos a defender y extender la idea pangermanista.
Como explica Goodrick-Clarke, todos ellos estaban
convencidos de la existencia de una conspiración internacional contra Alemania
y de la importancia del Pueblo alemán tanto para evitar esto como para asegurar
el éxito de la victoria de los alemanes. Para ello crearon una sociedad
religiosa secreta en la que elementos esotéricos se combinaban con la incisión
de la importancia de las élites, la pureza de sangre. Uno de los aspectos
claves fueron su repulsa contra la modernidad y el deseo de unificar a todos
los alemanes que vivían fuera del territorio alemán. En eso consiste el
movimiento pangermano („alldeutsche”), fundado por Georg Ritter von
Schönerer en 1891, aunque ya en 1882 había un grupo llamado “Nacional
alemán”) (“Deutschnationale”). Este grupo pangermanista era antidemocrático,
antisemita, anti eslavo, anticlerical y anticomunista. Su principal objetivo,
sin embargo, se concentra en el intento de impedir que la nación alemana deje
de seguir siendo sometida y alcance a su vez el puesto que merece: el de
gobernar el nuevo orden mundial.
El pangermanismo era anti eslavo tanto como antisemita y
en realidad se oponía a todo lo que no fuera alemán o contrajera a los
intereses alemanes.
“Es
war ein Schock für alle, die an die kulturelle Vorherrschaft der Deutschen
glaubten als 1895 am deutschen Gymnasium von Cilli slowenische Klassen
zugelassen wurden.“ (S.11) Die okkulten Wurzeln
des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo)Goodrick-Clarke
Traducción: “Fue un shock para todos aquellos que creían
en el adelanto cultura de los alemanes, al permitir en el 1895 en el Instituto
alemán de Cilli las clases eslovenas.” (pg.11) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Esta actitud era hasta cierto punto comprensible si
consideramos que este movimiento nació en Viena, capital del imperio
austrohúngaro, donde confluían distintos pueblos y que los alemanes se
consideraban una minoría menos minoritaria que otros grupos, a los que
consiguientemente había que otorgarles una mayor consideración.
“Dieser
Loyalitätskonflikt zwischen deutscher Nationalität und Staatsbürgerschaft, der
mancherorts durch Angst vor slawischer und romanischer Überfremdung verscharft
wurde, führte zum Entstehen zweier verschiedener wenn auch verwandter
deutschnationaler Strömungen. Da gab es einerseits den völkisch-kulturellen
Nationalismus, gespeist von dem zunehmenden nationalen Selbstbewußtsein der
Deutschen, vor allem in den großen Ballungsräumen und den Kronländerns mit
gemischten Nationalitäten, der zur Gründung von Schul-und Schutzvereinen zur
Förderung der deutschen Kultur und mehr Identität führte. Das Alldeutschentum
hingegen war offensichtlich politischer und mehr damit beschäftigt politische
Inhalte zu ändern als deutsche Interessen zu verteidigen. (S.9/10) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: “Este conflicto de lealtad entre la
nacionalidad alemana y el estatus de ciudadanía, que en algunos lugares se
agudizó debido al miedo a la enajenación eslava o románica, derivó en la
aparición de dos corrientes nacionales alemanas distintas, aunque emparentadas.
Por un lado, estaban el Nacionalismo cultural-del Pueblo, alimentado por el incremento
de la confianza de los alemanes en sí mismos, sobre todo en las grandes aglomeraciones
y en las tierras de la corona con nacionalidades mixtas, lo que llevó a la
fundación de asociaciones de enseñanza y protección para la promoción de la
cultura alemana y una mayor identidad. En cambio, el pangermanismo fue
abiertamente más político y por tanto más ocupado con cambiar los contenidos
políticos que en defender los intereses alemanes.” (S.9/10) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
En cualquier caso, es necesario es importante establecer
un par de matices a la hora de hablar del pangermanismo.
Que este pangermanismo existió es innegable, pero no
representó un fenómeno aislado. La verdad es que el s.XIX y principios del XX
fueron los tiempos tanto de los nacionalismos más virulentos como de los ismos
más sangrientos.
Una exposición de las redes culturales que existieron
entre todos estos movimientos nacionalistas aparece contenida en la obra de Eduardo
Devés-Valdés titulada “Pensamiento Periférico” el capítulo III. “La
disyuntiva se universaliza y se radicaliza: sea como nacionalismo,
antiimperialismo o “panismo”, 1870-1920”, publicada en Kindle, Amazon.
“Redes en el espacio otomano-islámico, redes del
populismo eslavo y balcánico, redes teosóficas, pan-asiáticas y arielistas, son
algunas de las más importantes. Algunas de estas se traslapan con otras, como
la teosófica con la fabiana, operante en los dominios británicos, y con la del
nacionalismo indio del Congreso.
A continuación, se realiza una descripción y
caracterización de algunas de las redes intelectuales más importante del
periodo, mostrando la existencia de una intelectualidad que se constituyó en su
seno (…). Así pueden considerarse, por ejemplo: Jóvenes Otomanos, Jóvenes Turcos,
jadismo, arielismo, noventaiochismo, Kuomingtang, Meirokusha, Congreso Nacional
Indio, Congreso Nacional Africano, panasiatismo, panislamismo, revivalismo
islámico, positivismo latinoamericano, paganismo centroamericano.
(…) Debe notarse la llegada, hacia 1850, de algunos
políticos e intelectuales húngaros y polacos -p.ej., Lajos Kossuth-, que
buscaron refugio en los dominios otomanos, trayendo nuevas ideas y que, dada su
rebeldía contra Austria y Rusia, fueron bienvenidos.
La primera iniciativa que apuntó hacia la constitución
del movimiento de los Jóvenes Otomanos fue la puesta en marcha de la Alianza
Patriótica, compuesta por personas preocupadas por las derrotas militares, la
desintegración del imperio y el deseo de democratizar el sistema de gobierno. (…)
La constitución de esta iniciativa comenzó a mediados de los 1860s, como una
sociedad secreta en el Departamento de Traducciones (o de Idiomas) del imperio,
(caso muy similar a la Meirokusha japonesa, y al de Egipto) (…)
Cuando, en la segunda mitad de los 1860, algunos de sus
integrantes más conspicuos tuvieron problemas en Estambul, el príncipe Mustafá Fazil,
de la casa gobernante egipcia (que ya había realizado propuestas
constitucionalistas) los invitó a París donde residía. Su centro de operaciones
fue la residencia del príncipe, quien los contactó con círculos políticos,
especialmente con la cancillería francesa.” “Pensamiento Periférico” el capítulo III. “La disyuntiva se
universaliza y se radicaliza: sea como nacionalismo, antiimperialismo o
“panismo”, 1870-1920 Eduardo Devés-Valdés
Lo que me parece especialmente relevante de este texto no
es simplemente la constatación de que el fenómeno del “panismo” era común a
otros pueblos, sino la importancia que tiene Francia como punto de encuentro de
muchos de ellos.
El pangermanismo había surgido no de la fuerza y del
convencimiento sino más bien de todo lo contrario: Por un lado, acababan de fundar una nación y
su posición era, en relación a los otros Estados-Naciones enormemente débil, al
tiempo que muchos alemanes se hallaban desperdigados en el Imperio
Austro-húngaro, justo en el momento histórico en el que los imperios asistían impotentes
a su descomposición.
En esta situación era inevitable que surgiera la pregunta
por la identidad, por lo qué significaba “ser alemán”
2. El concepto de Pueblo. (Volk)
En este apartado se hace necesario distinguir entre
1.
Pueblo
(Volk) idealizado por el movimiento romántico y portador en principio de la
cultura.
2.
Pueblo
(Volk) sometido a vaivenes colectivos.
3.
Pueblo
(Volk) convertido en masa.
A mi modo de ver es importante analizar estos tres
aspectos porque en mi opinión los tres quedan confusos tanto en la obra de
Goodrick-Clarke como en la de Mosse. En todos los libros de George L.Mosse que
he consultado se alude una y otra vez al Volk y al pensamiento “volkisch” pero
Mosse, en mi opinión, y pese a la enorme cantidad de datos que aporta no logra
de explicar el fenómeno porque en muchas ocasiones el lector tiene la sensación
de que confunde “Volk” con “Masa popular” y con “colectividades”. Y esta falta
de diferenciación, imposible de lograr por otra parte, es, justamente la que
impide separar la noción y el fenómeno de Volk alemán del fenómeno de las masas
y colectividades, características de la Europa de este tiempo. Tampoco lo hace
Goodrick-Clarke.
El concepto “pueblo” significa, según explica la obra de
Goodrick-Clarke a partir del estudio de Georg L. Mosse, el colectivo nacional y
la energía creativa común. El término “pueblo” como concepto ideológico se
desarrolla, dice el libro de Goodrick-Clarke, a partir de dos razones. La
primera se debe a la tardía unión política de Alemania y la segunda fue la
consecuencia de la reacción romántica popular contra la Modernidad.
„In
seiner Studie über die völkische Ideologie erläutert Georg L. Mosse den
geistigen Begriffsinhalt des Wortes „Volk“. Während des 19. Jahrhunderts
bezeichnete dieser Begriff sehr viel mehr als die einfache Vokabel „Volk“ für
die Deutschen von heute. Er bedeutete vielmehr das nationale Kollektiv, die
Gesamtheit des Volkes, beseelt von gemeinsamen kreativen Energien, Gefühlen und
Individualitätssinn. Diese metaphysischen Qualitäten stellten für die
Völkischen das einzigartige Wesen des deutschen Volkes dar. Die ideologische
Inanspruchnahme des Wortes „Volk“ entwickelte sich aus zwei Gründen: Erstens
resultierte die kulturelle Orientierung aus der verspäteten politischen
Einigung Deutschlands; zweitens war sie eine Folge der populären romantische
Gegenreaktion auf die Moderne. (S.6) “Die okkulten Wurzeln des
Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: „En su estudio sobre la ideología del
Pueblo, explica Georg L. Mosse el contenido conceptual de la palabra “Volk”.
Durante el siglo 19 ese concepto indicaba mucho más que el simple vocablo
“Volk” para los alemanes actuales. El significaba sobre todo el colectivo
nacional, la comunidad del pueblo, animada por las energías creativas,
emociones y sentido de la individualidad común. Estas cualidades metafísicas
representaban para los populares, la esencia única del Pueblo alemán. La
demanda interna de la palabra “Volk” se desarrolló a partir de dos razones:
Primero, nacía de la orientación cultural de la retrasada unidad política de
Alemania; segundo era la consecuencia de la reacción romántica popular contra
lo moderno.” (Pg.6) “Die okkulten
Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Sin embargo, también en este apartado es importante
señalar que no sólo Alemania era nacionalista e hizo del pueblo alemán un
elemento casi sagrado. En una época en la que los nacionalismos y el Estado
Nación triunfaban y cada uno de ellos luchaba por imponerse sobre el otro, era
lógico que el concepto Pueblo se consolidase en cada nación como un elemento
clave para la consecución del éxito. Cada uno de esos pueblos nacionales fue
impregnado de una serie de virtudes y características míticas. El movimiento
romántico contribuyó, qué duda cabe, a acentuar el carácter único y esencial
del “Pueblo” y de la “Nación”, ya se tratase éste del pueblo alemán, del ruso,
del inglés, del francés o del español, por poner algunos ejemplos.
Hasta cierto punto era comprensible: el Estado Nación era
el resultado del deseo de un “pueblo” (Volk) de organizarse conjuntamente, la
identidad de un pueblo (Volk) determinaba su idiosincrasia y sus valores
internos. El movimiento romántico había dotado de consistencia espiritual a un
grupo humano que no sólo coexistía, sino que se suponía que compartía un pasado
y un destino conjunto. Las diversas corrientes político-sociales dotaban al
Pueblo de una consistencia material y cada una de ellas adoptaron estrategias
populistas tendentes a conseguir su simpatía en un mundo donde el poder de las
colectividades, colectivismos y masas se afianzaba.
En este sentido un
Pueblo (Volk) desperdigado era una situación tan antinatural como la
inexistencia de una coherencia interna. El término “Pueblo” (Volk) había sido
sacralizado por el movimiento romántico y había servido para que distintas
regiones se unieran en Estado nacionales. Encontrar fundamentos a fin de unir a
diferentes grupos bajo un mismo poder político no era nada nuevo. Ya había
existido anteriormente en la historia – y las Cruzadas son un buen ejemplo de
ello. Hasta mediados del s.XIX las razones más comunes para permanecer juntos
habían sido compartir un mismo destino histórico, o una misma situación
concreta a la que hacer frente, una misma lengua, una misma religión o unas
mismas costumbres. Lo novedoso ahora es que el Pueblo estaba unido por una raza
y la raza implicaba -debido a las influencias teosofistas y a la aportación
darwinista en los estudios sociales – un mayor o menor nivel de evolución y un
mayor o menor grado, no solo de adaptación al medio sino de imposición en el
medio. La Voluntad de Poder meritocrática de Nietzsche había sido sustituida
por la posibilidad evolutiva-genética-racial de esa Voluntad de Poder. La
distinción entre Prometeo y Adán que Nietzsche describía en “El Nacimiento de
la Tragedia” dependía de la sinceridad de uno y la cobardía del otro, dada,
según él, por la diferencia de valores entre la cultura griega y la cultura
judeo-cristiana. A partir de finales del s.XIX la distinción entre Pueblos,
entre individuos, ya no es de carácter cultural-educacional-ético sino racial.
Es la raza la que determina todo lo demás. La raza se convierte por así decirlo
en el Primer Axioma que hace de un hombre abstracto, un determinado hombre
dotándolo de unas características y posibilidades. El Pueblo es el portador de
ese Axioma: por obligación y por derecho.
Esta idea no fue única del Pueblo alemán. No conozco
ningún pueblo que no tenga una visión mística-mítica propia, con unas virtudes
que asegura que le son propia. Y desde luego todos los países que se han
lanzado y se lanzan al colonialismo, - sea en el tiempo que haya sido, ayer
como hoy, - lo han hecho y lo hacen, sean europeos, americanos o asiáticos –
desde la idea de la supremacía. Incluso en nuestros tiempos la supremacía económico-tecnológico-militar
sigue unida a la convicción de la propia superioridad – aunque en el ágora y por
motivos de corrección política sea otro el discurso. En este sentido, no me
cansaré de recalcar que el término de “cooperación” que algunos países
insistentemente utilizan no significa “trabajar al mismo nivel”. El ciudadano
que coopera con la policía, o con el juez, no tiene la misma autoridad que la
policía, o el juez, por poner un ejemplo. De ahí que hay tenido que ser
sustituido por el de “reciprocidad”.
En cuanto al Pueblo (Volk) como colectividad dirigida por
poderes políticos y como masa, un cuerpo informe que no piensa, es importante
recordar lo que fue la Europa de las ideologías y de las masas y aceptar que
ningún país de Europa se libró de este fenómeno. Es cierto que en Alemania las
circunstancias geopolíticas tanto como las socioeconómicas intensificaron sus
perniciosas consecuencias.
Niemand
wußte mehr, was der andere meinte, links wurde rechts, recht wurde links. (…)
Die Atomisierung der deutschen Gesellschaft war ein langsamer, in vielen
Kräften und Gegenkräften sich absetzender, immer wieder hinausgeschobener und
doch unaufhaltsamer Prozeß. (…) Demokratie war die letzte politische Zuflucht
einer Bourgeoisie, deren Untergang unmittelbar bevorstand. (S.180/181) “Memoiren eines Moralisten. Das Exil im
Exil.” Sahl
Traducción: “Ya nadie sabía lo que el otro quería
significar, la izquierda se convirtió en derecha, la derecha en izquierda. (…)
La atomización de la sociedad alemana era un proceso lento, segmentado en
fuerzas y contrafuerzas, constantemente pospuesto pero imparable. (…) La
democracia fue el último refugio de una Burguesía cuyo ocaso se aproximaba de
manera inminente” (180/181) “Memoiren eines Moralisten. Das
Exil im Exil.” Sahl
Como
Hans Sahl escribe: “Die Einsamkeit war teuer geworden in einer Zeit der
Massenerholung und der duchorganisierten Urlaubsgestaltung. Die Freiheit,
allein zu sein, war nur noch für wenige da, die es sich leisten konnten. Die
Verdammten dieser Erde, die eben nur noch ihre Kette zu verlieren hatten,
werden jetzt zu verbilligten Preisen durch Fürstenschlösser, Kathedralen,
Spielhöllen und Luxushotels geschleust, weil sie sonst nicht wüßten, was sie
mit ihrer Freizeit anfangen sollten. (…) Sie waren Mann-weiber eines neuen
Zeitalters, in dem die Massenflucht aus der Einsamkeit in eine noch größere
Einsamkeit führt.“ (S.156)
“Memoiren eines Moralisten. Das Exil im Exil.” Sahl
Traducción: “La soledad había llegado a ser cara en un
tiempo del esparcimiento de las masas y de la extrema organización de la
configuración de las vacaciones. La libertad de estar solo había quedado
reservada únicamente para unos pocos que se lo podían permitir. A los malditos
de esta tierra, que sólo poseían sus cadenas para perder, se les hacía pasar a
precios abaratados por las esclusas de Castillos de Principes, Catedrales,
Cuevas de Juego y hoteles de lujo, porque si no no sabían qué hacer con su libertad.
(…) Eran hombres y mujeres de un nuevo tiempo, en los que la huida en masa de
la soledad conducía a una todavía mayor soledad”. (Pg.156) “Memoiren eines
Moralisten. Das Exil im Exil.” Sahl
Cuando el hombre no es libre, no puede pensar y cuando no
puede pensar a duras penas puede ser. La atomización no significaba un mundo de
hombres de opiniones distintas sino un mundo de hombres orteguianos, sin
opinión propia, que decían lo que decía el otro, sin saber lo que el otro
decía, escondidos en un mundo de inversiones donde la izquierda era la derecha,
del mismo modo que la derecha era la izquierda porque lo importante no era el
saber sino el no estar apartado. Huxley
coincide con Sahl, cuando en su obra “Contrapunto” afirma que
la soledad es un lujo que sólo unos pocos fuertes y adinerados individuos
pueden permitirse; el resto de los normales tienen que llevarse bien con sus
vecinos, por lo que pueda pasar.,
Por eso, y se diga lo que se diga, el pueblo alemán no
fue en estos aspectos distinto de otros pueblos europeos. El Volk y lo
“volkisch” al que George L. Mosse insistentemente nombra no tiene tampoco unas
características especiales. El mundo estaba confuso y confundido. Las
estructuras conocidas que otorgaban seguridad al individuo se derrumbaban en torno
suyo y lo único que al hombre de a pie se le ocurría para ocultar su miedo y
aparentar valor eran los movimientos colectivistas, que no resolvían ni el
problema de la enajenación ni la cuestión del desarraigo pero que otorgaban la
sensación de resguardo. Era una falsa sensación, claro. Pero ¿qué podía
considerarse real en una época en la que nada era lo que aparentaba ser?
Servicios secretos, teorías de la conspiración, nuevas teorías arqueológicas y
nuevos avances científicos que negaban cualquier atisbo de verdad al
cristianismo.
En un tiempo confuso, las masas, los colectivismos y un
idealizado por el romanticismo “Pueblo” pero que había quedado embrutecido por
sus propias cadenas, intentaban imponerse con ideales que habían perdido su
esencia, que se habían convertido en fórmulas lingüísticas y sensiblerías
gestuales y que lo único que todavía mantenían era la falta de libertad y la
creencia equivocada de que las masas y lo colectivo representaban un refugio.
3.
El
antisemitismo.
Característica propia de Europa Central es la de ser un
sitio de tránsito. En efecto, tanto el imperio Austrohúngaro, como la propia Alemania
eran naciones de grandes fluctuaciones humanas. Esto, que por un lado otorgaba
una gran ventaja en la práctica del comercio y del intercambio de ideas
generaba, no cabe duda, una gran inseguridad a la hora de determinar la
identidad nacional. Mientras la sociedad se organizó alrededor de comunidades
locales y la actividad comercial no generó grandes oleadas migratorias, sino
que siguió instalada en sus costumbres no existieron grandes problemas, más que
para los de siempre: los inadaptados, fueran de la clase que fueran. La
ciudad conocía a cada uno de los recién instalados y los aceptaba o no en
función de extraños mecanismos subjetivos (psicológicos). Con el aumento de
población e incremento de la heterogeneidad en las ciudades, de la concurrencia
por la obtención de un trabajo en momentos de inestabilidad social y laboral y,
sobre todo, con la aparición del Estado Nación esta inseguridad llegó a
convertirse en obsesión.
En lo que al antisemitismo respecta, hay que
afirmar que era un mal crónico en Europa desde
En lo que al antisemitismo respecta, hay que
afirmar que era un mal crónico en Europa desde los tiempos de la
cristianización. Los españoles de la Edad Media estaban obsesionados con el
concepto de “cristiano viejo”. Mientras los judíos de la Península Ibérica fueron
expulsados de España, los judíos del Este soportaban pacientemente el Pogrom al
que rusos, polacos los sometían regularmente. Por su parte, el antisemitismo
francés queda registrado en el caso Dreyfus, del mismo modo que son antisemitas
algunos párrafos del ilustre Pío Baroja.
Esta realidad no se le pasa desapercibida a George L.
Mosse en “The crisis of German Ideology.”
“Racism and radical nationalism were, after all, also
deeply rooted in France: if there had been speculation before World War I as to
where the radical right would have a chance to gain power, the finger would
have been pointed at France and not Germany” (Preface to the Schocken Edition. Pg. vi) (The crisis of German ideology. Mosse)
En el caso de la Viena del siglo XIX el antisemitismo,
cuenta Goodrick-Clarke, se intensificó debido a que las migraciones de judíos
desde la Galitzia, vinieron a sumarse a los problemas económicos, sociales y
políticos que ya existían.
“Parallel
zu dieser Überbevölkerung und Slumbildung kam es zu einer Einwanderungswelle
galizischer Juden. 1857 lebten nur ca. 6.000 Juden in der Hauptstadt. Bis 1910
war ihre Anzahl auf 175.000 gestiegen, sie stellten somit 8% der gesamten
Stadtbevölkerung. In manchen Bezirken betrug ihr Anteil 20%. Die Juden aus dem
Osten trugen ihre traditionelle Kleidung und schlugen sich als kleine Kaufleute
und Hausierer durch ihr kärgliches Leben. Die völkischen Deutschen mussten
diese Entwicklung klarerweise als ernste Bedrohung des ethnischen Charakters
der Stadt ansehen.“ (S.13) Die okkulten Wurzeln des
Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: “Paralelo a esta superpoblación y
aparición del chabolismo se produjo una ola migratoria de los judíos de
Galitzia. En 1857 vivían casi 6000 judíos en la capital. Hasta 1910 había
aumentado su número hasta 175.000, de modo que representaban el 8% de la población
total de la ciudad. En algunos distritos este porcentaje llegaba al 20%. Los
judíos del Este vestían sus ropas tradicionales y en su escasez luchaban por
abrirse paso como pequeños comerciantes y vendedores a domicilio y ambulantes.”
(Pg.13) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
A mi modo de ver, lo que se desprende de estos textos es
que la pregunta principal no es la del antisemitismo alemán porque, como ya
digo, el antisemitismo existía desde hacía siglos en toda Europa - y la oleada
migratoria de los judíos de Galitzia que se nombra en el texto ofrece un claro
ejemplo -,sino la de por qué el antisemitismo alcanzó en el ámbito germano y en
un tiempo concreto: el de Hitler, semejante grado de virulencia, odio y
perversión, como nunca antes había sido alcanzado pese a la precariedad
económica, política y a las migraciones de judíos del Este que habían tenido
lugar en el s.XIX.
Con la determinación (promovida en un primer momento por
interpretaciones darwinistas) de que la coherencia interna de un pueblo
únicamente se constituía y transmitía por los elementos genéticos se introdujo
en las sociedades centro europeas un conflicto interno de difícil solución
justamente por su situación geográfica. Y cuando las interpretaciones
darwinistas encontraron su validez “espiritual” en las teorías de Helena
Blavatsky y sus razas míticas/místicas/ elitistas, el conflicto se convirtió –
era la consecuencia lógica – en una lucha de razas (místico-mitológicas) por la
hegemonía mundial.
La cuestión en la que intento ahondar es la diferencia de
grado que existe entre antisemitismo y Holocausto; diferencia a la que es
necesario mirar de frente no para minimizar ninguna de las dos opciones, sino
para justamente poder intentar aclarar la monstruosidad de lo monstruoso. Y
para ello es necesario aceptar que antipatía e intolerancia hacia otra religión,
raza, género o edad no son comparables con la aberración y la monstruosidad que
sustentan el holocausto y las matanzas en masa de cualquier clase.
La pregunta es cómo fue posible que hombres, mujeres y
niños de toda clase y condición fueran llevados a una muerte ominosa, una
muerte que desborda cualquier posible calificación por incalificable,
simplemente por el mero hecho de pertenecer a un grupo de hombres determinado y
a una religión concreta.
Esta pregunta es a la que en mi humilde opinión no responde
adecuadamente ni Goodrick-Clarke ni George L. Mosse.
Por su parte, George L. Mosse explica que “Volkish
thought and racismo, however, were not necessarily identical. (…) Yet in
Germany the Alliance between racismo and Volkish thought triumphed.” (pg.vii). (The crisis of German ideology.
Mosse)
Pero esta explicación no termina de convencer teniendo en
cuenta la influencia del racismo teosófico, que el propio Mosse reconoce en el
Prefacio y las manipulaciones de Hitler y de los más importantes representantes
del nazismo.
“(…) the racial theosophy to be discussed was an
esoteric Weltanschauung until it influenced Hitler´s own thought. (Pg. vi) (The
crisis of German ideology. Mosse)
Igualmente admite Mosse que “Adolf Hitler
mixed traditional and acceptable Volkish thought with his own obscure brand of
racism, (…)” (pg.vi) (The crisis of German ideology. Mosse)
“(…) National Socialism was successful as a mass
movement precisely because it was able to turn long-cherished myths and symbols
to its own purposes. (…) (vi) (The crisis of German ideology. Mosse)
Ciertamente encontrar una sola respuesta a lo que yo
personalmente considero una aberración es realmente una tarea imposible. El
fenómeno externo es fácil de describir: Traduciendo las palabras anteriores de
la pg.vi de The crisis of German ideology, de Mosse: “Adolf Hitler
mezcló el tradicional y aceptable pensamiento del Pueblo con su oscura marca de
racismo.” Del mismo modo, y parafraseando a Mosse, si se nos permite,
Goodrick-Clarke muestra en su libro que la Teosofía de Helena Blavatsky había
mezclado toda una tradicional y aceptable filosofía hermética con su oscura
marca de racismo y sincretismo una psicosis colectiva similar a la que describe
Arthur Müller en su “Caza de brujas” aunque de dimensiones y
consecuencias descomunales
Eso sin olvidar que el darwinismo impregnaba los pueblos
de las naciones coloniales. Mosse mismo ha admitido en la página anterior que
el racismo y el nacionalismo radical eran dos elementos anclados en el país
francés. Y lo que Mosse denomina “nacionalismo radical” viene a ser
sinónimo de “Pueblo” alemán. La diferencia es que Francia era una nación
desde hacía siglos mientras que Alemania todavía no había logrado su unidad.
Tampoco convence la alusión de George L. Mosse a
los símbolos y a las liturgias políticas que, según él, transformaron las ideas
del Pueblo en una nueva religión. Entre otras cosas porque el símbolo es expresión
de una idea que ya existe. El pacifismo radical no surge o no se transforma con
símbolos; más bien el símbolo de la paz es la exteriorización visual de la
idea.
“The chapter on Bund and eros would have been expanded
in order to place increased emphasis on the role of the male stereotype in the
myths and symbols of Volkish thought. I had not yet realized that in the age of
mass politics, symbols and political liturgies were of central importance in
making abstract ideas effective and concrete. These were used by the National
Socialists as a form of self-representation, and through them Volkish ideas
were transformed into a new religion. (…) (pg.vii) (The crisis of German ideology. Mosse)
. (…) It was my foremost objective to explain how the
obscure and irrational world view advocated by such isolated individuals or
small groups could ultimately determine the political discussion of a nation.
For this process to occur, Volkish thought had to penetrate into so-called
respectable social circles, while a specific historical situation provided the
proper environment.” (Pg.vi)
(The crisis of German ideology. Mosse)
Tengo la impresión de que Mosse no obvia pero infravalora
fenómenos como la propaganda, la aparición de las masas y su manipulación, la
inseguridad de no tener una nación en los tiempos de los nacionalismos, el
resentimiento de una guerra perdida que acentuó dicha inseguridad y las
fantasmagorías en las que fueron sumidos los pueblos de Europa y yo diría que
de medio mundo causados tanto por los descubrimientos arqueológicos, como por
los delirios darwinistas, como las locuras racistas de la teosofía sin olvidar
el progreso industrial que para muchos, con independencia de su ideología
política, significaba un riesgo para la esencia misma del ser humano. En mi
opinión el error de Mosse proviene de identificar, aunque sea inconscientemente
Movimiento de masas con Pueblo alemán.
Por otra parte, y aunque comparto la opinión de Mosse,
de que el surgimiento del nazismo no fue un movimiento espontáneo – “I
cannot, however, join them in regarding National Socialism as a break with the
German past, as a unique response to specific events such as the lost war and
the Great Depression.” (v) (The crisis
of German ideology. Mosse)
Ciertamente la simiente de la cizaña ya había caído en
terreno fértil y había ido madurando en la oscuridad a lo largo de décadas.
Pero yo, al contrario que él, sí estoy convencida de que el nazismo y sobre
todo el Holocausto fue una aberración. Más aún: el nazismo constituyó una
aberración doble: por totalitarismo y por holocausto.
“(…) National Socialism was not an aberration; it was,
rather, the product of a dialectical historic process of economic, social, and
political forces on the one hand, and human hopes and longing for the good life
on the other.” (Pg.vi) (The crisis of German ideology. Mosse)
Sí, yo sí creo que el Nazismo fue una aberración y
también creo que como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la
misma piedra: las aberraciones del ayer pueden ser las aberraciones del mañana,
pero no creo que ni el Pueblo alemán considerado como Pueblo ni las naciones
modernas conlleven un peligro latente – sea inmediato o no – por el mero hecho
de ser un Pueblo o una nación. (Sobre todo, porque, en mi modesta opinion, a lo
que asistimos hoy en día no es a un neo-nacionalismo sino a un
neo-imperialismo. Las naciones se alían en constructos más o menos estables
para organizarse en imperios, capaces de hacer frente a los otros grupos de
naciones aliadas. En la aparición de este nuevo fenómeno ha influido, no cabe
duda, los errores de la globalización, tanto como las afinidades culturales y
desde luego, en este sentido, es claro que las grandes naciones llevan
ventaja, pero no tanto por naciones sino por grandes. Pero éste
es otro tema distinto del que nos ocupa ahora.)
“While Volkish thought is no immediate threat in
today´s Germany, it is latent in all modern nationalism. By analyzing the
Volkish triumph in the past perhaps we can prevent its victory in the future. Madison,
1981.” (pg.vii) (The
crisis of the German ideology. Mosse)
Es verdad que en principio ningún Pueblo y ninguna Nación
están libres de desencadenar y producir aberraciones como son el totalitarismo
y el holocausto. Pero ello no por la condición de Pueblo o Nación sino por la
sencilla razón de que ningún individuo está seguro de saber dirigir
adecuadamente sus pasiones, mucho menos en los sistemas actuales, cada vez más
inflexibles en su flexibilidad y en los que el sujeto se encuentra por tanto
cada vez más cosificado e incapacitado para ser hombre; esto es: para pensar
racional y emocionalmente de manera adecuada - constructiva y no
autodestructiva.
En consonancia con el peligro que expone Mosse
resulta difícil explicar cómo es posible que el nazismo siga todavía inspirando
y fascinando a tantos pueblos y naciones. La respuesta a esto hay que buscarla
en mi opinión más en los instrumentos de la manipulación, desinformación,
propaganda, que en el hecho de la existencia en sí de un Pueblo o de una
Nación.
En mi opinión Mosse confunde en el parágrafo
anterior los conceptos de Pueblo y Nación con los conceptos de Movimientos de
Masas y Movimientos colectivos, que es dónde se esconde realmente el peligro.
Ni la masa ni las colectividades tienen una personalidad real y son por tanto
explosiones fantasmagóricas de la locura humana manejadas por no se sabe qué o
quiénes.
Mi intención es intentar responder por qué el racismo del
Pueblo alemán se cebó en el Pueblo judío hasta desembocar en el Holocausto. Ambos
autores nombran el motivo de pasada, casi inconscientemente.
4. El aspecto antiindustrial.
El individuo que todavía pertenece al sistema tradicional
ve con espanto la rapidez con que las formas de trabajo cambian y cómo crecen
las ciudades, y siente amenazada su seguridad económica y su posición en la
sociedad.
“Mit
der völkischen Ideologie verband sich auch eine generelle Ablehnung der
Moderne. Deutschland und auch die Donaumonarchie waren im Vergleich zu anderen
westlichen Industrieländern „Spätzunder“. Die Modernisierung bedeutete für den
einzelnen, der sich noch als Teil einer ländlich-traditionellen Sozialordnung
sah, große Anstrengung und Belastung. Viele Menschen verabscheuten die
Modernisierung, weil rasch wachsende Städte und aus dem Boden schießende
Industrien alte Einrichtungen vernichteten und sie um ihre wirtschaftliche
Sicherheit und ihren sozialen Status fürchten mußten.“ (S.7) “Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: “Con la ideología del Pueblo (Volk) está
también relacionada el rechazo a lo moderno. Alemania e igualmente la Monarquía
del Danubio estaban retrasados en comparación con otros países industriales
occidentales. La modernización significaba para el individuo, que todavía se
veía como parte de un orden social tradicional rural un gran esfuerzo y una
gran carga. Muchas personas despreciaban la modernización a causa del rápido
crecimiento de las ciudades, porque las industrias emergentes destruían
antiguas instalaciones y porque habían de temer por su seguridad económica y su
estatus social.”) (Pg.7) “Die okkulten Wurzeln des
Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo)
Goodrick-Clarke
Es importante sin embargo señalar, que este temor al par
que desconfianza respecto de los tiempos modernos e industriales no se redujo a
las fronteras alemanas ni a la población rural. En toda Europa se respiró este
aire antimoderno y fueron muchos intelectuales ingleses, franceses y americanos
los que expresaron su desagrado ante el rápido desarrollo de la técnica. Ello
no era de extrañar habida cuenta de que la educación de muchos se nutría
todavía de los valores y fundamentos románticos que ensalzaban la naturaleza y
alababan la vida sencilla del campo, así como perseguían la soledad y la
tranquilidad de los paseos a través de los bosques y valles. Sólo hace falta
recordar a Henry David Thoreau y su libro “Walden o la vida en los bosques”,
aparecido en 1854, y a Chesterton.
Creo por tanto que hay considerar mucho más relevante lo
que Goodrick-Clarke señala:
“Die
rapide Urbanisierung der Vorstädte, verbunden mit der Zuwanderung
nichtdeutscher Menschen, veränderte das Aussehen und in einigen wichtigen
Bezirken auch den ethnischen Aufbau der Stadt.“ (…) Ablehnung der städtischen
Kultur und seine Verherrlichung der mittelalterlich-ländlichen Idylle eine
Reaktion auf das „neue“ Wien.“ (S.13) Die okkulten
Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo)
Traducción: “La rápida urbanización de los barrios
periféricos, unida a la migración de personas no alemanas, cambió la apariencia
y en algunos distritos importantes incluso la configuración étnica de la
ciudad. El rechazo de la cultura urbana y su idealización del Idilio rural
medieval fue una reacción a la “nueva” Viena.” (Pg.13) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo)
El aumento de población en las ciudades - así como los
problemas de convivencia debido a su heterogeneidad, amén de conflictos
políticos y de inseguridad económica, de los que ya hemos hablado en líneas
anteriores – conllevó que muchos consideraran la sencilla vida campestre como
la expresión de un ideal. Lo que suele pasar: el ideal se instala como ideal,
cuando en la práctica ya no existe. El abandono de las estructuras rurales fue
y sigue siendo una realidad que la digitalización no ha detenido.
Los adelantos científicos y tecnológicos fueron una de
las principales razones para que el pensamiento positivista se impusiera. Las
humanidades andaban buscando desesperadas métodos de investigación que pudieran
competir en objetividad con los métodos de las ciencias naturales. La burguesía
adoraba los adelantos técnicos que no sólo proporcionaban comodidad y bienestar
en la vida diaria, sino que además le reportaban pingües beneficios, al hacer
los transportes de mercancía mucho más seguros y rápidos, entre muchos
ejemplos. En cuanto a los poderes militares y estatales, tomaron conciencia de
sus innumerables posibilidades a la hora de imponerse al enemigo.
5.
El
Darwinismo
En cuanto al darwinismo se refiere hay que hacer
entenderlo como una adaptación al medio y en este sentido, la especie que
mayores posibilidades tiene de sobrevivir es aquella que mejor se acomoda al
hábitat en el que vive. Pero por otro lado hay que entender al darwinismo como
la teoría que acepta que existe una lucha entre especies que conviven en el
mismo lugar y que la más fuerte es la que se impone. Esto último es lo que se
dio en llamar: darwinismo social.
Pues bien, estas corrientes pangermanistas fueron
darwinistas en el sentido en que aceptaban una lucha social, en la que la raza
aria podría sobrevivir si conservaba su limpieza social.
„Da
die Sozialdarwinisen von der Notwendigkeit eines Existenzkampfes überzeugt
waren, meinte man den Ariern (oder vielmehr den Deutschen) das Schicksal des
Untergangs ersparen zu können, wenn man nur die Rasse reinhielt. Dieser
schrille Aufruf zum rohen Rassenkampf und zur eugenischen Reform fand im
Deutschland der Jahrhundertwende breite Akzeptanz.“ (S.13) Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: „Ya que los social-darwinistas estaban
convencidos de la necesidad de una lucha por la existencia, se consideraba que
a los arios (o sobre todo a los alemanes) se les podía ahorrar el destino del
Ocaso si se mantenía la pureza de raza. Esta chillona llamada a la cruda lucha
de razas y a la reforma eugenésica encontró en la Alemania de entre-siglos una
amplia aceptación.” (Pg.13) Die okkulten Wurzeln
des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Fuerza es reconocer, sin embargo, que el darwinismo en
sus dos acepciones: aclimatación e imposición obtuvo grandes adeptos en todos
los países e inspiró muchas de sus políticas, sobre todo las colonialistas. Así
que no es posible afirmar de entrada que el darwinismo influyera más en la
ideología alemana que en la inglesa, pongo por caso.
Tampoco resulta difícil comprender que a los “pueblos”
como el francés y el inglés la cuestión de la raza apenas les generara
problemas internos. El tema de la “raza” quedó supeditado, como en el resto de
las naciones, a las colonias y fue establecida como una dicotomía: raza blanca/
raza negra, pero no afectó la atmósfera interna del Estado Nación Francia ni al
clima social del Estado Nación Gran Bretaña. Sí, en cambio, influyó enormemente
Eso sin olvidar que el racismo ejercido en las colonias
tampoco se denominó racismo, - lo que debió aliviar bastante a los espíritus
sensibles- sino que se ocultó bajo los eufemismos de colonialismo o eurocentrismo.
El problema de los eufemismos es que al deformar el lenguaje lo vacían de
contenido. El eurocentrismo no es un concepto negativo si se refiere al orgullo
que siente un europeo por los logros conseguidos por Europa a lo largo de la
historia y tampoco lo es en el caso de que signifique que el europeo contempla
la historia desde su punto de vista europeo, - cosa que, por otra parte, es lo
normal. Lo difícil sería que siendo europeo adoptara la visión de un asiático,
pongo por caso, sobre todo porque le llevaría una vida comprender el “espíritu”
o la “mentalidad” asiática, con todas sus variedades y formas. - Sin embargo,
si bajo el término “eurocentrismo” se pretenden ocultar la crueldad y las
aberraciones que se cometieron en las colonias, el significado de
“eurocentrismo” y sus consecuencias cambian por completo.
6.
El
movimiento teosófico
De todos los aspectos que trata el autor, el referente a
la Teosofía es el más complicado a la hora de explicar cómo es posible que las
corrientes ocultistas tuvieran esa influencia en el surgimiento del nacismo.
Goodrick-Clarke muestra la corriente esotérica tradicional que había alimentado
Occidente desde la Antigüedad, a la que en el s.XIX queda incorpora la corriente
oriental. La unión que se pretende derivar de las dos corrientes origina el
surgimiento de innumerables movimientos sincretistas, los cuales a su vez provocan
una ingente confusión tanto en el plano teológico, como místico, como cognitivo,
como moral. El movimiento teosófico es el iniciador y el más conocido de todos
ellos, pero rápidamente se disgrega en un sinfín de corrientes diversas e
incluso antagónicas entre sí, en la que las luchas por el poder y por el dinero
están constantemente presentes.
“Die
Wurzeln des Okkultismus als religiöser Weg des Denkens reichen bis in die Antike
zurück; sie können als westliche Tradition der Esoterik bezeichnet werden.
Seine wichtigsten Grundpfeiler sind der Gnostizismus, hermetische Abhandlungen
über Alchemie und Magie, Neuplatonismus und die Kabbala, die ihren Ursprung in
den östlichen Mittelmeergebieten der nachchristlichen Jahrhunderte haben. (…)
Als Reaktion auf die rationalistische Aufklärung und als Ausdruck eines neuen
romantischen Gefühles -verbunden mit Interesse am Mittelalter und einem Sehnen nach
Mystik – erlebte der Okkultismus ab 1770 eine Widergeburt in Europa.“ (S.15) “Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: “Las raíces del ocultismo como camino
religioso del pensamiento alcanzan hasta la Antigüedad; ellas pueden ser
consideradas como tradición occidental de lo esotérico. Sus pilares más
importantes son el gnosticismo, los tratados herméticos sobre alquimia y magia,
neoplatonismo y la Cábala, cuyo origen se encuentran en las zonas orientales
del mediterráneo en los siglos posteriores a Cristo. (…) A partir de 1770 el
ocultismo experimentó un renacimiento en Europa, como reacción a la ilustración
racional y como expresión de un nuevo sentimiento romántico – unido al interés
por la Edad Media y a un anhelo por lo místico” (Pg.15) “Die okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las
ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Las raíces de la tradición esotérica occidental a la que
se refiere Goodrick- Clarke se sitúan en la antigüedad. Sin embargo, y a pesar
de lo que dice el autor inglés, no se puede hablar de un renacimiento de la
misma debido a una reacción a la Ilustración racionalista, por la sencilla
razón de que no sólo no murió, sino que además ni siquiera desapareció. Es
conocido que incluso Kant se asomó a las lecturas místicas de Swedenborg, por
ejemplo. Lo que sí nace es el denominado “género de terror”, en un mundo
positivista-materialista y paradójico en el que, aunque Dios está cada vez más
ausente, la presencia del Mal se manifiesta con cada vez mayor ímpetu. De esta
manera el hombre queda sólo ante los demonios y los espíritus malignos, sin
posibilidad de redención.
„Die
Wiedergeburt des deutschen Okkultismus in den 1880er Jahren wurzelt in der
Popularität der Theosophie in den angelsächsichen Ländern, wo sich die
Teosophie auf jene internationale Sektenbewegung zurückführen läßt, die sich
auf die Aktivitäten und Schriften der russischen Okkultistin und Abenteurerin
Helena Petrowna Blavatsky (1831-1891) stützt. (S.15) (…) W.E.Coleman zeigte
auf, daß ihr Werk sehr häufig Plagiate von rund hundert zeitgenössischen Texten
enthält die sich hauptsächlich mit alten und exotischen Religionen,
Dämonologie, Freimaurerei und Spiritualismus beschäftigen. Hinter diesen
Traditionen nahm Madame Blavatsky eine einzige Quelle ihrer Inspiration an: das
okkulte Wissen der alten Ägypter. (…) Erst als Madame Blavatsky und ihre
Anhänger 1879 nach Indien kamen, erhielt die Theosophie eine systematische
Fassung. (S.16) (…) Blavatskys Theorien
wurzelten somit teilweise in den Erkenntnissen der Paläontologen des späten
19.Jahrhundertes, insoweit sie die rassischen Theorien der
Menschheitsentwicklung aufgriff. Sie fügte ihrer zyklischen Lehre hinzu, daß
jeder Kreislauf Zeuge vom Aufstieg und Verfall einer der sieben Wurzelrassen
wurde, die auf der Skala der geistigen Entwicklung von der ersten zur vierten
hinunterstiegen, sich immer mehr in der materiellen Welt manifestierten. (…)
Eine weitere theosophische Lehre, die dem Hinduismus entlehnt ist, war der
Glaube an Reinkarnation und Karma. (…) Dieser Glaube sicherte nicht nur allen
das Teilhaben an einer phantastischen Welt der fernen Urgeschichte im Plan der
Wurzelrassen, sondern ermöglichte einem, auch das Heil durch Reinkarnation in
der letzten Wurzelrasse, die die oberste Stufe in der geistigen Entwicklung
darstellt, zu erlangen.“ (S.17) “Die okkulten
Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: El renacimiento del ocultismo alemán en los años 1880 hinca sus raíces en
la popularidad de la Teosofía en los países anglosajones, donde la Teosofía se
puede retrotraer hasta aquel movimiento sectario internacional, que se apoya en
las actividades y escritos de la ocultista y aventurera rusa Helena Petrowna
Petrowna Blavatsky (1831-1891 (S.15) (…) W.E.Coleman mostró que el trabajo de
Blavatsky contiene muy a menudo plagios de alrededor un centenar de tratados
contemporáneos, que versan prioritariamente sobre antiguas y exóticas
religiones, demonología, masonería y espiritualismo. Detrás de esas tradiciones,
Madame Blavatsky adoptó una única fuente de su inspiración: el oculto saber de
los antiguos egipcios. (…) Sólo cuando Madame Blavatsky y sus adeptos llegaron
a la India en 1879, obtuvo la Teosofía una configuración sistemática. (S.16)
(…) Las teorías de Blavatsky se arraigan parcialmente en los conocimientos de
los paleontólogos de finales del siglo 19, en tanto en cuanto toma las teorías
racistas del desarrollo humano. Ella añadió a sus enseñanzas cíclicas que cada
ciclo había sido testigo del ascenso y caída de una de las siete razas-raíces,
que en la escala del desarrollo espiritual descienden de la primera a la
cuarta, que siempre se manifiestan más en el mundo material. (…) Otra enseñanza
teosófica, que toma prestada del hinduismo, fue la creencia en la Reencarnación
y en el Karma. (…) Esta creencia aseguró no sólo que todos participaban en un
mundo fantástico de la lejana protohistoria en el plan delas razas-raíces, sino
que también le permitía alcanzar a cada uno la curación a través de la
reencarnación en la última raza-raíz, la cual constituía el peldaño más alto en
el desarrollo espiritual. (pg.17) “Die okkulten
Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo)
Goodrick-Clarke
Las raíces de la tradición esotérica occidental a la que
se refiere Goodrick- Clarke se sitúan en la antigüedad. Sin embargo, y a pesar
de lo que dice el autor inglés, no se puede hablar de un renacimiento de la
misma debido a una reacción a la Ilustración racionalista, por la sencilla
razón de que no sólo no murió, sino que además ni siquiera desapareció. Es
conocido que incluso Kant se asomó a las lecturas místicas de Swedenborg,
por ejemplo.
Por otra parte, como muy bien reconoce él mismo, la
Teosofía desempeñó un papel mucho más relevante en los países anglosajones e
incluso en Francia que en Alemania, en la que al menos desde el Renacimiento la
alquimia y la magia gozaban de grandes simpatías y aficionados entre las clases
cultas del país, al tiempo que la Reforma protestante había inspirado había
producido la expansión del movimiento de los rosacruces, que bebían de las
fuentes místicas alemanas: Meister Eckart y Jacob Böhme.
En este sentido el movimiento Teosófico no venía a
aportar ningún conocimiento excepcional salvo el de acercar el pensamiento
hindú, cuyo orden social se remitía a un orden cósmico que explicaba las
desigualdades sociales no sólo desde el punto de vista jerárquico y clasista
sino desde el punto de vista de premio y castigo otorgados por disposición
celestial y universal.
Lo que quiero decir con esto es que, en mi opinión, la
perversión ocultista del movimiento nazi no estaba tanto en la utilización que
hicieron de la tradición occidental, como del uso abusivo de culturas que les
era intrínsecamente desconocida: la cultura india y de la utilización de la
religión hindú para sus propios fines, pero también del sufismo y de otras
corrientes esotéricas orientales.
Personalmente estoy convencida de que la tradición
esotérica occidental no podía ser mal empleada, o sólo ligeramente, porque era
una tradición de sobras conocida en Occidente. Sin embargo, de la religión
hindú y la cultura exótica de la India sí se podían extraer aquellos elementos
que sirvieran a determinados intereses pecuniarios, políticos y sociales. El
desconocimiento de unos hacía posible cumplir las pérfidas intenciones de los
otros.
No era algo nuevo por otra parte. Líderes del movimiento
teosófico ya habían manifestado la conveniencia de, en vez de llevar misioneros
cristianos traer gurús indios a Occidente. En mi humilde opinión tan nefasto
resulta lo primero como lo segundo. La religión no significa simplemente la
profesión de un credo sino un modo de estar en el mundo, de pensar y, en última
instancia, de ser. Introducir nuevas formas de creencia sin realmente
conocerlas, llevado únicamente por el exotismo y las ventajas económicas que ello
reporta, implica, como también sucedió en este caso, adulterar la esencia de la
religión que se pretende.
“Wie
läßt sich die enthusiastische Aufnahme von Madame Blavatskys Ideen durch eine
bedeutende Anzahl von Europäern und Amerikaner ab 1880 erklären? Die Theosophie
bot eine anziehende Mischung aus alten religiösen Vorstellungen und neuen
Konzepten, die den darwinistischen Theorien über Entwicklung und der modernen
Wissenschaft entlehnt waren. (…) George L. Mosse schrieb, dass die Theosophie
die Welle des Antipositivismus verkörperte, die um die Jahrhundertwende Europa
überschwemmte, und bemerkte, dass ihre Gedanken in Deutschland einen größeren
Eindruck hinterließen als in anderen europäischen Ländern.“ (S.18) “Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del
Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: ¿Cómo se explica la entusiasta acogida de las
ideas de Madame Blavatsky por parte de un significativo número de europeos y
americanos a partir de 1880? La Teosofía ofreció una atrayente mezcla de
representaciones religiosas y de nuevos conceptos, tomados prestados de las
teorías darwinistas sobre el desarrollo y de la ciencia moderna. (…) George L.
Mosse escribió, que la Teosofía encarnaba la ola del antipositivismo, que
inundó Europa a finales de siglo, e indicó que sus pensamientos habían dejado
en Alemania una impresión mayor que en otros países europeos. (S.18)
“Die okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo)
Goodrick-Clarke
Con todos mis respetos a George L. Mosse, esto último no
es del todo cierto, como ya he explicado al principio de este trabajo. Y para
no repetir lo ya dicho, sólo indicar que las sociedades teosóficas cobraron una
especial relevancia en los Estados Unidos y en Gran Bretaña. Es allí en donde
se reunieron y de donde proceden los representantes más importantes de este
movimiento. La propia Helena Blavatsky murió en Londres en 1891. El teosofista
alemán más conocido es Rudolf Steiner que entró en la Sociedad Teosófica en
1902 y de la que se separó formalmente el 7 de marzo de 1913. No obstante,
durante esos más de diez años, Steiner había impartido y posiblemente
desarrollado su propio programa que a partir del 1913 sería conocido como la
Sociedad Antroposófica. Que Steiner se separara de la Sociedad Teosófica era
hasta cierto punto comprensible. Como cualquier alemán de su tiempo había
bebido de las fuentes del idealismo alemán para el cual el Yo constituía una
columna de transcendental relevancia, nunca mejor dicho. Por otra parte, la tradición protestante de
los rosacruces convertía a Jesús en una figura clave para conectar el hombre
con el cosmos absoluto y no simplemente en una figura altamente evolucionada,
que es lo que veían en él los teósofos. Así pues, resulta igualmente
comprensible que después del golpe (Putsch) de Hitler en el año 1923 exclamara:
“Si llegan esos señores al gobierno, mi pie no puede pisar suelo alemán.”
(Cita: Rudolf Steiner – Wikipedia )
Pero Steiner era igualmente hijo de su tiempo. Y el
tiempo de Steiner es un sueño postromántico que mezcla la alquimia, la magia y
el simbolismo cristiano con el evolucionismo cósmico-darwinista. Admirador de
Steiner y Nietzsche en su juventud, confrontado a las ideas más peregrinas y al
mismo tiempo más geniales, su legado es el resultado de la confusión de
tradición esotérica alemana con tendencias teosóficas y corrientes
antipositivistas. Sin que a ninguno de ellos: ni a los teosofistas ni a los
antropósofos les sea posible mantenerse apartados de los avances tecnológicos y
de los éxitos positivistas. Al final, ellos mismos serán los que terminen
hablando de técnicas de progreso espiritual.
En cualquier caso, a partir de la página dieciocho,
Goodrick-Clarke se concentra en mostrar la cantidad de publicaciones que
surgieron en el marco alemán. Interesante sin embargo es lo que cuenta acerca
del viaje que Olcott y Hübbe-Schleiden realizaron a Munich y a Dresden para
entrar en contacto con los teósofos diseminados y así poder fundar la primera
organización teosófica alemana.
“Olcott
und Hübbe-Schleiden fuhren nach München und Dresden, um mit den dort
verstreuten Theosophen Kontakt aufzunehmen, und legten so den Grundstein für
die deutsche Organisation.“ (S.18) “Die okkulten
Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke.
Traducción: “Olcott und Hübbe-Schleiden viajaron a Múnich
y a Dresden para tomar contacto con los desperdigados teósofos y así sentaron
las bases para la organización alemana” (Pg.18) “Die okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus.
(Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke. Goodrick-Clarke
Cuenta Goodrick-Clarke que el teósofo Hübbe-Schleiden
sacó una revista con temas ocultistas, Die Sphinx, en la que Max
Dessoir, Eduard von Hartmann, Carl du Prel, Lazar von Hellenbach, Henry Slade y
Karl Kiesewetter publicaron sus escritos. Pero en mi opinión esto no es
especialmente relevante a la hora de demostrar la influencia del ocultismo en
el surgimiento del nazismo. El movimiento positivista provocó que en toda
Europa y en los Estados Unidos se produjera una revolución espiritual. Una
parte de esta revolución bebía de la fuente esotérica tradicional de los
místicos alemanes, cabalistas, alquimistas y magos renacentistas, a la que se
unieron las ideas de Swedenborg, las de Mesmer. No sólo eso, a esa revolución
espiritual y antipositivista se incorporaron, paradoja de paradojas, teorías
científicas como la del electro magnetismo, para explicar las relaciones del
hombre con el mundo astral y espiritual. A todo ello se le unieron las
tradiciones místicas y religiosas del Oriente: budismo, hinduismo y se ahondó
en el estudio del sufismo.
Algo que Goodrick-Clarke no explica en toda esta
avalancha de nombres que cita es que conformar la unidad y el sincretismo de
todas estas diferentes y a veces incluso antagónicas teorías implicaba en la
mayor parte de las ocasiones la obligación de ignorar los problemas metafísicos
y teológicos esenciales a cada una de ellas. El conocimiento intelectual que el
estudio metafísico y teológico de las tradiciones esotéricas requería
(conocimiento de hebreo, de latín, de griego, por ejemplo) fue de este modo sustituido
por la importancia del sentimiento. Este sentimiento podía ser despertado a
través de diversas técnicas, o por determinadas personas (maestros). Importante
y esto es algo que Goodrick-Clarke no dice es que en todo este barullo
de ideas e ideales “la armonía de las esferas” occidental desaparece en el
sincretismo occidente/oriente y es reemplazado por la oriental.
Es decir que, si hasta entonces la tradición esotérica
occidental había considerado el Cosmos como una orquesta en el que diferentes
tonos y ritmos lograban una armonía, defendiendo de este modo, la posibilidad
de una democracia en la sociedad, las nuevas teorías espirituales imponían un
distorsionado y monotonal “Om”, por llamarlo de algún modo, en la
tradición occidental. Este sui generis “Om” mal entendido y peor
recogido, significaba ni más ni menos que la instauración de un monolito
totalitario y dictatorial en el ámbito espiritual. Los bailes de Gurdjeff representan
una buena muestra de lo que estoy diciendo. Ellos son expresión de un
sincretismo que partiendo de la tradición oriental habla del cuarto camino como
síntesis y desarrollo de la evolución del pensar, del sentir y del cuerpo. Y en
efecto, todos ellos se refieren o a un nuevo hombre superior o a una nueva raza
o a ambas. Y aunque ese nuevo hombre sea el resultado de una evolución espiritual
y aunque el camino sea individual, está claro que al final se encuentran los
que están por aquello de “pares cum paribus congregantur”. Aparte de que
muchos ya se reúnen en el camino mismo. De ahí por ejemplo los ejercicios en
grupo que Gurdjeff propone y que se diferencian de los tradicionales
ejercicios de recogimiento individual. Gurdjeff propone la introspección
de sí mismo, al tiempo que propone un sistema: el eneagrama y el trabajo en
equipo con aquellos que tengan los mismos intereses. La noción de esforzarse
por ser cada día mejor siguiendo unos mandamientos religioso-divinos queda
supeditada a la idea de seguir un esquema a fin de lograr la “evolución
personal y espiritual”. Lo dicho, todos ellos son hijos de su tiempo y su
tiempo es, sobre todo, positivista, científico, tecnológico y altamente
materialista. El espíritu queda atrapado y asfixiado en un laberinto de
piedras. Cita de Helena Blavatsky. Como muy bien se expone en el manual
de filosofía hermética… la inteligente Blavatsky se dará cuenta del
sinsentido que tiene esforzarse en elevar el espíritu. Así que como buena
alumna del sentir y ser de su época, se apunta a la moda de la inversión.
“Central to Blavatsky´s position is the belief that: esoteric
philosophers held that everything in nature is but a materialization of spirit”
(S.254)
Esta cita aparece recogida en el capítulo dedicado a Helena
Blavatsky escrito por Michael Gomes, en la página 254 dentro la obra de The
Cambridge Handbook of Western. Mysticism and Esotericism. Edited by Glenn Alexander Magee. Long Island
University. Cambridge 2016.
El propio Gomes senala la fuente de su afirmación:
Isis Unveiled I:428
En mi opinión, la frase de Helena Blavatsky contiene
dos equivocaciones. A saber:
Por un lado, introduce a todos los filósofos esotéricos
en un mismo compartimento cuando la realidad es otra. Muchos de ellos no
compartirían su opinión, especialmente todos aquéllos que consideran que la
materia es insuficiente o incluso la cárcel del espíritu, el pensamiento
órfico, por ejemplo.
El segundo error se contiene en su afirmación de que
todo, cada cosa, en la naturaleza representa materialización del espíritu.
Esta segunda falta es bastante grave especialmente por
las consecuencias que de ella se derivan. Lo cierto es que muchos filósofos
esotéricos jamás aceptarían que la naturaleza es una materialización del
espíritu sino todo lo contrario: una espiritualización de la materia, en el
sentido de que gracias al espíritu puede la materia tomar conciencia de ella y
gracias al espíritu se ordena la materia. Cuando los griegos afirman que todo
tiene alma, no están en absoluto materializando el espíritu, sino todo lo
contrario: espiritualizando la materia. La filosofía estoica va más allá
al establecer la identidad entre Dios, Razón, Naturaleza. Y el cristianismo
afirma que es importante cerciorarse de que ese espíritu sea un buen espíritu.
Así por ejemplo en Juan 4:1-6 “Amados, no creáis a todo espíritu, sino
probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas son salidos
en el mundo (…) Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los
oye. Nosotros somos de Dios: el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de
Dios, no nos oye. Por esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de
error.”
El cenit de la locura y la confusión de muchos de estos
nuevos movimientos esotéricos queda reflejado en el siguiente párrafo.
“Lanz
interpretierte letzlich die Passion als versuchte Vergewaltigung Christi durch
Pygmäen, angespornt von den Anhängern des satanischen Tierkultes, der der
Rassenmischung huldigte.“ (S.76) (Nota 252) “Die okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las
ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción: Finalmente Lanz interpretó la Pasión como un
intento por parte de los pigmeos de violar a Cristo, estimulados por los
secuaces de los cultos zoolatras satánicos, que rendía homenaje a la mezcla de
razas.” (Pg.76. Nota 252) “Die okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las
ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
La explotación de cualquier teoría, interpretación o
símbolo dirigida al logro de sus intereses particulares queda reflejada en este
otro pasaje:
“Die
zweite Nummer aus dieser Reihe, „Die Theosophie und die assyrischen
„Menschentiere“, zeigt, wie Lanz nun die Substanz der modernen Theosophie
ausbeutete, so wie er es bereits im Fall der Archäologie und der Anthropologie
getan hatte, um seine eigene neognostische Religion zu untermauern“ (S.80) “Die
okkulten Wurzeln des Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo) Goodrick-Clarke
Traducción. „el número segundo de esta colección, “La
teosofía y los hombres-animales asirios, muestra, como Lanz explotaba la
sustancia de la moderna Teosofía, igual que ya había hecho anteriormente en el
caso de la Arqueología y de la Antropología para fundamentar su propia religión
neognóstica.” “Die okkulten Wurzeln des
Nationalsozialismus. (Las ocultas raíces del Nacionalsocialismo)
Goodrick-Clarke
En realidad, eso y no otra cosa es lo que anteriormente
había hecho la Teosofía y en general cualquier movimiento cuyo último fin fuera
el sincretismo de diferentes tendencias, tradiciones y culturas.
CONCLUSIÓN
En mi opinión, la respuesta a los terribles sucesos que
acontecieron en la Alemania nazi: Holocausto, Eugenismo, Eutanasia…hay que
buscarla como ya he dicho en dos elementos que fueron alimentados por la
aberración de la locura que el totalitarismo significa y por la inversión
demoniaca que el totalitarismo fascista representa
1.
El primer elemento, ya lo he anticipado en líneas anteriores, es el miedo.
El Pueblo alemán tenía un miedo terrible y el miedo nunca
es buen consejero.
El pangermanismo había surgido del miedo al ocaso; es
decir, del temor a no ser una nación fuerte y en consecuencia, a desaparecer.
En la época en la que los imperios se desmembraban, los
nacionalismos se hacían fuertes. Pero naciones como la alemana y la italiana
acababan de surgir. En este sentido, no es de extrañar que el primer lugar
donde se impuso el fascismo fuera Italia y a continuación en aquellos lugares
donde se manifestaba con mayor intensidad la confusión de raíces.
Pero Italia, que al igual que Alemania era una nación
recién creada no pasó más allá de fundar un partido fascista del que no tardó
en liberarse. Con una ciudad eterna, Roma, en su interior y un mundo
romanizado, testigo de su grandeza histórica, Italia no tenía miedo a
desaparecer en la oscuridad de los tiempos. Por otra parte, entre el
anticlericalismo y el anti-catolicismo hay grandes diferencias. Los italianos
estaban acostumbrados a lidiar con unos y con otros. Y lo más importante de
todo: De la Primera Guerra Mundial no habían salido como perdedores.
Nada que ver con el pueblo alemán, que justo cuando
acababa de convertirse en nación veía desplomarse el imperio vecino dejando a
una serie de alemanes con una cultura, pero sin patria. Exactamente lo mismo
que le acontecía al pueblo judío y eso precisamente en una época en la que las
teorías darwinistas de la evolución que consideraba que una especie se
desarrolla en función de las facultades que posee para adaptarse a la
supervivencia y a la capacidad para imponerse al medio desde el punto de vista
biológico, no tardó en expandirse al ámbito social, dándose en llamar
darwinismo social.
El alemán era un pueblo inseguro, necesitado de una
nación poderosa en los tiempos de los nacionalismos y determinó salir de su
precariedad utilizando las enseñanzas de la época. Las teorías darwinistas de
que la especie mejor dotada es la que se impone en el medio junto con las
enseñanzas Teosofistas, que se vislumbraron especialmente idóneas porque el
sincretismo en el que se fundaban permitía establecer casi cualquier afirmación
sin necesidad de basarlo en ningún conocimiento o estudio previo, como era el
caso de la metafísica tradicional.
El miedo a la decadencia, al ocaso, a lo que en alemán se
da en llamar “Untergang” y que mantuvo obsesionada a toda una generación debido
a los acontecimientos tanto políticos como sociales se impuso en las
estructuras sociales a todos los niveles y en cada uno de los estamentos.
Oswald Spengler había escrito su obra “Untergang des Abendlandes”. Hegel
hablaba del fin de la historia, y seguramente a la vista de los
acontecimientos, una parte de razón no le faltaba. Tras él, la posmodernidad y
con ella el fin de la historia, de la filosofía, del arte y al paso que vamos
incluso al fin del hombre como tal.
Nietzsche alzaba su voz contra el optimismo sin fundamento, y la
generación de los pesimistas se afianzaba sobre todo a raíz de la caída de la
República de Weimar y el desplome del imperio austro-húngaro.
El pueblo alemán, que veía cómo los imperios caían
dejando a la intemperie a pueblos sin una nación definida se vio reflejado en
el espejo de la situación del pueblo judío y tembló al considerar que él mismo
podía llegar a convertirse en un nuevo paria sin hogar. El antisemitismo alemán
no era simplemente una pose intelectual, como sucedía en otras naciones. El
antisemitismo alemán era la consecuencia de un “o tú o yo” producido por el
miedo a convertirse en un nuevo pueblo sin territorio o, aún peor, habitar una
nación recién fundada, en la que fueran otros poderes ocultos en la sombra, los
que, en vez del pueblo alemán, ejercieran el verdadero control.
Este miedo a la falta de raíces, de pertenencia, fue
agudizado en tres aspectos: tanto por el romanticismo, que idealizaba el medio rural,
como por la industrialización que representaba un factor de enajenación al
generar la disociación entre individuo y función, como por la necesidad de una
nación a la que llamar Patria.
En este sentido cabe considerar que:
-
El
alemán, al igual que otros muchos ciudadanos europeos, era un hombre
desarraigado, en tanto que había de abandonar el medio rural en el que había
crecido para dirigirse a la ciudad, en la que era un extraño, por motivos de
trabajo.
-
Al
igual que el resto de los ciudadanos de los países industrializados, el alemán
era un ser enajenado porque el hombre que realizaba tareas cotidianas que eran
las que le daban el contenido y la personalidad de hombre, había sido
sustituido por el hombre función. En este sentido la industrialización no
representó una amenaza únicamente en Alemania. De hecho, Marx siempre pensó que
Gran Bretaña sería el primer país en el que la revolución comunista tendría
lugar. El resultado de todo ello fue el surgimiento del hombre masa según lo
configura Ortega y Gasset, por un lado y la aparición de los colectivismos que
ofrecían un refugio, aunque fuera artificial e ideológico.
-
Pero
a diferencia de los otros ciudadanos europeos, el hombre alemán era un hombre
perdido, sin ningún sostén al que agarrarse, porque no sólo es que Dios hubiera
muerto, es que los imperios se estaban derrumbando sin que él supiera cuáles
eran sus senas de identidad, su idiosincrasia. El alemán no sabía qué era ser
alemán.
Guste o no reconocerlo, lo cierto es que ni el
antisemitismo, endémico por otro lado en Europa, ni el pangermanismo, en
tiempos de “panismo”, como indica Eduardo Devés-Valdes fueron la
causa primera del holocausto, por más que influyeran. Tampoco lo fue la
teosofía, a pesar de aportar las bases místicas a toda esa locura. Pero incluso en esta cuestión se exige ser
honestos: todos los pueblos, todas las naciones, incluso todas las familias
recurren una y otra vez a pasados gloriosos que se pierden en el inicio de la
historia. El romanticismo, cada vez más radical a medida que el positivismo se
imponía cada vez con mayor fuerza en la sociedad, y alentado por los hallazgos
arqueológicos revolucionarios del momento, fomentó este deseo natural de poseer
pasados míticos y alentó los sueños místicos.
Y pese a todo: el grado que pasa de lo no correcto, de lo
inmoral a lo perverso, a lo monstruoso, no es posible encontrarlo en los
misticismos irracionales e insensatos.
En este sentido, no se puede afirmar más que el Volk
alemán es hijo de su tiempo, aunque termine siendo el hijo maldito
debido a dos elementos que ni Goodrick-Clarke ni George L. Mosse se detienen a
analizar cuidadosamente.
En este sentido, la convivencia del pueblo alemán con el
pueblo judío supone en primer lugar una lucha darwiniana por imponerse en el
hábitat común que se comparte. Ese esfuerzo no estuvo exento de obstáculos y de
impedimentos que dificultaban el proceso de la integración, asimilación o cómo
se le prefiera llamar. Sin embargo, ello no detuvo las energías de los que con
tanto ahínco se habían lanzado a la tarea. ¿Era un esfuerzo enorme el que
aquellos judíos dispuestos a asimilarse tuvieron que hacer? Sin duda alguna. El
miedo al fracaso, tanto como la cohibición del que tiene miedo a salir del gueto
en el que durante generaciones ha vivido, la superación del miedo interno, es
algo que está constantemente presente. Pero igualmente lo estaba el deseo de
dejar de ser un nombre genérico: “judío” para convertirse en persona: Kelsen,
Einstein, Arendt, Kraus, Sahl… No son los primeros en intentarlo. Heinrich
Heine era la antorcha de esta nueva generación decida a ser persona individual,
en un mundo donde las masas inundaban los espacios públicos.
“Überdies
bin ich, im Gegensatz zu Freud, der Meinung, daß Hemmungen mitunter produktiv
werden können, weil nämlich die Anstrengung, sie zu überwinden, Energien
freimacht, die sich vorteilhaft auf das Ganze auswirken können. Hemmungen sind
Zeugnisse einer Unzufriedenheit mit sich selbst, Alarmsignale eines Wunsches
nach Perfektion, die natürlich nie ganz erfüllt, aber durch Bemühen um eine
Höchstleistung zu einem vorläufigen Beinahe gebracht werden kann.“ (S.105) “Memoiren eines Moralisten. Das Exil im
Exil.” Sahl
Traducción: Al contrario que Freud, yo soy sobre todo de
la opinión que las cohibiciones pueden ser en ocasiones productivos porque
superan el esfuerzo, liberan energías que pueden repercutir de manera
beneficiosa en el Todo. Las cohibiciones son testigos del descontento con uno
mismo, señales de alarma de los deseos de perfección, que nunca son satisfechas
de forma natural, pero a los que uno a través del esfuerzo puede acercarse de
manera provisional a un Casi provisional. (Pg. 105) ) “Memoiren eines Moralisten. Das Exil im Exil.” Sahl
La situación se complica cuando el Pueblo judío, que fue
instado a asimilarse al Pueblo alemán, demostró su enorme facultad de
adaptación y sus posibilidades de triunfo.
Como escribe Hans Sahl, en su libro “Memoiren
eines Moralisten. Das Exil im Exil”
„Karl
Kraus war die Endstation auf dem Weg des jüdischen Intellektuellen von der
Emanzipation des 19. Jahrhunderts bis zur völligen Anpassung. In dem Bestreben,
es de andereren gleichzutun, entwickelten sie einen Drang zur Perfektion, der
ihnen zum Verhängnis werden sollte. Sie wollten das beste Theater spielen, die
besten Zeitschriften herausgeben, die besten Verlage gründen. Kein Wunder, daß
diejenigen, denen sie es offerierten, dies als eine unerwünschte Konkurrenz
empfanden und entsprechen reagierten.“ (S.95/96) “Memoiren eines Moralisten. Das Exil im
Exil.” Sahl
Traducción: Karl Kraus fue la última estación en el
camino de los intelectuales judíos desde la emancipación del siglo 19 a la
total asimilación. En el esfuerzo por hacer lo mismo que los demás,
desarrollaron un afán de perfección que terminaría convirtiéndose en su perdición.
Ellos querían representar el mejor teatro, publicar las mejores revistas,
fundar las mejores editoriales. Nada de extraño pues, que los mismos que les
habían ofrecido esta posibilidad los consideraran como una indeseable
competencia y reaccionaran en consecuencia. (pg.95/96) “Memoiren eines
Moralisten. Das Exil im Exil.” Sahl
En efecto, con ello sólo se agudizó el miedo del otro
Pueblo que inmersos en la paranoia que el miedo provocaba, veía peligrar su
control sobre la recién inaugurada nación. Era de esperar que el antisemitismo
se agudizara a medida que el triunfo intelectual y social de los judíos
aumentaba.
El Holocausto fue en primer lugar la consecuencia del
terror que sintió un “Pueblo” débil frente a otro “Pueblo” débil. De ambos, el
judío era, sin duda, el más débil puesto que no tenía Patria, pero ante los
ojos de los inseguros alemanes estaban logrando cada vez mayor visibilidad y
relevancia en la sociedad.
Cegados por la inseguridad y el miedo, aquel Pueblo
alemán que veía todo perdido, que se veía a sí mismo perdido y desaparecido,
determinó que, si el Pueblo Judío era el Pueblo elegido de Dios, el Pueblo
alemán tenía que ser el Pueblo destinado en función de su raza a relevar de su
Poder a un Dios declarado muerto.
En este sentido resulta sumamente interesante encontrar
una paradoja en la que Goodrick-Clarke no ha reparado y es la siguiente: Si el movimiento romántico había sido una
reacción al positivismo y a la industrialización y había idealizado la vida en
el mundo rural y si al parecer la ideología nacionalsocialista estaba
impregnada de este carácter, ¿cómo explicar que, durante la época de la
aberración, la época del Holocausto, se trasladase a las víctimas como si
fueran reses de ganado y las cámaras de gas funcionaran como si de normales
fábricas se tratara?
Mi respuesta, la única que de alguna manera puede
ayudarme a entender la locura, se debe, como ya he dicho en el inicio de este
blog, que el totalitarismo fascista es total y absolutamente materialista. En
esta contienda entre dos Pueblos el Pueblo sin Dios, pero con Patria se estaba
enfrentando al Pueblo con Dios, pero sin Patria. Era una lucha realmente
cósmica, por así decirlo. Era el odio contra el Dios judío, contra el Dios
cristiano y, en realidad, contra cualquier tipo y consideración de Dios. La
teosofía tenía entrada en tanto que hablaba de fuerzas cósmicas, pero no de
Dios y en tanto que era de carácter materialista en tanto que esas fuerzas
podían ser dominadas sencillamente con técnicas, como la magia, pero sin
necesidad de Fe o de iluminación divina.
Además de ser dos Pueblos enfrentados eran dos modos de
vida y de metafísicas completamente contrapuestas lo que se estaban
enfrentando.
A mi modo de ver lo que el Pueblo judío no alcanzó a
vislumbrar fue por un lado que la frase “dos no pelean si uno no quiere” es
falsa, y que cuando alguien quiere pelear al otro sólo le queda o defenderse o
entregar su libertad e incluso su vida.
En segundo lugar, lo que tampoco entendió es que
asimilarse a las visiones materialistas porque el Dios en el que creían les
había abandonado no era la mejor solución. La espiritualidad tenía que haber
sido mantenida por ellos, como Pueblo, y por los demás Pueblos de esta tierra
con indiferencia de su idioma, raza, o religión. Entre el individuo
fundamentalista-ortodoxo y el hombre espiritual hay una gran paleta de
posibilidades y variaciones.
La intensidad de la luz de la vela varía; lo importante
es que la mecha se mantenga encendida. Y lo mismo cabe decir con respecto a los
creyentes protestantes y católicos.
Que ideologías materialistas-nihilistas se apropien de la
terminología religiosa y espiritual no debería confundir, sino incitar a
recuperar el auténtico significado y contenido de los términos: democracia,
libertad, pensar, familia, prójimo, sociedad, tarea, construcción, búsqueda,
camino, Hijo, Padre, Unión. Y para eso es necesario que las vírgenes que
esperan al esposo sean prudentes y no insensatas, y no se duerman en los
laureles. (Cfr. Mateo 25:1-13)
Ni el Espíritu por sí solo salva – e Ícaro es la
muestra de ello - ni el Dédalo sumido en el laberinto materialista que él mismo
ha construido es feliz. Pero entre ambos extremos existe una tercera
posibilidad que es la única que realmente salva: el Dédalo que realiza sus
sueños de libertad, sin olvidar que la esencia del hombre es cuerpo y alma,
materia y espíritu y es capaz de dirigir a ambos con sensatez y prudencia.
Sólo así puede lidiar e incluso derrotar a su
miedo, primero y a cualquier tipo de totalitarismo, después.
2.
El segundo elemento, es el resentimiento.
Cuando esa recién formada Nación alemana sufrió la
derrota militar en la Primera Guerra Mundial y la consiguiente humillación del
Tratado de Versalles, el miedo se convirtió en terror, el terror en horror y el
horror en monstruosidad.
En mi opinión es realmente cierto lo que tantas veces ya
se ha repetido: Con la firma del Tratado de Versalles, se firmó la Aberración
del ascenso Nazi al Poder y la suerte del Pueblo judío, es decir: el
Holocausto.
A partir de ese instante. Teosofía, misticismo, anti-industrialización,
racismo, antisemitismo, romanticismo, todos esos elementos se acoplaron para dar
forma al monstruo, para modelarlo, pero el verdadero esqueleto el esqueleto en
el que todos ellos se acoplaban se llamaba Miedo y la cabeza que los dirigía
era el Resentimiento, guiado por el falso Mesías que es el totalitarismo
Fascista.
En mi opinión no existen más elementos que estos dos elementos
a la hora de explicar los motivos que condujeron al Holocausto.
Por más que Goodrick-Clarke tenga razón al afirmar que
hubo muchos hombres que dedicaron su vida a elaborar fantasmagorías acerca del
origen mítico de la raza aria, es igualmente necesario reconocer que ello
sucedía en la misma época en la que los franceses, ingleses y belgas
practicaban su racismo abierta e impúdicamente tanto en la India como en el
continente africano, ni siquiera puede afirmarse que el racismo fuera la
cerilla que prendiera la mecha. Los alemanes eran racistas en una época
racista; darwinistas, en una época darwinista; antisemitas, en un mundo
antisemita y románticos – con todo lo que ello conlleva – en el periodo
romántico.
Tampoco la constante división entre civilización y
cultura ofrece una explicación adecuada.
„Die
Fähigkeit eines Menschen, Kulturträger zu sein, d.h. Kultur zu befreifen und
für die Kultur zu wirken, hängt also davon ab, daß er zugleich ein Denkender
und ein Freier ist. Ein Denkender muß er sein, um überhaupt imstande zu sein,
um fähig zu sein, Vernunftideale zu erfassen und zu gestalten. Ein Freier muß
er sein, um fähig zu sein, seine Vernunftideale auf das Allgemeine gehen zu
lassen. (…) Materielle
und geistige Freiheit gehören innerlich zusammen.“ (S.22) “Kulturphilosophie”.
Schweitzer
Traducción: „La facultad de un hombre, de ser portador de
la cultura, es decir, de liberar la cultura y de actuar por la cultura, depende
de que él sea a la vez un pensador y un hombre libre. Un pensador debe ser él
para como mucho ser capaz, tener la facultad, de captar y configurar ideales
racionales. Un hombre libre debe ser él, para ser capaz de dejar ir sus ideales
racionales a lo general. La libertad material y espiritual pertenecen juntas internamente.
(Pg.22). “Kulturphilosophie”. Schweitzer.
Llegados a este punto resulta necesario hacer una
puntualización de suma importancia. Es verdad que quienes alimentaron los
sueños fantásticos acerca de pasados míticos y destinos místicos fueron los
teosofistas. Pero los monstruos que alimentaron el miedo de los alemanes hasta
conducirlos a la locura no fueron los teosofistas sino las fuerzas oscuras del
fascismo. No cabe duda de que los teosofistas han destrozado toda una cultura
místico-hermética-esotérica occidental y puedo imaginarme que lo mismo han
hecho con la cultura místico-hermética-esotérica india y asiática, pero ellos no
son los causantes del Holocausto. A los teosofistas hay que exigirles la
responsabilidad allí donde les corresponde; allí donde sembraron la
destrucción, la desesperación y la duda. El Holocausto, a pesar de las
estructuras dictatoriales, sectarias, racistas y darwinistas de la Teosofía, no
debe de incluirse en sus culpas, ni por activa ni por pasiva.
Tampoco lo religioso y lo místico son responsables del
Holocausto. En este sentido me parece injusto criticar a términos como
“Espíritu”, y “amor” y anular cualquier sentido positivo de lo espiritual, de
lo religioso y de lo místico, esotérico, hermético. Entre las figuras del
Dédalo y del Ícaro encerrados en un laberinto se impone la figura del Dédalo
que logra salir de la penumbra de la cárcel materialista sin permitir que el
sol derrita sus alas. El hombre es cuerpo y alma y las enseñanzas alquímicas
tanto como el cristianismo y el misticismo alemán, dan buena cuenta de ello.
Lo místico está presente siempre: en cualquier nación,
religión, pueblo. Como muy bien afirma Maquiavelo en los “Discursos sobre la
Primera Década de Tito Livio”, la religión representa una motivación positiva
en cualquier ejército y aunque el sentimiento religioso, la Fe, no determine la
victoria en situaciones imposibles, sí que la puede condicionar en
circunstancias difíciles. Por otra parte, y recordando a Heráclito, “El camino
arriba y abajo es uno y el mismo”.
El camino sí, pero la dirección, no.
El problema de la mística, y de la utilización de los
términos místicos fue la dirección y el uso y abuso que se hizo de ellos, más
que de los conceptos en sí mismos.
En última instancia, las únicas fuerzas causantes y
responsables del Holocausto fueron las fuerzas oscuras del fascismo. Estas
fuerzas no son oscuras porque utilicen el esoterismo, lo místico y la religión,
porque, a decir verdad, de un lado el fascismo utiliza todo aquello que le
facilite permanecer en el Poder y de otro, lo místico y la religión se
corresponden con la esencia misma del ser hombre y por eso, ni siquiera
aquellos que como Wittgenstein intentaron renunciar pudieron conseguirlo.
Las fuerzas oscuras del fascismo son oscuras por la misma
naturaleza demoniaca del fascismo: como ya he explicado anteriormente: utiliza
un Logos religioso, místico, ético, político, económico, da igual, no en
dirección ascendente sino descendente, de modo que corrompe la esencia interna
y constitutiva de lo religioso, de lo místico, de los valores, del arte, de la
cultura, vaciando todo de contenido y dejándolo hueco. De ahí que el
totalitarismo fascista no sólo sea materialista, sino además nihilista.
Destruye cualquier atisbo de espíritu y de vida y de cualquier tipo de
trascendencia porque en el totalitarismo fascista no hay ninguna Utopía que cumplir
ni Tierra prometida a la que llegar. Él, el totalitarismo fascista es todo eso.
Si no se cumplen las expectativas prometidas es porque los otros son los
culpables, los satánicos. Si en el
totalitarismo comunista hay purgas; en el totalitarismo fascista, lo que hay
son cazas de brujas. En cualquiera de los dos totalitarismos el hombre no se
mejora; se optimiza y ello porque el totalitarismo fascista como el
totalitarismo comunista destrozan las sociedades, las aniquilan, para instaurar
sistemas.
Son las fuerzas oscuras del fascismo las que una y otra
vez infunden un miedo terrible a los hombres, un miedo que los lleva a ver
zorros allí donde sólo hay conejos y conejos allí donde esperan las alimañas. También
el miedo del Pueblo alemán, surgido de sus circunstancias históricas, fue
alimentado sin medida por las oscuras fuerzas del Fascismo.
La única posibilidad para detener al totalitarismo
fascista no consiste en negar los problemas ni en refugiarse en la isla de los
asnos, de Pinocho ni en dormir el sueño de Blancanieves. La única posibilidad
para detener al totalitarismo fascista es saber que no hay más Mesías que
Cristo y no más Dios que Dios. En suma: Oponerse a los falsos Redentores, sean
del tipo que sean. Mesiánicos o Flautistas de Hamelín.
Para lograrlo no me queda más que apelar a las sabias
palabras de Albert Schweitzer: forjar hombres libres y pensantes, que sostienen
una visión positiva de la vida sobre una plataforma ética.
„Welcher
Art aber muß die denkende Weltanschauung sein, damit Kulturideen und Kultur Gesinnungen
in ihr begründet sein können?
Optimistisch
und ethisch.
Optimistisch
ist diejenige Weltanschauung, die das Sein höher als das Nichts stellt und so
die Welt und das Leben als etwas an sich Wertvolles bejaht. (…)
Ethik
ist die auf die innerliche Vollendung seiner Persönlichkeit gerichtete
Tätigkeit des Menschen. An sich ist sie davon unabhängig, ob die Weltanschauung
pessimistisch oder optimistisch ist. Aber je nachdem sie in der ersteren oder
in der anderen auftritt, verengert oder erweitert sich ihr Gebiet.“ (S. 66.) „Kulturphilosophie“. Albert Schweitzer
Traducción: ¿Qué tipo debe ser la concepción del mundo
pensante, para que las ideas de la cultura y las actitudes de la cultura puedan
ser fundadas en ella?
Optimista y ética.
Optimista es aquella concepción del mundo, que coloca el
Ser más alto que la Nada y afirma tanto el mundo como la vida como algo
totalmente valioso en sí mismo. (…)
Ética es la actividad del hombre dirigida a la perfección
interior. En sí misma considerada es indiferente si la concepción del mundo es
pesimista u optimista. Pero según se manifieste en una o en la otra, se
estrecha o se amplía su ámbito.” (Pg.66)
„Kulturphilosophie“. Albert Schweitzer.
(…)
Mit dem Aufgeben der ethischen Vernunftideale, wie es in unserem
Wirklichkeitsinne vorliegt, wird unsere Sachlichkeit also nicht gebessert,
sondern herabgesetzt. Darum ist der moderne Mensch nicht der kühle Beobachter
und Rechner, als der er sich vorkommt. Er steht unter der Wirkung der
Gesinnungen und Leidenschaften, die ihm von den Tatsachen entgegengebracht
werden. Ohne sich darüber Rechenschaft zu geben, mengt er dem Verständnismäßigen
so viel Gefühlsmäßiges bei, daß das eine das andere verfälscht. In diesem Zirkel
bewegen sich die Urteile und Impulse unserer Gesellschaft von den kleinsten bis
zu den größten Fragen. (S.37) „Kulturphilosophie“. Albert Schweitzer.
Traducción: Con el abandono de los ideales éticos, como está
presente en nuestro sentido de la realidad, no mejorará nuestra objetividad,
sino que disminuirá. Por ello el hombre moderno no es el frío observador y
calculador que él se considera. Él se encuentra bajo la influencia de las
convicciones y de las pasiones que le llegan a él desde los hechos. Sin darse
explicaciones sobre ello, mezcla en la comprensión tanta intuición, que lo uno
falsea lo otro. En ese círculo se mueven los veredictos e impulsos de nuestra
sociedad de las más pequeñas a las más grandes cuestiones. (Pg. 37)
“Kulturphilosophie”. Albert Schweitzer.
Las palabras de Albert Schweitzer deben de servir de
advertencia en un doble sentido:
1.
La
liberación del peligro del totalitarismo no cae bajo la responsabilidad de
fuerzas o dioses cósmicos, sino que es una cuestión que corresponde únicamente
al individuo y a la sociedad.
2.
El
totalitarismo comunista y el totalitarismo fascista no dependen de rasgos
genéticos, raciales o similares. Si no existe una raza superior a otra, tampoco
existe una raza más maldita que otra o un pueblo más maligno que otro. En este
sentido cada pueblo tiene el derecho y el deber de determinar su futuro y de
encaminarlo hacia el bienestar y la comunicación no sólo en su interior sino en
su comunicación e interacción con los otros pueblos.
El peligro del totalitarismo fascista igual que el
comunista están hoy como ayer presentes en el mundo, pero no están más
presentes en el pueblo alemán, que en otros pueblos. El pecado de la culpa
originaria es algo que el bautismo borra. El Holocausto es un hecho que no debe
quedar en el olvido, como advertencia a lo que sucede cuando un pueblo no es ni
libre ni pensante, pero no debe ser considerado como la culpa que se transmite
de padres a hijos porque ello implicaría la imposibilidad de que un pueblo
pueda borrar su pecado, tanto como la incapacidad de que ese pueblo pueda
avanzar hacia delante.
Esperemos pues, que la Historia sea respetada como lo que
es: como la ciencia que muestra de lo que es capaz del hombre en su máxima
grandeza y en sus mayores perversiones y muestre el camino hacia lo justo,
tanto como indica el camino a evitar.
Isabel Viñado