Las ediciones que he utilizado han sido:
Aldous Huxley “Point
Counter Point” (1928) Vintage Classics, Random House 2004 - En español: “Contrapunto”
Aldous Huxley “Brave New
World” (1932) Vintage Classics, Random House 2004 – En español: “Un mundo
feliz”
Virginia Woolf “Mrs
Dalloway” (1925) S. Fischer Verlag 2006 – En español: “La señora Dalloway”
Virginia Woolf “Ein
eigenes Zimmer” (1929)Fischer Taschenbuch Verlag 2007 – En español: „Una
habitación propia“
Las mujeres de
la alta sociedad:
La mujer tradicional y el nacimiento
de la nueva mujer.
Tradicionalmente, las mujeres de las clases privilegiadas han tomado parte activa en las conversaciones del salón. Ellas son las que
organizan tales veladas y deciden la lista de invitados.
Su principal misión consiste en conseguir que en
las reuniones imperen la armonía y la belleza. Allí su papel ha de limitarse a hacer observaciones más o menos acertadas, a
atender en público las necesidades masculinas y a compadecerse en secreto de
sus debilidades, intentando que nadie, ni ellos mismos –sobre todo, ni ellos
mismos- lo noten.
Tanto Huxley como Virginia Woolf les confieren distintos campos de acción y de
interés que a los varones. El hombre es
el intelecto y la mujer la intuición. “But Elinor was more
interested in love than in logic”, escribe Huxley en “Point Counter Point” la página 94. El hombre es el ying y la mujer, el yang. No es que
uno sea superior al otro. En “Una habitación propia.” Virginia Woolf sostiene
que cada persona portan en sí misma las dos naturalezas: la femenina y la
masculina y en función de su sexo, activa una u otra.
Huxley, en cambio,
considera que cada uno de los sexos posee características propias, distintas de
las del otro, aunque con zonas comunes, que son las que les permiten
relacionarse. En “Contrapunto” aparece el siguiente pasaje:
(“Point Counter Point”Pg. 148) ‘Living comes to you
too easily’, he tried to explain. ‘You live by instinct. You know what to do
quite naturally, like an insect when it comes out of the pupa. It’s too simple,
too simple.’ He shook his head. ‘You haven’t earned your knowledge; you’ve
never realized the alternatives.’
‘In other words,’ said Mary, ‘I’m a fool.’
No obstante, los dos autores se sentirían muy
indignados si alguien osara tacharlos de ‘machistas”. Ambos defienden la independencia y autonomía que han de conservar
tanto los hombres como las mujeres en una relación. Tanto ellos (en el caso de
Huxley) como ellas (en el de Woolf) han de disponer de su propio espacio. Esto
es: de sus propias amistades y ocupaciones. Virginia Woolf lo considera
imprescindible para poder respirar y desarrollar el espíritu. Esta es una de
las razones por las que su personaje Mrs. Dallowey acepta casarse con Richard
Dallowey en vez de con Peter Walsh.
(„Mrs.
Dallowey“ S.11). ‚Denn in der Ehe mußte
es einen kleinen Freiraum, eine kleine Unabhängigkeit geben zwischen Leuten,
die tagein, tagaus im selben Haus lebten; die Richard ihr gab, und sie ihm.
(...) Aber mit Peter mußte alles geteilt werden; alles durchgesprochen werden.‘)
La necesidad de un espacio propio no significa, ni
mucho menos, la falta de comunicación y respeto mutuo en el matrimonio. La
pretensión de Woolf no es, en absoluto, que cada cual “haga su vida” ni que la
naturaleza de su vivienda se ajuste más a la de un piso compartido que a la de
un hogar. Se trata simplemente de disponer de un jardín privado al que poder
retirarse de vez en cuando.
Huxley por su parte afirma que para que el espacio
de autonomía de los hombres pueda ser considerado como tal, resulta
imprescindible la ausencia de reproches y “escenas” de la esposa al marido. Además
de organizar las reuniones de sociedad, la misión que aparece como natural a los ojos del autor inglés es la de ocuparse de sus maridos y aceptar sus debilidades sin intentar
cambiarlos –al menos, no de un modo agresivo y siempre que no se percaten de
ello. No es una cuestión de sumisión o no, sino de inteligencia práctica.
Huxley muestra esta idea a través de los personajes
de Lady Edward y Rachel Quarles. Lady Edward se casa con Lord Edward, tan rico
como infantil. La solución será convertir a John Bidlake en su amante. Se
tratará de un amor que le permita descubrir su propia sensualidad sin perder la
cabeza. Ello habría conllevado perder el dinero, la casa y el título, cosa que
no está dispuesta a permitir que suceda.
(“Point Counter Point”Pg.27) “If she had lost her
head, she might have lost Tantamount House and the Tantamount millions and the
Tantamount title as well. She had no intention of losing these things.”
Rachel Quarles, por su parte, contrae matrimonio con
un hombre sin ningún sentido ni para la política ni para los negocios. A fin de
evitar la ruina, Mrs.Quarles se pone al frente de tales asuntos. Lo hace,
además, de forma sutil y delicada de modo que su marido no se considere un
fracasado, sino más bien todo lo contrario.
Otra de las funciones
importantes de la mujer, según Huxley, consiste en el cuidado y educación
de los hijos. Sin embargo, los niños no abundan en estas clases sociales. A
los hombres son las tesis maltusianas las que les llevan a poner en práctica
el control de la natalidad. A las mujeres las detiene el deseo de alcanzar su
propio desarrollo cuya consecución se ve impedida por la dedicación que un
hijo requiere desde el embarazo mismo. A los costes económicos se une la
necesidad del esfuerzo personal que las madres han de consagrarles durante al
menos los primeros cinco años de vida. Cuantos más hijos, más años que
sacrificar en aras de las tareas maternales y menos posibilidades de dedicarse
a la creatividad.
( „Ein Eigenes Zimmer“
S.25) Denn eine College-Stiftung würde
die gänzliche Abschaffung der Familie erfordern. Ein Vermögen verdienen und
dreizehn Kinder zur Welt bringen –kein Mensch könnte das durchstehen.
Betrachten wir die Tatsachen, sagten wir. Als erstes sind da die neun Monate,
bevor das Kind geboren wird. Dann wird das Kind geboren. Dann gehen drei oder
vier Monate damit hin, das Kind zu stillen. Nachdem das Kind abgestillt worden
ist, gehen bestimmt fünf
Jahre damit hin, mit dem Kind zu spielen. (...) Manche Leute sagen auch, das
Wesen des Menschen bilde sich im Alter von ein bis fünf Jahren heraus.
En cualquier caso, aquellos que al fin se dedican a
tener descendencia siguen el imperativo de libertad que preside las ideas del
momento. La educación de los niños se caracteriza por la flexibilidad en los
horarios y en las actividades. Es cierto que tienen personas que se encargan de
su formación pero en muchas ocasiones las ideas de la clase baja sometidas a
esquemas fijos y simples tienen muy poco que ver con las inclinaciones
artísticas de los hijos de la gran sociedad. Los empleados nunca entenderán,
por ejemplo, la extravagancia de permitir que un niño dibuje como él quiera la
pata de un caballo, en vez de esforzarse en seguir las proporciones correctas.
Sin embargo, y
en consonancia con las anteriores reflexiones de Woolf, Huxley no niega que
esta libertad en la que aparentemente son educados los pequeños, encubre la
mayor parte de las veces una absoluta indiferencia hacia ellos. Padres y madres
están más preocupados en “encontrarse a sí mismos” y en “sus” problemas
existenciales, que en el desarrollo intelectual y anímico de los niños. Aunque
el egoísmo de los padres es tan criticado como el de las madres, Huxley otorga
una mayor responsabilidad a las madres. Son ellas las que modelan sus almas.
El autor inglés advierte de la necesidad de que las
mujeres que se han convertido en madres olviden sus egoísmos y cumplan con sus
deberes maternales a fin de que el crecimiento de las jóvenes almas se
desarrolle en armonía y equilibrio. De otro modo, su conducta irresponsable
puede provocar a sus hijos inseguridades y traumas de consecuencias tan
imprevisibles como desastrosas. El pequeño Phil muere. Es la venganza de Huxley
por la frialdad con la que Elinor trata a su único hijo. Así mismo, Spandrell
sufrirá un trauma durante su adolescencia del que no se recuperará jamás,
cuando su madre decida casarse con un militar con bigotes –por ser esta figura
la usual en las revistas pornográficas que se leían en su internado. Huxley
autor accede a que su madre ofrezca un par de justificaciones sin permitir, sin
embargo, que éstas logren convencer al lector.
(“Point Counter Point”Pg.235)
‘But the responsibility of his upbringing weighed on her heavily. The future
had always frightened her; she had always been afraid of taking decisions; she
had no trust in her own powers. Besides, after her husband’s death, there
wasn’t much money. (…) For nine months out of the twelve she was alone (…) It
was shortly after poor old Fritz’s death that she first met Major Knoyle, as he
then was.’
Ni el dinero, ni el sentimiento de soledad, resultan
convincentes. Lo cierto es que conoció a su nuevo marido poco después de quedarse viuda. En su decisión solo entró en juego
una carta: la del egoísmo. Y es este egoísmo, que no revela sino falta de amor,
la que conduce a su hijo a la perdición. Ella se casa a pesar de sus ruegos
para que no lo haga. A partir de entonces el joven Spandrell no creerá en nada
ni en nadie.
(“Point Counter Point”Pg.
236) ‘You didn’t think much of my happiness in the past; he said (…) ‘When you
married that man,’ he went on, ‘did you think of my happiness?’ (…) ‘You didn’t
listen to me, and now you tell me you wanted to make me happy.’
La figura antagónica a la madre de Spandrell es el
personaje positivo de Jane Paston. John
Bidlake se casa con ella porque está enfermo y busca alguien que lo
cuide. Ella reúne las características que él considera apropiadas para tal
finalidad: es guapa, seria y le gusta la casa (‘a stay-at-home’ ”Pointer Counter Point” Pg.240). Cuando John
Bidlake se repone inesperadamente de su enfermedad vuelve a su antigua vida “de
soltero”. Ella se queda sola con los dos niños y es la que se encarga de su
educación y su cuidado.
En cuanto a la participación
intelectual de las mujeres en la sociedad, la importancia que Huxley les confiere es a
todas luces secundaria.
El autor inglés no experimenta el más mínimo rubor a
la hora de ridiculizar los deseos de aspiración intelectual de las mujeres. Su
personaje Molly es uno a los que más duramente trata. El autor no niega que sea
inteligente pero señala que se debe sobre todo al trabajo duro y disciplinado Tras
algunas dudas, puestas de relieve en las contradicciones a la hora de
describirla, opta por transformarla en una parlanchina de conversaciones
extensas pero limitadas, igual que su saber que, según ella misma reconoce,
termina poniendo nervioso al resto de sus oyentes. Incluso a su marido; hasta
el punto de que siempre amenaza con divorciarse de ella porque según él no la
aburre bastante. No es lo
bastante “sedativa”, le reprocha.
(“Point Counter Point.”.Pg.111)
Like all conscientious professionals, she was not content to be merely
talented. She was industrious; she worked hard to develop her native powers.
(…) Like all professional talkers Molly was very economical with her wit and
wisdom.
(“Point Counter Point” Pg.115) ‘That’s why Jean is
always threatening to divorce me. He says I’m too stimulating. “Tu ne m’ennuies pas assez,” he says;
and that what he needs is une femme
sédative.’
Que además se dedique al arte de la conversación,
por la conversación en sí misma sin ni siquiera aceptar acostarse con ninguno
de sus oyentes, ni siquiera con el flemático Philip, que admira su forma de
ser, es el rasgo final con el que el autor pretende dar a Molly “le coup de
grâce.”
En la página 122, Rampion hace callar a su mujer. No
puede soportar que Mary repita sus ideas. En boca de ella, afirma Rampion,
suenan completamente distintas.
(“Point Counter Point” Pg. 122) ‘Oh, for God’s sake
shut up!’ said Rampion
‘But isn’t that what you say?’
‘What I say is what I say. It becomes quite different when you say it.’
Mary reacciona echándose a reír. Lo único que le
molesta es que su marido no se comporte de forma más amable con ella en
público. Esto es: que no guarde las formas. Hay que recordar que la diferencia
que los críticos señalan entre Huxley y Woolf, es la importancia que esta
última concede a las formas. Precisamente por ser mujer –contestaría
seguramente la autora inglesa y Huxley asentiría convencido de la certeza de
esta frase.
She
laughed. ‘Ah, well’, she said good-humouredly, ‘ratiocination was never my
strongest point. But you might be a little more polite about it in public,”
Marjory, otro de los personajes, admite que su nivel
cultural es bueno, que ha leído libros y que los recuerda, pero ella misma en
su honestidad se pregunta si los ha entendido realmente. Lo cierto es que ha de
admitir ante sí misma, que las observaciones que introduce en la conversación
son en realidad pasajes importantes de libros, que tiene la costumbre de
memorizar.
(“Point
Counter Point” Pg. 13)
(…) she was really rather a bore with her
heavy, insensitive earnestness. Really rather stupid in spite of her culture – because of it perhaps. The culture was
genuine all right; she had read the books, she remembered them. But did she
understand them? Could she understand them? (…) Marjorie
knew how to listen well and sympathetically. (…) For Marjorie had a retentive
memory and had formed the habit of learning the great thoughts and the purple
passages by heart.
Huxley acepta la dedicación
de la mujer hacia los temas intelectuales siempre que ello suponga un remanso
de paz y una fuente de tranquilidad para su alma, de naturaleza intuitiva y
reconoce el valor del arte, de la literatura y de la meditación, como los
instrumentos a través de las cuales las mujeres pueden encontrar el equilibrio
y la serenidad necesaria para soportar a los extraños e incomprensibles
varones.
(“Point Counter Point”Pg.
422) But Mrs. Bidlake had permitted her husband to fade out of their married
life without a quarrel, with hardly a word. 423) She held her peace and herself
retired for consolation into those regions of artistic and literary fancy,
where she was native and felt most at home. A private income, supplemented by
the irregular and fluctuating contributions which John Bidlake made whenever he
remembered or felt he could afford to support a wife and family, allowed her to
make a habit of this foreign travel of the imagination.(pg 322. “Mrs
Bidlake had a special weakness for Buddhism.”)
Pero como ya apuntábamos anteriormente, el
“asustadizo” Huxley, les retira su apoyo y alza rígidas barreras a tales
pretensiones en cuanto sostienen que las expresiones artísticas e intelectuales
de la mujer igualan a las del hombre.
Sin embargo, aunque Huxley
se opone a situarlas en un plano de igualdad con respecto a los hombres, no
niega en absoluto su inteligencia. Al contrario. Está convencido de que la
inteligencia femenina es mucho más sutil que la masculina. Es por eso, por lo
que el pintor de éxito John Bidlake se enfada con Lady Edward –su antigua
modelo y amante- cuando ésta en una de sus habituales cenas sienta en la mesa -
llevada del afán de divertirse con la situación- a un artista francés junto a un
crítico que el día de antes había publicado un artículo en el que decía que sus
pinturas eran o bien producto de un imbécil o bien de un bromista.
(“Point Counter Point”Pg.49)
‘You might occasionally forget, if your memory were bad. But, I assure you, it
needs a first-class memory to forget every time. A first-class memory and a
first-class love of mischief.’
La propia Virginia Woolf en “Una habitación privada”, en vez de negar la extendida afirmación
de que las mujeres han sobresalido menos en las cuestiones intelectuales que
los hombres, se dedica a buscar una explicación a este hecho y la encuentra no
en su falta de capacidad –como sostiene Huxley- sino en la falta de recursos
económicos de los que tradicionalmente han adolecido.
En cualquier caso, hombres
y mujeres de la alta sociedad, todos ellos comparten una misma morada: La torre
de marfil.
Ni el personal de servicio
ni las otras clases sociales juegan relevancia alguna. La insensibilidad hacia
las vidas ajenas es considerada por ellos como el producto del respeto a la
privacidad. La falta de interés por los problemas de los otros es reflejo según
ellos, de una muestra de cortesía y prudencia. Illidge, el asistente comunista
de Lord Edwards, les recriminará sin éxito su desinterés por las causas sociales.
Ello no es signo de una
actitud inmoral. Al contrario: la autonomía individual ocupa en dichos grupos
uno de los lugares más altos dentro de su jerarquía de valores. Como más
adelante veremos, Illidge intentará
explicarles que dicha independencia sólo es posible si se tiene
dinero para ejercerla. No es que no estén de acuerdo con él, pero desde luego
se niegan a entonar “el mea culpa”. El dinero es tal vez el primer peldaño en
la escalera que asciende hasta una personalidad admirable, pero el que al fin y
al cabo sube la escalera es uno mismo, y la competencia entre pares no deja de
ser un hecho tan real como lo es el que los peldaños de cualquier escalera
conducen hacia arriba o hacia abajo.
En cualquier caso, la
presencia de Illidge, convencido comunista, en un mundo, hermético hasta ese momento, implica, como
veremos más adelante, que la consideración hacia las nuevas ideas ya no puede
ser sobreseída por ninguno de sus miembros.
Lucy, el
símbolo de la nueva mujer
Las transformaciones, sin
embargo, no emergerán únicamente desde el exterior. También en el interior
comienzan a aparecer nuevas corrientes nacidas de las nuevas formas de pensar
de los jóvenes. Serán ellos en realidad quienes consigan hacer tambalear los
cimientos de un mundo prácticamente inalterable durante décadas. El conflicto
generacional origina una revolución de dimensiones mucho más significativas y
profundas que cualquiera de las convulsiones socio- políticas. Los jóvenes ven
a sus progenitores como seres
pertenecientes a otro mundo e incluso a otra galaxia. Esta ruptura, la pondrán de relieve otros muchos autores -
por ejemplo Remarque en “Sin novedad en el frente” (1929). La novedad que
introduce Huxley es que la fractura se presenta a través de una figura
femenina: Lucy.
(“Point Counter Point” Pg.175) ‘You speak of the old
as though they were Kaffirs or Eskimos.’
‘Well, isn’t that just about
what they are? Hearts of gold, and all that. And wonderfully intelligent –in
their way, and all things considered. But they don’t happen to belong to our
civilization. They’re aliens.
‘
Tal escisión no nace de
una contraposición con las formas de vida de la generación anterior sino con el
cambio de mentalidad de la mujer en lo que al sexo se refiere. Las nuevas
mujeres toman conciencia de su feminidad y de su cuerpo. Nada más lejos de sus
intenciones que aspirar a alcanzar los niveles intelectuales del hombre. La
mujer cerebral – ya han señalado Collins, Huxley y Woolf- es aburrida y no
puede servir como modelo a una generación a la que constantemente se le ofrecen
nuevas formas de diversión y la posibilidad de nuevas experiencias y
sensaciones. La liberalización sexual de la mujer, forma parte de los nuevos
desafíos. Lord Edward, el padre de Lucy, mantiene una conversación en la
biblioteca con su hija porque le han dicho que baila con chicos. Advertencia
que a Lucy le resulta sumamente ingenua por parte de su progenitor. Será Lucy:
la “party-girl”, la “it-girl”, la que provoque el derrumbamiento de la vieja –
y tal vez trasnochada sociedad.
El personaje de Lucy
presenta dos características extremas: Una es la liberalización sexual de la
mujer; la otra, su sincero desinterés por los temas intelectuales tanto como
por los conflictos sentimentales, incluidos los suyos propios, cuando éstos abocan en profundos cráteres. Justamente
este segundo rasgo y no la despreocupación de Lucy por los temas intelectuales es el que inquieta a Huxley. En 1932 publicará
su novela “Un mundo feliz” donde tratará con más detenimiento esta nueva
actitud cuando se interrogue por los conflictos emocionales que habían existido
en el pasado.
(“Brave New World” Pg. 35)Their world didn’t allow
them to take things easily, didn’t allow them to be sane, virtuous, happy (…)
what with all the diseases and the endless isolating pain, what with the uncertainties
and the poverty –they were forced to feel strongly. And feeling strongly (and
strongly, what was more, in solitude, in hopelessly individual isolation, how
could they be stable?’
Lo que para ellas supone independencia sexual,
para Huxley implica la conversión de la mujer en carne a secas. Materia pura.
En “Un Mundo Feliz”, una chica llamada Fanny
considera inaudito que su amiga Lenina haya estado saliendo cuatro meses
seguidos con el mismo hombre sin haber tenido relaciones con ningún otro. (“Brave New World.” Pg.34/35) Pese a esta aparente despreocupación, Huxley
sostiene que mientras que en las mujeres existe siempre un componente emocional
que es inherente a su propia naturaleza, los hombres no pierden en tales
pensamientos más de un minuto. La conversación entre Fanny y Lenina sobre los
hombres con los que podrían mantener relaciones sexuales se extiende a lo largo
de varias páginas. La de los hombres, en cambio, ocupa unas pocas líneas.
La conclusión de Huxley es que la tan cacareada
libertad sexual, lejos de ofrecer una mayor autonomía a la mujer, la conduce a
la degradación.
(“Brave New World” Pg. 39)
‘Talking about her as though she were a bit of meat. Bernard ground his teeth.
‘Have her here, have her there. Like mutton. Degrading her to so much mutton.’
Cabría preguntar por qué
es la figura de Lucy la que se impone y no la de la mujer cerebral, justo en unos momentos en los que las mujeres
estaban consiguiendo derechos reservados hasta entonces a los hombres –como el
de asistir a la Universidad y el del sufragio universal. El escepticismo que
las pretensiones intelectuales del “sexo débil” generan podría alegarse como un
argumento convincente si se considera desde el punto de vista de los varones.
Lo que resulta más extraño, sin embargo, es que ello
tampoco preocupe sobremanera a las mujeres de su tiempo. De sobras es conocida
la antipatía que Virginia Woolf siente por el tipo de mujer cerebral. La autora
justifica sus desavenencias con las feministas y con las intelectuales
cristianas radicales como Miss Kilman (uno de los personajes de Mrs.Dalloway)
alegando el mismo motivo que llevan a Huxley a discrepar de su personaje Illidge: a su
falta de humor y ligereza espiritual.
Woolf recrimina a ese tipo de mujer intelectual y
severo, que el mundo en el que se mueven es estrecho y huele mal. Sus libros y
su saber teórico no les proporcionan la paz espiritual que necesitan porque han abandonado su feminidad para introducirse en un mundo que no es el que corresponde a su sexo.
“Mrs.
Dalloway“ (Pg.123) „Miss Kilman hatte nicht vor,, sich angenehm zu machen. Sie
hatte immer ihren Lebensunterhalt verdient. Ihre Kenntnis der neueren
Geschichte war im höchsten Grade gründlich.“
Por eso, según Woolf, el saber no consigue hacerles feliz. Tienen
envidia de la belleza y de la delicadeza de espíritu que poseen las otras
mujeres. Elizabeth, la hija de Mrs. Dalloway, que en un principio se siente
inclinada por la personalidad de la cristiana, tan diferente y distinta de
aquellas otras mujeres con las que normalmente está acostumbrada a tratar,
termina rechazando sus propuestas por considerarlas frías y carentes de
feminidad. Lo que además no puede soportar Elizabeth es que su aparente
superioridad moral frente a los otros, vaya siempre acompañado de interminables
lamentos.
“Mrs.
Dalloway“ (Pg.133) „Es war das ständige Reden von ihren eigenen Leiden, das
Miss Kilman so schwierig machte.“
Lo curioso es que Virginia Woolf no es la única
mujer en verlas así. A las protagonistas de Jane Austen (“Orgullo y
Prejuicio”), la autora favorita de Woolf, lo que les preocupa no es el desarrollo de sus
dotes intelectuales sino el del sentido común, imprescindible a la hora de
elegir marido. Las protagonistas de las hermanas
Brönte (“Jane Eyre”, “Agnes Grey”) son mujeres condenadas por su pobreza a concentrarse en
los estudios. Sólo el amor les salva de terminar como grises y melancólicas
institutrices. En “Cumbres Borrascosas”
se muestra que el sentido común que ha de regir para elegir marido ha de
incluir no sólo las razones prácticas sino también las emocionales. En otro
caso, la tragedia resulta inevitable.
¿De dónde nace el desprecio por este tipo de mujer cerebral?
Es cierto que históricamente, las mujeres intelectuales que se separaban del
sistema eran quemadas por brujas y las que conseguían permanecer en él, solían
refugiarse en la soledad de los conventos. Los hombres se mantienen fieles a
sus prejuicios y llegado el caso no dudan en convertirlas en estériles, como Isaac B. Singer, o en parlanchinas,
como Huxley. Parecería lógico, pues, que estas circunstancias hubieran de
proporcionarles amparo en el resto de la sociedad femenina para convertirlas en
el símbolo del nuevo tipo de mujer. Resulta del todo incomprensible que Woolf las
haga aparecer aburridas y se niegue a aceptar su presencia en los círculos
selectos en los que ella misma se mueve.
En mi opinión el origen de
esta oposición hay que buscarlo en la reacción de las élites al gran influjo
que había ejercido en la sociedad aquella corriente religiosa basada en el
calvinismo y nacida en Inglaterra en el siglo XVI: el puritanismo. Tres de los elementos esenciales que la
caracterizan son: la absoluta devoción a La Biblia; la simplicidad tanto en las
vestimentas como en los comportamientos y la importancia de la educación, que
no va dirigida al saber sino a la lectura de la Biblia. La consecuencia de este
rigorismo en las creencias y en las costumbres determinó la ausencia de la
libertad de espíritu individual, que es en última instancia, la base en donde descansa cualquier
posibilidad de conocimiento auténtico.Todo era pecado. Todo lo que poseía una base material era malo.
El deseo de la mujer de disfrutar de los placeres
mundanos no era nuevo pero había chocado siempre con dos obstáculos que hasta
el momento parecían insalvables y que encadenaban a la mujer al inmovilismo. Uno
era la religión y otro el amor.
(“Mrs. Dalloway”
pg.124) ‘Liebe und Religion! dachte Clarissa, als sie, mit einem Kribbeln über den ganzen Körper,
in den Salon zurückging.
Wie abscheulich, wie
abscheulich sie sind!
Clarissa Dalloway y sus contemporáneos han combatido
y vencido la ideología cristiano-puritana y el romanticismo decadente y
lunático. Por eso la generación de Lucy no tiene ya necesidad de dirigir sus
críticas a los hombres y mujeres de Iglesia como represores de la libertad, el
desarrollo individual, de la fuerza creadora y del conocimiento auténtico. Los
temas de la religión y del romanticismo les resultan tan distantes como
indiferentes.
Más aún: La novedad que
introducirán las jóvenes como Lucy será la inversión de estas críticas. No es
el cristianismo puritano el que impide la libertad y por tanto el conocimiento,
sino que es el conocimiento el que supone un obstáculo a la libertad. Al ansia
absoluta de libertad de dichos jóvenes, se une el hedonismo que impera en la
alta sociedad y que se extenderá más adelante al resto de las capas sociales
gracias a los adelantos técnicos y a las reformas sociales.
La nueva mujer: Lucy, nace
una vez que se ha despojado al cristianismo de su influencia y la mujer ha
conseguido liberarse de un romanticismo obsoleto y ridículo, que la llevaba a
buscar en las relaciones sentimentales amores eternos. Hija de un nuevo mundo
que se opone a las ataduras de toda clase, se lanza a la vida sin otro deseo
que el de satisfacer en cada momento sus expectativas sensuales.
Huxley, en cambio, está convencido de que el grado
de diversión es inversamente proporcional a la cantidad de posibilidades de
ocio y esparcimiento de que se disponen.
De ahí que el hedonismo no pueda ser la actitud que
guíe los comportamientos de los individuos que componen una sociedad por dos
razones. La primera es que imposibilita el desarrollo de las potencias del ser
humano. Convertido en un ser superficial y débil, el individuo está condenado a
ser dirigido por los avatares de un devenir vacío y sin sentido, en vez de ser
él mismo quien tome las riendas de su existencia. La segunda es que una vida
basada en el disfrute de los sentidos exige cada vez nuevas y mayores emociones, que terminan
desembocando de una u otra manera en aberraciones morales. A juicio de
Huxley a más diversidad y número de placeres mayor
insatisfacción. El deseo frenético por
buscar nuevas emociones termina revelándose siempre como una búsqueda
infructuosa. Las consecuencias son o el desencanto y la pasividad, o la caída
en un pozo de excitaciones descontroladas.
La solución por tanto, sería reducir el número de
diversiones, a fin de que éstas pudieran ser disfrutadas en profundidad y
ofrecer un auténtico placer. Propuesta
que Lucy se niega a admitir.
(“Point Counter Point” Pg.
62/63) ‘Children are brought up so stupidly nowadays. No wonder they’re
cynical’ She preceded eloquently. Children were given too much, too early. They
were satiated with amusements, inured to all the pleasures from the cradle. (…)
She quoted Shakespeare.
‘Therefore are feasts so solemn and so rare,
Since seldom coming, in the long year set,
Like stones of worth they thinly placed are…”
‘They’re
a row of pearls nowadays’
‘And false ones at that’, said Lucy.
Mrs Betterton was triumphant. ‘False ones –you see? But
for us they were genuine, because they were rare. We didn’t “blunt the fine
point of seldom pleasure” by daily wear. Nowadays young people are bored and
world-weary before they come of age. A pleasure too often repeated produces
numbness; it’s no more felt as a pleasure.’
‘And what’s your remedy?’
enquired John Bidlake.
‘The remedy’,
she went on, ‘is fewer diversions.’
‘But I don’t want them fewer,’ objected John Bidlake
‘In than case’ said Lucy, ‘they must be stronger
–progressively.’
‘Progressively’ Mrs. Betterton repeated. ‘But where
would that sort of progress end?’
In bull fighting?’ suggested John Bidlake. ‘Or
gladiatorial shows? Or public executions, perhaps? Or the amusements of the
Marquis de Sade? Where’
Lucy shrugged her shoulders. ‘Who
knows?’
A mi modo de ver, Lucy representa un tipo de mujer
que se está instalando con cada vez más frecuencia en unas sociedades que, a
semejanza de muchos pasajeros del Titanic, se esfuerzan en mantener el ritmo de
la diversión mientras el barco se hunde inexorablemente. En mi
blog sobre las “Cartas Persas” de Montesquieu, aparecido en Octubre del 2012,
he comentado ampliamente este aspecto. También me he ocupado del problema de la
mujer en los comentarios de “Una habitación propia”, de Virginia Woolf; “Enemigos, una historia de amor”, de Isaac
B.Singer, así como en mi exposición
“Mujer y Maternidad”, todos ellos aparecidos en forma de blog en mayo del 2012.
No queda mucho más que añadir al respecto. La mujer
actual es víctima y verdugo de la situación en que se encuentra. Quiere ser madre sin dejar de ser mujer.
Quiere ser tratada como mujer sin practicar las virtudes que le eran
tradicionalmente propias. Quiere que se le siga abriendo la puerta a su paso –
en forma de cuotas en la política y en las empresas- sin que ello, al mismo tiempo, implique su
calificación como “sexo débil”. El problema se agudiza sin que nadie parezca
dispuesto a decir o a hacer algo al respecto. Ignoro si por indiferencia o por
temor a que le pueden calificar de “moralista” y “trasnochado”. La edad de
maquillaje comienza para muchas niñas a partir de los diez años, los diecisiete
se viven a los trece. Las salidas nocturnas y las bebidas alcohólicas están a
la orden del día y en muchas ocasiones son las chicas las que antes se atreven
a saltar el límite de lo permitido. Estamos alcanzando un punto en el que una
sociedad normal debería atreverse a decir “basta”. Lo cual me parece poco
probable. Muchos padres no son conscientes del problema que supone una madurez
en el desarrollo corporal mientras que el desarrollo intelectual sufre el
fenómeno contrario: el del infantilismo. Los videos de You Tube muestran
cientos de jovencitas con apariencia de dieciséis años que acaban, sin embargo,
de cumplir los doce, mostrando orgullosísimas las últimas prendas de la
temporada que acaban de adquirir en las tiendas de moda y a unos precios
irresistibles. Tal entretenimiento podría calificarse como positivo en la
medida en que favorece la comunicación oral libre. En efecto, las descripciones
de las telas, los colores, las formas, merecerían un sobresaliente en expresión
lingüística
si no fuera porque sus fórmulas se repiten invariablemente en todos y cada uno
de los videos en los que muestran sus atuendos y maquillajes.
No obstante, hay otro problema todavía mucho más
grave que el de la falta de dominio del lenguaje: la ausencia de ideas. Peor
aún: la voluntad de que las ideas no existan. Ninguno de estos videos sobre moda
juvenil de You Tube significaría la pérdida de valores de las chicas más
jóvenes si estuvieran acompañados de otros videos que se ocuparan de narrar viajes,
mostrar experimentos científicos realizados en la cocina de mamá, críticas de cine, comentarios literarios,
exposiciones históricas, fabricación de deliciosos platos culinarios. Alguno
habrá, no me cabe la menor duda. Pero si los hay –yo todavía no los he visto-
no son los más conocidos. Salvo en el
campo de la música clásica, los buenos chicos y las buenas chicas obvian su
aparición en la gran escena de Internet. El motivo no es que no se atrevan. El
motivo es que no está bien visto. O como hoy en día se dice: No es “cool”
A veces recuerdo la frase bíblica en la que Dios
afirma que la mujer destruirá al Diablo y me invade la sospecha de que para
evitarlo el Diablo ha decidido destruir a la mujer. Tengo miedo a que mis
palabras se malinterpreten y mis lectores me encuadren en círculos religiosos
estrechos y obsoletos. Nada más lejos de mi pretensión. Si abogo una y otra vez
por una rectificación en la conducta de la mujer es porque tengo la firme
convicción de que la línea actual o la
va a llevar a la propia perdición o será la excusa que muchos utilizarán para
encerrarla nuevamente en conventos y harenes.
Virginia Woolf y otras
mujeres mostraron que una mujer con cerebro pero sin feminidad era aburrida e
insoportable. Mi intención es la de señalar que una mujer con feminidad pero
sin cerebro está condenada a ser devorada por los varones, que no han dejado
nunca de ejercitar conjuntamente la práctica del hedonismo con la lucha por la
vida. De hecho,
muchas veces se han servido de la diversión para alcanzar sus objetivos. No es
de extrañar por tanto, que Maupassant, por ejemplo, escribiera su “Bel Ami”.
Bel Ami era el personaje perfecto para señalar que
detrás de su aparente pasión por las mujeres que asediaba, no había ni
enamoramiento ni romanticismo pero sí un deseo cerebral y maquiavélico de
lograr el poder social. Justamente porque era consciente de la importancia
social de las mujeres se dedicaba a conquistarlas. Pero de ninguna manera puede
afirmarse que la promiscuidad de Bel Ami lo hubiera convertido en “carne”.
Lo que convierte en “simple materia” a la imagen que
las “it girls” representan y que son un modelo a seguir por una gran mayoría de
las chicas jóvenes es que su promiscuidad no conlleva ningún objetivo más allá
de la promiscuidad misma. Se creen devoradoras
de hombres y se dejan impresionar e incluso desequilibrar por las listas
que los chicos hacen de las más guapas de la clase y que incluyen,
naturalmente, a las que más resueltas están a salir con ellos.
Vuelvo a repetir que no tengo nada que objetar
contra los esmeros de una mujer por cuidar su belleza. La belleza por la
belleza es uno de los ideales que más ha influido en el Arte. No obstante, hay que hacer una precisión. La belleza por la belleza exige mantener el objeto contemplado a
distancia del sujeto que lo contempla. La belleza sólo es belleza cuando se
mantiene en estado puro. Esto es: no manchado por el roce de ningún elemento externo. Fue por eso por lo que Kierkegaard escribió en su “In
vino Veritas” que la mujer nos impulsa a la consecución de los más grandes
ideales, mientras que nuestra mujer nos mantiene sujetos a la existencia
cotidiana.
Contra este ideal se han levantado a lo largo del
tiempo muchas voces femeninas reivindicando, y con razón, su participación en
el discurrir de la Historia. Una de ellas fue Woolf en ‘Una habitación
propia”. En este ensayo, Woolf se lamentaba de que los hombres hubieran
dedicado tantas obras y tantos poemas a la mujer sin permitirle, sin embargo,
su independencia.
El descenso de las mujeres
del pedestal en el que las habían puesto
los hombres – sostenía la autora inglesa- no había de significar una renuncia a
su feminidad y yo me veo obligada a añadir: ni a su cerebro.
Virginia Woolf nunca hubiera sospechado que las
mujeres iban a descuidar su sensibilidad artística, su fuerza creadora, en
favor de una conducta que no tiene sentido, no ya porque sea o no sea moralmente
reprobable sino porque no está sostenida por ningún objetivo. No digo ya
espiritual, ¡ni tan siquiera material!
Los siguientes blogs referidos a "Contrapunto" son:
IV/ “Contrapunto” (1928) Aldous Huxley.
Huxley y Virginia Woolf. Los recién llegados. Sin novedad a la vista… De
momento.
V/ “Contrapunto” (1928) Aldous Huxley. Huxley
y Nietzsche. Ilustración: el duro equilibrio entre la razón y las emociones.
VI/ “Contrapunto” (1928) Aldous Huxley.
Huxley y las fuerzas oscuras del romanticismo. La era de los nacionalismos y de
la mística.
Hasta la semana que viene