A pesar de que muchos críticos consideran a Huxley y
a Virginia Woolf “antagonistas” en tanto en cuanto el primero se concentra en
el contenido mientras que la autora inglesa lo hace en la forma, lo cierto es
que el retrato que ambos trazan de la alta sociedad es muy semejante. Ello no es de extrañar si se considera que
ambos se mueven dentro de los mismos círculos cultos y elitistas de la sociedad
inglesa. En “Mrs. Dalloway”, escrita
por Virginia Woolf en 1925, aparece citado incluso el nombre de Thomas Huxley, abuelo de Aldous Huxley y reconocido malthusiano, como una de las
lecturas favoritas de la protagonista.
Conociendo a Virginia Woolf, estoy segura de que sería
la primera en señalar que sus diferencias proceden de que Huxley escribe como
un hombre y como tal trata los temas que le preocupan y ella, en cambio,
escribe y quiere escribir como mujer y por tanto asume una perspectiva
diferente. Si no me creen, lean “Una habitación propia” (1929) y se convencerán. En cualquier caso, lo cierto es que la similitud entre ambos autores resulta
innegable; consideración sobre la mujer incluida, como veremos en el próximo
blog.
Las ediciones que he manejado han sido:
Aldous Huxley “Point Counter
Point” (1928) Vintage Classics, Random House 2004 - En español: “Contrapunto”
Wilkie Collins “The
Moonstone” (1868) Penguin Books, 1994 –En español: “La piedra lunar”
Aldous Huxley “Brave New
World Revisited” (1958) HarperCollins, 2006 – En español: “Nueva visita a un
mundo feliz”
Aldous Huxley “Brave New
World” (1932) Vintage Classics, Random House 2004 – En español: “Un mundo feliz”
Virginia Woolf “Mrs Dalloway”
(1925) S. Fischer Verlag 2006 – En español: “La señora Dalloway”
Los hombres que Huxley y Woolf describen en sus obras se caracterizan por pertenecer a antiguas familias inglesas, disponer de holgadas cuentas corrientes y dedicarse a profesiones liberales como la política, el arte o la medicina. El hecho de que no tengan necesidad de trabajar no significa, en absoluto, que no estén obligados a interesarse por el mundo que les rodea. Encontrar una actividad a la cual dedicar sus energías sin tener una verdadera necesidad para hacerlo es una obligación que exige a veces grandes esfuerzos hasta el punto de llegar a sumir en la desesperación a los afectados.
(“Point Counter Point” Pg.35-36)
‘But what are you interested in?’ his father had asked. And the trouble was
that Lord Edward didn’t know. (…) The fourth marquess could not conceal his
anger and disappointment. ‘The boy’s an imbecile,’ he said, and Lord Edward
himself was inclined to agree. He was good for nothing, a failure; the world
had no place for him. There were times when he thought of suicide.’
Sin embargo, -como Huxley denuncia a través de sus
personajes- este interés es en muchas ocasiones más bien superficial. El propio
Lord Edward – que finalmente ha encontrado su vocación en la medicina- abandona
sus investigaciones científicas para correr en pos de la música de Bach, que se
interpreta en ese momento en el salón de su casa; Philip, hijo de Mr Quarles y
marido de Elinor, es un autor más bien mediocre que dedica más tiempo a pensar
cómo estructurar los libros que en escribirlos; En lo que a las opiniones
políticas del periodista Walter Bidlake se refiere, carecen de cualquier
profundidad ideológica. Como escribe el mayordomo que aparece en “La piedra lunar”, (1868) de Collins:
(“The Moonstone” Pg. 58-59)
Gentlefolks in general have a very awkward rock ahead in life –the rock ahead
of their own idleness. Their lives being, for the most part, passed in looking
about them for something to do, it is curious to see –especially when their
tastes are of what is called the intellectual sort- how often they drift
blindfold into some nasty pursuit.”
En lo que a la
esfera pública concierne, la política constituye una de las ocupaciones principales de las
clases adineradas. La política se reserva a los hijos mayores y el ejército a
los más jóvenes. No obstante, hay que considerarlas una proposición más que una
obligación.
En 1928, Huxley advierte que la crisis de la
política radica en que los políticos están más interesados en el progreso
industrial creado a partir de los logros tecnológicos, que en las graves
repercusiones que éstos provocan en las estructuras sociales y medio
ambientales.
(“Point Counter Point” Pg. 74/75). Progress! You
politicians are always talking about it. As though it were going to last.
Indefinitely. More motors, more babies, more food, more advertising, more
money, more everything, forever. You ought to take a few lessons in my subject.
Physical biology. Progress, indeed! What do you propose to do about phosphorus,
for example?’
His question was a personal accusation.
‘But all this is entirely beside the point,’ said
Webley impatiently.
‘On the contrary,’ retorted Lord Edward, ‘it’s the
only point.’ (…) ‘With your intensive agriculture,’ he went on, ‘you’re simply
draining the soil of phosphorus. More
than half of one per cent a year. Going clean out of circulation. And then the
way you throw away hundreds of thousands of tons of phosphorus pentoxide in
your sewage! Pouring it into the sea. And you call that progress. Your modern
sewage systems! ’ (…) ‘ You ought to be putting it back where it came from. On
the Land.’
‘But all this has nothing to do with me,’ protested
Webley.
‘Then it ought to,’ (…) ‘That’s the trouble with you
politicians. You don’t even think of the important things. Talking about
progress and votes and Bolshevism and every year allowing a million tons of
phosphorus penstoxide to run away into the sea. (…) it’s fiddling while
Rome is burning.’
Según el autor
inglés, las estructuras que todos los partidos crean, incluido el bolchevique,
son a imagen y semejanza del axioma americano. La diferencia es que en el
régimen comunista los departamentos gubernamentales han ocupado el puesto de
los trusts y los funcionarios el del hombre rico. En Europa la situación es parecida a la del régimen
bolchevique, salvo que mantiene la figura del hombre rico.
Esta situación
resulta ridícula para el hombre sensato, al cual lo único que le preocupa es si
las medidas políticas le van a conducir al infierno o no y como la respuesta
parece ser positiva, el hombre sensato
se aleja de las luchas ideológicas, que no encubren, en el fondo, más que
luchas de poder.
La obra de
Huxley deja entrever los cambios que experimenta una actividad cuyo ejercicio
estaba reservado hasta ese instante a unos pocos y la inclinación de muchos de
los partidos políticos hacia posiciones autoritarias.Unos porque quieren conservar sus privilegios; otros, porque quieren conquistarlos. El autor se opone a
la primacía de una clase, sea ésta la que sea, y se manifiesta contrario a
cualquier tipo de totalitarismo, ya sea de corte fascista, comunista o, como el
partido que preside su personaje Everard Webley, basado en el triunfo de la
inteligencia.
Una de las premisas que el autor de "Contrapunto" mantendrá a lo largo de su
vida será la defensa de la democracia. Él, al igual que Alexis de Tocqueville en su día, no es ajeno a las dificultades que
el mantenimiento de la libertad conlleva. Sin embargo, cosa curiosa, Huxley está firmemente
convencido de que la aparición de los regímenes totalitarios proviene de las
desastrosas consecuencias que origina la industrialización, más que del
resultado de un mero abuso de poder político.
Riesgos de la industrialización
En efecto, el desarrollo de la técnica permite que
el confort se extienda paulatinamente a todas las capas sociales y posibilita una
vida más cómoda, pero al mismo tiempo origina la sociedad de masas,
caracterizada por el pensamiento hedonista, la uniformización de los gustos,
así como la pérdida del valor de la crítica. A partir de ahora la premisa a
seguir es: todo lo que vende, vale. Riesgos de la industrialización
El segundo
riesgo que Huxley vislumbra es el aumento de la natalidad a consecuencia de los
adelantos científicos. A lo largo de su obra, abordará una y otra vez esta cuestión. Treinta años más
tarde, en 1958, en su ensayo “Nueva
visita a un mundo feliz” expresará su convencimiento de que la superpoblación,
consecuencia de los adelantos técnicos, aboca inexorablemente en gobiernos
totalitarios ya que mientras que por un lado aumentan las necesidades, por otro,
se agotan las fuentes de alimento y energía dando lugar a crisis permanentes
que han de ser resueltas a través de la imposición de medidas de control cada
vez más autoritarias sobre los individuos que componen esa sociedad. Hay que
señalar el asombroso paralelismo que existe entre las preocupaciones que Huxley
manifestaba en “Nueva visita a un mundo feliz” y la situación actual en la que
nos encontramos. Estoy convencida de que muchos de los llamados “teóricos de la
conspiración” han bebido sus fuentes y sus miedos de allí. Les recomiendo su lectura.
La importancia del espacio privado.
En cualquier caso, en los ambientes en los que el autor inglés se mueve, la esfera pública llega a su fin en cuanto roza la extensa esfera privada, que es, por otra parte, la que realmente les importa. En efecto, el individuo está por encima del colectivo. La grandeza de un hombre se mide en función de su capacidad para desvincularse de las opiniones generales y defender su propio punto de vista. Es por eso por lo que en dichos círculos se aprecia tanto al arte y a los artistas y se les permite entrar a formar parte de esos restringidos grupos donde muchos están unidos por lazos familiares.
No obstante, ironía de ironías, la hipocresía constituye otro de los rasgos sobresalientes de esta “buena sociedad”: Marjorie, la amante de Walter Bidlake –hijo de John y Jane Bidlake y hermano de Elinor Quarles- no es invitada a esas reuniones porque es una mujer casada, a la que su marido –extremadamente religioso- no le concede el divorcio. No tienen, en cambio, reparos en admitir a Lucy, la promiscua hija de Lady y Lord Edward.
Huxley relativiza esta doble moral. La diferencia entre ambas, asegura, no se debe tanto a la posición social como al defecto que sufre Marjorie en un elemento de fundamental importancia a la hora de relacionarse: la voz. La suya, repetirá el autor inglés en varias ocasiones, es insufrible.
Otra de las características a tener en cuenta dentro
de los círculos elitistas es su afición
a los viajes. Destinos europeos como París y exóticos como la India, forman
parte de la instrucción. Sus beneficios, sin embargo, resultan un tanto
ambiguos. Si por un lado, acercan al individuo a nuevas culturas, religiones y
costumbres, por el otro se corre el riesgo de que se aparte de la suya propia.
El viajar es conveniente siempre y cuando uno sea capaz de mantenerse fiel a
sus raíces. Collins, en la novela
anteriormente citada “La piedra lunar”, pone de manifiesto los “peligros” que
entraña el cosmopolitismo.
(“The Moonstone” Pg. 52) “It
was not till later that I learned (…) that these puzzling shifts and
transformations in Mr. Franklin were due to the effect on him of his foreign
training. At the age when we are all of us most apt to take our colouring, in
the form of a reflection from the colouring of other people, he had been sent
abroad, and had been passed on from one nation to another, before there was
time for any one colouring more than another to settle itself on him firmly.
(…) He has his French side, and his German side, and his Italian side –the
original English foundation
showing through, every now and then, as
much as to say, ‘Here I am, sorely transmogrified, as you see, but there’s
something of me left at the bottom of him still.’
La India sigue despertando el interés de los novelistas.
Algunos, como Collins, destacan su lado exótico y misterioso para utilizarlo
como recurso en sus novelas; otros, como
Huxley, prefieren centrarse en los problemas políticos y sociales y mostrar las
discrepancias de ingleses e indios con respecto a la India.
Los ingleses no ocultan sus tendencias racistas ni su preocupación por la superpoblación. En su opinión, el control de nacimientos representa la mejor solución. No hay que olvidar que las teorías malthusianas estaban de moda en los círculos científicos y que el abuelo de Aldous Huxley, Thomas Huxley, había sido uno de sus conocidos defensores. Es una mujer, Elinor, la que en “Contrapunto” se encarga de plantear esta cuestión. La falta de medios sanitarios que ha visto en su viaje a la India, no parece representar un obstáculo significativo en una tasa de natalidad que se puede calificar de elevada. Esto se contrapone, con las nuevas tendencias inglesas. Alli los grupos adinerados y cultos experimentan un constante descenso en el nivel de natalidad debidas por un lado, al miedo a la maternidad de las mujeres y por otro, a su deseo de desarrollo personal.
En “Contrapunto” la posición de Huxley no está claramente delineada. Seguirá ocupándose de éste tema en “Un Mundo Feliz” (1932). En “Nueva visita a un Mundo Feliz” (1958) mostrará finalmente una visión radicalmente malthusiana.
En “Un Mundo Feliz”, “Comunidad, Estabilidad, Identidad” (“Community, Stability, Identity”) son los tres grandes principios que constituyen las nuevas sociedades configuradas bajo la idea de la asepsia científica y estabilidad social y en la que se pretenden erradicar los rasgos que tradicionalmente han caracterizado al ser humano. Estabilizar la población forma parte de uno de los principales objetivos a lograr. (“Brave New World” Pg.5). Por el contrario, la sociedad humana que se ha apartado de la sociedad científica y procrea libremente es considerada salvaje y se caracteriza por resaltar los atributos que forman parte de la naturaleza del ser humanos al mismo tiempo que sus conocimientos culturales aparecen fragmentados y sin estructuras.
En el ensayo “Nueva visita a un mundo feliz”, Huxley expondrá detalladamente las razones que avalan el control de la natalidad y que tienen que ver sobre todo con la falta de recursos naturales, la inestabilidad social ante la falta de alimentos, la consiguiente asunción de mayor autoridad de los Gobiernos y el consiguiente peligro que esto entraña para la democracia.
Los ingleses no ocultan sus tendencias racistas ni su preocupación por la superpoblación. En su opinión, el control de nacimientos representa la mejor solución. No hay que olvidar que las teorías malthusianas estaban de moda en los círculos científicos y que el abuelo de Aldous Huxley, Thomas Huxley, había sido uno de sus conocidos defensores. Es una mujer, Elinor, la que en “Contrapunto” se encarga de plantear esta cuestión. La falta de medios sanitarios que ha visto en su viaje a la India, no parece representar un obstáculo significativo en una tasa de natalidad que se puede calificar de elevada. Esto se contrapone, con las nuevas tendencias inglesas. Alli los grupos adinerados y cultos experimentan un constante descenso en el nivel de natalidad debidas por un lado, al miedo a la maternidad de las mujeres y por otro, a su deseo de desarrollo personal.
En “Contrapunto” la posición de Huxley no está claramente delineada. Seguirá ocupándose de éste tema en “Un Mundo Feliz” (1932). En “Nueva visita a un Mundo Feliz” (1958) mostrará finalmente una visión radicalmente malthusiana.
En “Un Mundo Feliz”, “Comunidad, Estabilidad, Identidad” (“Community, Stability, Identity”) son los tres grandes principios que constituyen las nuevas sociedades configuradas bajo la idea de la asepsia científica y estabilidad social y en la que se pretenden erradicar los rasgos que tradicionalmente han caracterizado al ser humano. Estabilizar la población forma parte de uno de los principales objetivos a lograr. (“Brave New World” Pg.5). Por el contrario, la sociedad humana que se ha apartado de la sociedad científica y procrea libremente es considerada salvaje y se caracteriza por resaltar los atributos que forman parte de la naturaleza del ser humanos al mismo tiempo que sus conocimientos culturales aparecen fragmentados y sin estructuras.
En el ensayo “Nueva visita a un mundo feliz”, Huxley expondrá detalladamente las razones que avalan el control de la natalidad y que tienen que ver sobre todo con la falta de recursos naturales, la inestabilidad social ante la falta de alimentos, la consiguiente asunción de mayor autoridad de los Gobiernos y el consiguiente peligro que esto entraña para la democracia.
Para la élite intelectual
india, por el
contrario, el primer escollo a salvar es la absoluta falta de comprensión de
los británicos por los problemas reales de la India. El eurocentrismo del que
adolecen los ingleses les impide entender que la principal cuestión a tratar en
la India no es la superpoblación. La filosofía religiosa india explica que la
vida y la muerte están inexorablemente unidas en un proceso que se repite
eternamente y por tanto, no hay que preocuparse demasiado ni de la una ni de la
otra. Sus objetivos prioritarios consisten en hacer frente al racismo inglés del que son
víctimas al mismo tiempo que promocionan reformas tendentes a democratizar las
instituciones políticas del país.
“Point counter Point”(pg.91)‘But why don’t you teach
them birth control, Mr Sita Ram?’ Elinor had asked. (…) ‘Isn’t it the only hope
for India?’
Mr Sita Ram, however, thought that the only hope was
universal suffrage and self-government. He went on with the station-master’s
history. The man had passed all his examinations with credit; his
qualifications were the highest possible. And yet he had been passed over for
promotion no less than four times. Four times, and always in favour of
Europeans or Eurasians. Mr Sita Ram’s blood boiled when he thought of the five
thousand years of Indian civilization, Indian spirituality, Indian moral
superiority, cynically trampled, in the person of the station-master of
Bhowanipore, under English feet…
‘Is dat justice, I ask?’ He banged the table.
‘Who knows?’ Philip wondered. ‘Perhaps it is.’
****************
La evolución de la política hasta nuestros días
En un momento en el que la política estaba tomando
cada vez más fuerza, el análisis de Huxley mostraba la ineficacia de las
ideologías para solucionar los problemas que acuciaban a la sociedad, al tiempo
que preveía las terribles consecuencias que podían derivarse de su hegemonía.
Los pronósticos del autor inglés tomarán un cariz mucho más violento de lo que nadie hubiera podido imaginar. Europa quedará arrasada por los fascismos y los totalitarismos. El hedonismo seguirá siendo el patrón de conducta a seguir como ya se había perfilado en el periodo de entreguerras. Como el propio Huxley había afirmado en "Contrapunto": la promiscuidad y el ascetismo no son, en el fondo, más que las dos caras de la misma moneda. Ambos manifiestan por igual un profundo odio al ser humano. Si finalmente se impone el hedonismo es gracias al desarrollo tecnológico, que da lugar a una sociedad del bienestar donde el esfuerzo y la autosuperación ya no son elementos imprescindibles para la supervivencia y son sustituidos por nuevos valores, entre ellos el consumo y la introducción de máquinas que sustituyan el trabajo humano.
Los pronósticos del autor inglés tomarán un cariz mucho más violento de lo que nadie hubiera podido imaginar. Europa quedará arrasada por los fascismos y los totalitarismos. El hedonismo seguirá siendo el patrón de conducta a seguir como ya se había perfilado en el periodo de entreguerras. Como el propio Huxley había afirmado en "Contrapunto": la promiscuidad y el ascetismo no son, en el fondo, más que las dos caras de la misma moneda. Ambos manifiestan por igual un profundo odio al ser humano. Si finalmente se impone el hedonismo es gracias al desarrollo tecnológico, que da lugar a una sociedad del bienestar donde el esfuerzo y la autosuperación ya no son elementos imprescindibles para la supervivencia y son sustituidos por nuevos valores, entre ellos el consumo y la introducción de máquinas que sustituyan el trabajo humano.
En 1958, en su obra “Nueva visita a un Mundo Feliz”,
Huxley seguirá insistiendo en los problemas sociales que se derivan de la
industrialización. El mundo no había aprendido de sus errores y no podía aprender
porque era incapaz de percibir dónde estaba el origen de sus problemas. Las
ideologías políticas habían sido incapaces de resolver los graves conflictos de
su tiempo, pero no eran las causas que los habían producido ni las culpables de
los nuevos que paulatinamente iban apareciendo. A juicio de Huxley el verdadero autor de los desórdenes sociales había que buscarlo en el
fenómeno de la industrialización.
La política ha ido perdiendo importancia a medida que
el mantenimiento del Estado de Bienestar y la conducta hedonista se han configurado
como los objetivos relevantes de la
sociedad. Se ha tratado de alcanzar lo que Huxley había denominado el deseo de “americanización”, al que, a decir del escritor, incluso los bolcheviques, aspiraban sin, no
obstante, detenerse nadie a considerar la cantidad de recursos naturales que se precisan para
mantener a largo plazo
tal nivel de vida.
A partir de la caída del muro y de la desaparición de
la antigua URSS, los organismos supranacionales han ido concentrando cada vez mayor
poder. Al mismo tiempo, el interés de los ciudadanos por la política disminuye y los programas de los distintos partidos se
disuelven hasta llegar a parecerse peligrosamente. A partir de 1980 partidos de
espíritu muy diferente han hecho su entrada en escena. Por una parte,
en Alemania se fundó el grupo de “Los Verdes”, que dirigía sus esfuerzos a luchar contra la energía nuclear e incitaba
a los ciudadanos a preocuparse por el mantenimiento del equilibrio de los
recursos naturales. Influido por las doctrinas hippies del amor a la naturaleza
como expresión de la armonía entre el Hombre y el Universo “Los Verdes”
propulsaron por vez primera la idea de que el Planeta Tierra es un lugar finito
y limitado en sus posibilidades y al que por tanto es necesario proteger.
Alrededor de 1991, sin embargo, surgíeron partidos de
contenido tan cínico como políticamente insostenibles, que de modo inesperado
despertaron grandes simpatías entre el electorado debido sobre todo a las formas folcloristas que adoptaron para exteriorizar sus
críticas contra la política convencional. En España, uno de ellos
fue el partido GIL, cuyas siglas querían significar “Grupo Independiente
Liberal”, pero que en realidad hacían referencia a su presidente y fundador:
Gil y Gil. Es cierto que no se mantuvieron mucho tiempo en el Poder, pero no lo
es menos que – estragos y corrupciones aparte – simbolizaron el profundo
disgusto de muchos ciudadanos por los esquemas de representación y gobierno
tradicionales.
En realidad, tanto “Los Verdes” con sus sensatos y
necesarios propósitos ecologistas, de inspiración socialista, como los cínicos
“GIL”, de corte populista y enormemente conservadores, expresaban una misma idea: la de que las
viejas ideologías se habían quedado obsoletas y de que era preciso encontrar
nuevas formas de organización colectiva.
Siguiendo esa misma línea, los nuevos partidos que
han surgido en Alemania durante los últimos años han dejado de estructurarse –a
excepción de “Die Linke”- a partir de
los modelos acostumbrados. En vez de eso, su configuración se asemeja más bien
a la de las plataformas ciudadanas. Sus objetivos se fijan en torno a una
reivindicación determinada. Por ejemplo, en el caso del Partido de “Los
Piratas” (“Die Piraten”) la principal cuestión en la que se centra su programa es
en la del mantenimiento de la libertad en Internet. En el Partido “Alemania Alternativa” (“Alternative
Deutschland”), de reciente constitución, la propuesta es la salida de Alemania
de la zona Euro tal y como ahora se conoce.
El inconveniente que plantean estas nuevas formas de
hacer política es que aunque obtienen grandes apoyos entre los votantes, la
falta de perspectiva global, les sume en la confusión interna una vez que han
llegado al Parlamento. Lo que muestran, sin embargo, es de crucial importancia
para los tiempos venideros: los ciudadanos ya no se unen según tendencias
liberales, fascistas o comunistas sino según necesidades concretas y
determinadas. El desafío que plantean todos estos grupos es que
una sociedad supranacional y global como la nuestra, exige un cambio radical en
la estructuración y organización política de las sociedades. Más adelante profundizaremos en este tema:
cuando hablemos del que según Huxley es el verdadero causante de la destrucción
de nuestra civilización: el progreso industrial.
Los siguientes blogs acerca de "Contrapunto" son:
IV/ “Contrapunto” (1928) Aldous Huxley.
Huxley y Virginia Woolf. Los recién llegados. Sin novedad a la vista… De
momento.
V/ “Contrapunto” (1928) Aldous Huxley. Huxley y Nietzsche. Ilustración: el duro equilibrio entre la razón y las emociones.
V/ “Contrapunto” (1928) Aldous Huxley. Huxley y Nietzsche. Ilustración: el duro equilibrio entre la razón y las emociones.
VI/ “Contrapunto” (1928) Aldous Huxley.
Huxley y las fuerzas oscuras del romanticismo. La era de los nacionalismos y de
la mística.
Hasta la semana que viene
Isabel Viñado Gascón.
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