lunes, 6 de abril de 2015

La mariposa y la flor (2012) Isabel Viñado Gascón

Un hombre y sus dos hijos se sentaron a merendar en una pequeña pradera. El padre aprovechó la ocasión para contarles una fábula.

“Una mariposa” – comenzó a explicar - “revoloteaba por el campo cuando se sintió atraída por los bellos colores y la extraña forma de una flor. Al posarse en ella comprobó que sus patas se quedaban adheridas a los pétalos y que se deslizaba irremisiblemente hacia su interior. Es así cómo aquella mariposa aprendió lo que era una planta carnívora. Lamentablemente, murió antes de que pudiera extraer alguna consecuencia de semejante lección.”

“¿Significa eso” –preguntó el niño- “que no debo acercarme a extraños?”. “Claro que no –replicó su hermana- “Significa que entre la forma y el fondo suele haber grandes diferencias.” 

“Os equivocáis los dos”- respondió el padre.- “La moraleja es que antes de sentarse, es necesario saber donde se hace. Vosotros, por ejemplo, acabáis de hacerlo sobre un hormiguero.”
Isabel Viñado Gascón

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